'El profesor de violín': la música amansa a la favela
- RTVE.es entrevista al director de la cinta inspirada en la historia del Instituto Baccarelli
- Machado destaca el "impresionante poder de la música" para transformar la favela de Heliópolis
- "Me interesa hablar de los problemas de Brasil, pero con una mirada de esperanza", dice
- La película, rodada con los propios niños de la favela de Sao Paulo, se estrena el 12 de agosto
FICHA TÉCNICA
Título original: Tudo Que Aprendemos Juntosaka
Año: 2015
Duración: 100 min
País: Brasil
Dirección y guion: Sérgio Machado
Coguionistas: Maria Adelaide Amaral, Marcelo Gomes, Marta Nehring, Antonio Ermirio de Moraes
Reparto: Lázaro Ramos, Kaique de Jesus, Elzio Vieira, Sandra Corveloni, Fernanda de Freitas, Hermes Baroli, Criolo, Rappin' Hood, Orquestra Sinfônica do Estado de São Paulo, Thogun
A finales de los años 90, el director de orquesta Silvio Baccarelli obró un milagro en la favela de Heliópòlis de Sao Paulo, entonces la más grande de Brasil. Siguiendo su sueño de enseñar música a las personas de entornos sociales desfavorecidos, el maestro creó el Instituto Baccarelli en el que 36 niños empezaron a estudiar violín, viola, violonchelo y contrabajo. Hoy gestiona varios programas de enseñanza para 2.000 alumnos, tiene coro y varias orquestas y la Sinfónica de Heliópolis se ha convertido en una de las más prestigiosas e importantes de Brasil y ofrece un camino de esperanza a los jóvenes del barrio.
El cineasta brasileño Sèrgio Machado cuenta ahora al mundo ese milagro en la película El profesor de violín, que se estrena en España este viernes 12 de agosto tras pasar por varios festivales y trascender las fronteras de un país que celebra ahora los Juegos Olímpicos de Río inmerso en una grave crisis política, tras la suspensión de funciones de su presidenta, Dilma Rousseff, para someterla a juicio político.
"Quería contar la historia del Instituto Baccarelli. Cuando llegué allí, me quedé muy impresionado porque es como una pequeña isla en una favela de 250.000 personas. Es impresionante el poder que la música tiene de cambiar toda una situación que es muy difícil", explica en una entrevista con RTVE.es el director, que también plantea la película como un "homenaje" a sus padres, ambos músicos y a cuyos ensayos con su orquesta asisitió ininterrumpidamente entre los 4 y 8 años cuando nadie podía cuidar de él.
Y es que a Machado (Cidade Baixa, 2005; Quincas Berro d'Água, 2010) le interesa "hablar de los muchos problemas de Brasil", pero hacerlo "con una mirada de esperanza y una perspectiva de solucionarlos". "Muchas de las películas más conocidas de Brasil, como Ciudad de Dios y Tropa de élite hablan de los problemas del país como si no se pudieran solucionar. Pero para mí era importante dar esa perspectiva de esperanza, porque si uno piensa que no se pueden solucionar los problemas, no hace nada y se acomoda; y eso me preocupa", aclara.
Quebrar el ciclo de violencia
En El profesor de violín seguimos la historia de Laerte (Lázaro Ramos), un violinista de gran talento que da clases de música a adolescentes de una escuela pública en Heliópolis, tras ser rechazado en la prestigiosa Orquesta Sinfónica del Estado. A pesar de las dificultades, el poder transformador de la música y la amistad que surge entre el profesor y sus alumnos les abre las puertas a un nuevo mundo.
Machado, que también coescribe el guion basado en el libro Acorda Brasil, preparó la película hablando mucho con el propio maestro Baccarelli, pero sobre todo con varios estudiantes de la orquesta original, especialmente con una de ellas, Graziela, que fue su "guía en el universo de Heliópolis": "Ella me ha influido bastante porque me contó su historia, que es muy, muy dura. Es hija y mujer de narcotraficante y su hermano falsificador de tarjetas de crédito. Cuando tenía 5 años, su padre iba a matar a un enemigo y puso el arma en las manos de ella, como una manera de humillarlo. Imagina el trauma que puede causar eso. Ella toca todavía en la orquesta y creo que sigue traumatizada, pero su hija también está en la orquesta y ella no va a casarse con un traficante. Lo que impresiona más es la posibilidad que da la música de quebrar un ciclo de violencia".
Para el director, era fundamental acercarse a la historia "con mucha honestidad" y "ser muy fiel al espíritu de Heliópolis", por lo que, no solo pasó meses intentando aprender a tocar un instrumento en el instituto y recorriendo la favela, sino que rodó en ella y, además, mezcló a actores profesionales con aficionados y con los propios niños de la escuela. "Todos los actores niños son de las favelas y además les invité a traer sus propias historias vitales a la película y, aunque había un guion, ellos podían cambiar las cosas según su propia experiencia", argumenta el cineasta, que ya ha hecho esto en otras películas porque le gusta "trabajar siempre en el filo de la ficción y la realidad".
