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'Turandot' celebra el 30 aniversario de Peralada de la mano de Mario Gas

  • La ópera de Puccini ha contado con un despliegue de 250 personas entre escenario y foso
  • Ovación de gala para reconocer que el objetivo de casar interpretación escénica y musical se había cumplido

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Un momento del ensayo general de la ópera 'Turandot' de Puccini en el Festival de Peralada.
Un momento del ensayo general de la ópera 'Turandot' de Puccini en el Festival de Peralada.

Turandot, la última ópera que ideó Giacomo Puccini, aunque la dejó inacabada, ha servido para celebrar a lo grande el trigésimo aniversario del Festival de Peralada, que para la ocasión ha puesto al frente de la producción a un referente del ámbito escénico como es Mario Gas.

El público ha disfrutado así en este estreno mundial de una puesta en escena impresionante, en la que también ha tenido mucho que ver el responsable de su diseño, Paco Azorín.

Con las entradas agotadas desde hace días y una vez que Gas y Azorín habían cumplido con su cometido, el protagonismo ha sido para los encargados de encarnar a Turandot, Calaf, Timur y a Liú, en este caso Irene Tehorin, Roberto Aronica, Andrea Mastroni y Maria Kazarava, respectivamente.

Los cuatro han brillado en su interpretación, gracias también a la labor desde el foso de la Orquesta del Gran Teatro del Liceo, dirigida por Giampaolo Bisanti.

Sin embargo, Puccini ideó algo mucho más que cuatro estrellas del canto hilvanando una historia, en este caso la de la princesa oriental que, poseída por el espíritu de una antepasada ultrajada a manos de un extranjero, plantea tres enigmas a los aspirantes a desposarla, todos ellos nobles de otros países.

Los aspirantes que fallen en alguna respuesta son condenados a muerte, pero Calaf supera la prueba y, aunque por el camino pierde a Liu, el amor acaba triunfando.

Un despliegue de 250 personas entre escenario y foso

Giacomo Puccini quiso que este drama oriental tuviese más presencia sobre el escenario que el papel de los protagonistas y, en Peralada, se ha puesto toda la carne en el asador.

Mario Gas ha apostado claramente por darle a Turandot toda la grandeza que se merece y lo ha demostrado con un despliegue de 250 personas entre escenario y foso y un indudable trabajo de meses detrás.

Las cifras mareantes han ido todavía más allá, ya que se han visto hasta quinientos vestidos en el transcurso de lo que en su momento creó, aunque no por completo, el genio de Puccini.

A ellos hay que sumarle un reparto musical que ha contado también con el Coro Intermezzo con Enrique Rueda como director invitado y con el Coro Infantil Amigos de la Unión, con Josep Vila al frente.

Mario Gas ha admitido que todo este despliegue ha derivado en un Turandot complejo, pese a su vocación de centrarse en la esencia de la idea original.

Con todos estos mimbres, lo que se ha visto sobre el escenario de Peralada ha sido la visión de Puccini, moldeada por la mano de Gas, sobre lo inevitable que es el deseo.

Guiada por una princesa oriental, la trama repasa conceptos universales como el amor, la pasión o la sensualidad, pero también la rabia o la muerte.

Puccini quiso que este drama oriental tuviese más presencia sobre el escenario que el papel de los protagonistas.

Puccini quiso que este drama oriental tuviese más presencia sobre el escenario que el papel de los protagonistas. EFE/Robin Townsend

El humor y la diferencia que exige un espectáculo de este tipo en un festival al aire libre frente al que el espectador espera en un teatro clásico, también ha sido tenidos en cuenta por el director.

Así y a modo de ejemplo, los personajes de Ping, Pang y Pong, encarnados por Manel Esteve, Francisco Vas y Vicenç Esteve, llegan a fumar tabaco liado, también de una narguile, a esnifar droga y a beber de una petaca.

La mano de Mario Gas también se deja ver en el templo oriental de dimensiones gigantescas que preside en todo momento la escena o cuando Ping, Pang y Pong torturan a Liu ataviados con delantales manchados de sangre al tiempo que descuartizan un pollo.

Turandot nunca había pisado el auditorio del Castillo de Peralada y lo ha hecho con la elección para el desenlace de la composición de Franco Alfano a partir de los apuntes que dejó el creador de esta ópera, algo que se ha recordado cuando, en la escena de la muerte de Liu, la acción ha cesado para informar al público que hasta allí llegó la pluma de Puccini.

Al final, ovación de gala para reconocer que el objetivo de casar interpretación escénica y musical se había cumplido gracias a la armonía de todas las partes, y no eran pocas, para Aronica, entre otras cosas por su "Nessum dorma", para Theorin por haberse metido en la Turandot de Gas y para Kazarava, que demostró la capacidad que tiene una mexicana cuando de mostrar pasión se trata.

El público podrá asistir a una nueva función el próximo lunes, aunque sólo el que haya adquirido las entradas, porque actualmente están agotadas, lo que es una prueba más del interés que ha despertado esta producción del Festival de Peralada, con la que ha celebrado por todo lo alto su trigésimo aniversario.