Una oleada de atentados contra la Policía en Turquía deja 14 muertos y centenares de heridos
- Hasta cuatro ataques han tenido lugar en varias ciudades del sur del país
- El Gobierno turco los atribuye al Partido de los Trabajadores del Kurdistán
- Erdogan apunta también a la colaboración de seguidores del clérigo Gülen
Una cadena de atentados perpetrados en varias ciudades del sur de Turquía contra comisarías y efectivos de la Policía han dejado al menos 14 muertos y 250 heridos, según el último balance oficial de los ataques, que las autoridades atribuyen a las milicias del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), aunque por primera vez desde la ruptura del alto el fuego se han producido en zonas que no son de mayoría kurda.
De hecho, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha apuntado también a los seguidores del clérigo islamista Fethullah Gülen, un antiguo aliado y ahora rival del mandatario turco que vive exiliado en Estados Unidos y al que acusa de orquestar el reciente golpe militar fallido, lo que se ha traducido en una intensa purga de sus segudiores en el interior del país.
En una intervención televisada, Erdogan ha asegurado que Turquía se enfrenta a los ataques coordinados de varias organizaciones terroristas que actúan juntas y ha señalado que no existe diferencia entre los gulenistas, el PKK y el grupo yihadista Estado Islámico.
Así, pese a la distancia ideológica que existe entre los miembros de la cofradía islámica de Fethullah Gülen y los kurdos, el presidente turco ha asegurado que los seguidores de Gülen están implicados en los ataques de este jueves: "No hace falta ser un oráculo para entender que detrás de los ataques del PKK de los últimos días hay un acuerdo de compartir información y de instigación de la FETÖ", las siglas con las que el Ejecutivo turco describe a la organización de Gülen.
Coches bomba
En cualquier caso, antes de la intervención del presidente, el primer ministro turco, Binali Yildrim, ha subrayado la autoría del PKK antes de visitar la zona de los atentados: "No hay ninguna duda de que se trata de la obra de esa organización terrorista [...]. Ningún movimiento terrorista hará ceder al pueblo turco", ha recalcado.
El primer atentado tuvo lugar poco antes de la medianoche en la provincia de Van, limítrofe con Irán, donde un supuesto miembro del PKK aparcó un coche cargado con explosivos al lado de una comisaría. La detonación causó la muerte a dos civiles y a un policía, y heridas a 20 agentes y 53 civiles, muchos de ellos huéspedes de un salón de bodas que se hallaba a 150 metros de distancia.
A primera hora de este jueves tuvo lugar la explosión de otro coche bomba ante una comisaría situada en las afueras de Elazig, capital de la provincia homónima, también en el sureste de Anatolia. En este ataque murieron cinco policías y se registraron 217 heridos, de los que 145 siguen ingresados en los hospitales de la zona, 85 de ellos policías y 60, civiles.
Al mediodía hubo un tercer incidente en la provincia de Bitlis, cuando una mina colocada en la carretera explotó al paso de un convoy militar, causando cinco muertos y seis heridos. A este balance se suma la muerte de un miembro de la milicia kurda progubernamental conocida como korucu, que falleció anoche en la misma zona en un tiroteo con el militantes del PKK.
Fracaso del alto el fuego
Aunque la detonación de explosivos caseros al paso de vehículos militares es una de las tácticas más habituales de la guerrilla kurda, el uso de coches bomba contra comisarías o furgonetas de la policía ha aumentado en los últimos meses, incrementándose con ello también el porcentaje de muertos y heridos civiles.
En lo que va de mes, 30 personas, entre policías, soldados, agentes korucu y civiles, han muerto en nueve atentados del PKK, cuatro de ellos cometidos con coches bomba, balance al que se suman los tres ataques de este jueves. Si bien Elazig es una zona con una población kurda más bien reducida en comparación con otras provincias del sureste, la provincia ha sido regularmente escenario de enfrentamientos con el PKK durante el año pasado.
Desde que el Gobierno y el PKK rompieran el alto de fuego en julio de 2015, más de 600 miembros de las fuerzas de seguridad han muerto en los enfrentamientos, pero la serie de ataques de este jueves, casi rutinaria en su nivel de violencia, ha causado numerosas reacciones en el ámbito político.
El PKK, clasificado como terrorista por Turquía, la Unión Europea y EEUU, emprendió en 1984 una lucha armada contra el Estado en demanda de más autonomía para los más de 12 millones de kurdos que viven en el país. Desde entonces los enfrentamientos se han cobrado la vida de más de 40.000 personas.