La genética como herramienta contra la extinción animal
- El Museo de Ciencias Naturales dispone de un banco de recursos genéticos
- En él almacena muestras de semen, sangre, plasma o piel de animales
- Lince ibérico, visón europeo, foca monje y oso pardo son sus principales objetivos
Cada vez más la genética se revela como una herramienta para luchar contra la extinción de especies amenazadas, objetivo éste del banco de recursos genéticos y tejidos del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), que almacena muestras de semen, sangre, plasma o piel de especies como lince, visón o gacela.
La constitución del BanGES (Banco de Germoplasma y Tejidos de Especies Silvestres Amenazadas) se materializó en 2003, con un convenio entre el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y el Ministerio de Medio Ambiente.
El banco no solo conserva óvulos, semen o embriones sino también otras muestras biológicas como sangre, suero, plasma, piel o heces, y tiene la misión adicional de investigar en métodos para la preservación y uso de este material genético a través de técnicas de reproducción asistida. Eduardo Roldán, investigador del MNCN y responsable del banco, explica a Efe que, en su origen, éste se centró en la estrategia de conservación del lince ibérico, cuya población se ha duplicado en la Península en las dos últimas décadas.
En la actualidad, la misión principal del banco es la conservación de las cuatro especies de mamíferos emblemáticas de España: lince ibérico, visón europeo, foca monje y oso pardo (aunque el acceso a material de estos dos últimos y la posibilidad de trabajar con él es muy limitada). También se conservan muestras de animales no amenazados, con el objetivo siempre de conservar la mayor diversidad genética posible para el futuro, indica Roldán.
Ha trabajado con felinos sudamericanos o africanos, y ha colaborado con zoológicos españoles, como en 2010, cuando consiguió el nacimiento por reproducción asistida de dos crías de oso panda mellizas, en el Zoo Aquarium de Madrid.
Además de la inseminación artificial, desde el banco pueden hacerse chequeos reproductivos dentro de los programas de cría en cautividad para evaluar la fecundidad de los machos de cara al apareamiento y posteriores cruces, y análisis epidemiológicos en apoyo a programas de conservación de animales en la naturaleza. En este sentido, Roldán detalla que el movimiento de animales de un lugar a otro para repoblar una especie lleva consigo el riesgo de transmisión de enfermedades, que se evitaría con el uso del material genético (inseminación artificial).
Perspectiva de clonación
En estos bancos no sólo se conservan gametos (óvulos y espermatozoides) y embriones, útiles para la reproducción asistida, sino que de los tejidos almacenados pueden obtenerse fibroblastos (células abundantes en los tejidos fibrosos) y otras células somáticas en perspectiva de una clonación en el futuro.
Aunque solo han investigado sobre clonación con ratones de laboratorio, se dispone de la tecnología para aplicarla a animales amenazados. Sin embargo, el planteamiento de una posible reproducción a través de la clonación para especies en peligro de extinción debe hacerse, según Roldán, de acuerdo a los criterios de conservación para preservar el máximo de diversidad genética (el número total de características genéticas dentro de una especie, que cuanto mayor es, mejor adaptación a los cambios ambientales proporciona).
Si el tamaño de las poblaciones se reduce, aumenta la reproducción entre individuos emparentados (consanguinidad), disminuye la diversidad genética y se transmiten defectos que causan problemas de fertilidad o aumento de mortalidad. "Recuperar una especie clonándola desde un solo individuo, como se planteó en su momento con el bucardo -un tipo de cabra montés ya extinta-, del que sólo se tenían muestras del último ejemplar, no parece una buena estrategia dentro de estos términos de diversidad genética", concluye.