Así, en la cinta, aparte del protagonista, Lázaro Ramos, una de las mayores estrellas brasileñas, y de la actriz Sandra Corveloni, el resto son o actores debutantes (como Kaique de Jesus, que interpreta a Samuel) o adolescentes de las favelas, como Elzio Vieira (que interpreta a VR) y el resto de niños de la orquesta.
Este método conlleva "sorpresas", como en el rodaje de una de la escenas que tuvieron que detener durante dos horas después de que una de las niñas revelase que fue recogida de un cubo de basura y no tenía padre ni madre y eso provocase que rompiese a llorar sin poder parar el actor protagonista, Lázaro Ramos, también nacido en una favela y cuya madre murió cuando tenía 5 años. Ahora es la mayor estrella del cine brasileño.
Pese a ser un lugar "peligroso", el rodaje en la favela de Heliópolis fue "perfecto" porque todos sus habitantes "respetan" el Instituto Baccarelli, incluidos los traficantes, que también quieren un "camino mejor" para sus propios hijos, cuenta el cineasta.
Solo se produjo un momento de tensión al filmar la escena del enfrentamiento con las fuerzas de seguridad tras la muerte de un adolescente por disparos de un policía. Pese a que el rodaje se hizo en otra favela distinta a petición de los responsables de Heliópolis porque aún estaban "traumatizados" con el suceso, algunos habitantes de la favela que acudieron al rodaje quisieron "vengarse" de la policía, que en realidad no era tal, sino actores vestidos de agentes. "Fue muy tenso y violento y había que parar a cada momento y volver a explicarles que no eran policías, sino actores", revela Machado.
Un mensaje de esperanza en una botella
Sèrgio Machado es un fervoroso creyente en el Instituto Baccarelli, que defiende que ha sido determinante para cambiar los destinos de muchos de los habitantes de Heliópolis. "No es que sus 2.000 niños vayan a ser músicos profesionales, pero algo creo que cambia. Por ejemplo, todos los niños que hicieron la película, no es que vayan a ser actores o músicos de éxito y, claro que son niños especiales, pero ahora todos están bien. En la escuela empiezan con 2 o 4 años, y cantan y bailan y se tocan, es una experiencia de mucho cariño. Y estoy seguro de que eso ya cambia cosas", subraya el cineasta, que argumenta además que la música de orquesta tiene el plus de que "no es competitiva" y que, para que funcione correctamente, todos sus componentes deben ayudarse y apoyarse y "tocar en el mismo nivel".
El director de El profesor de violín dice que a lo largo de estos tres últimos años, desde que arrancó el proyecto, no ha dejado de preguntarse por qué no se hacen más iniciativas como esta, tanto en Brasil como en otros lugares del mundo. "Sientes una especie de rabia porque ves que no es tan difícil ni imposible cambiar las cosas, pero no se hace", se lamenta Machado, que ha centrado sus esfuerzos en hacer ver esto a los políticos de su país e incluso se lo elevó a la ahora presidenta brasileña suspendida.
"No sé si las películas tienen el poder de cambiar algo grande, pero creo que algunas buenas películas se hacen con ese deseo. Creo que por lo menos la mía puede estimular la discusión. Cuando se estrenó en Panamá, su presidente y la ministra se interesaron mucho en hacer algo semejante allí. La película se estrena ahora en más de 20 países, así que es como poner un mensaje en una botella y lanzarlo al mar. Es lo que me parecía importante decir. Ahora vamos a ver si esto ayuda en algo", desea Machado.
La "incertidumbre" de Brasil
Cuando se le pregunta a Sèrgio Machado si la celebración del Mundial de Fútbol en 2014 y los Juegos Olímpicos de Río 2016 desde esta semana están sirviendo para mejorar la situación socioeconómica de Brasil, se encoge de hombros y asegura que "nadie" lo sabe. Reconoce que hasta hace unos meses se vivieron "momentos de esperanza" gracias a iniciativas como el Programa Bolsa Familia, para erradicar el hambre, o las mejoras instauradas en favelas como las de Heliópolis, donde ahora las casas tienen agua, luz y hasta internet. "Pero en los últimos meses, principalmente desde el golpe, nadie sabe qué va a pasar. Hay un clima de incertidumbre", dice el director de El profesor de violín, que asegura que, tanto él como la mayoría de los cineastas brasileños, tienen un "compromiso muy fuerte" y están ·muy combativos" al "frente de la lucha contra el golpe". "El 'impeachment' [destitución de Rousseff] fue un espectáculo muy feo para todos y nos dimos cuenta de que los diputados son mafiosos, gánsteres. En la ceremonia del 'impeachment' parecían hooligans, gritando y celebrando", dice Machado, que también reconoce que hace unos años eran impensables investigaciones como la de operación 'Lava Jato' contra la corrupción: "Había como mucha basura que estaba escondida y ahora está mucho más visible. Yo no sé cuánto es bueno y cuánto es malo porque la verdad es que ahora algo también está cambiando porque nadie imaginaba que los ricos, los grandes empresarios, estarían presos en las cárceles. Había todo un sistema basado en la corrupción que ahora se está desmoronando de alguna manera. La verdad es que es un misterio qué va a pasar", concluye.