El 'Ben-Hur' del siglo XXI
- El nuevo remake dirigido por Timur Bekmambetov se estrena este viernes
- Mira en exclusiva el making of de la carrera de cuadrigas y la escena de galeras
- YouTube e Instagram han sido la inspiración visual de la película
En 1959, el Ben-Hur de William Wyler protagonizado por Charlton Heston salvó (por segunda vez) a la Metro-Goldwyn-Mayer de la bancarrota: costó a los estudios la considerable cifra de casi 16 millones de dólares de la época y recaudó más de 196 millones en todo el mundo (75 de ellos en Estados Unidos); era la segunda vez que lo hacía, pues la versión de Fred Niblo de 1925 también fue un éxito de recaudación. El nuevo remake de la clásica novela que Lewis Wallace escribió en 1880, Ben-Hur (2016), no hundirá a la Metro -que ha aportado un 80% del presupuesto en esta coproduccción junto a Paramount Pictures- pero le hará un buen descosido en las cuentas: con un presupuesto de alrededor de 100 millones de dólares, el fin de semana de su estreno, el pasado 19 de agosto, apenas recaudó 11 millones en EE.UU., y 4,5 millones más en su segunda semana.
El péplum llega esta semana a las carteleras de la mayor parte de Europa, incluida España, donde se estrena este viernes 2 de septiembre.
En esta ocasión son Jack Huston, Toby Kebbell y Morgan Freeman los principales protagonistas de esta historia épica sobre el príncipe judío Ben-Hur (Jack Huston) falsamente acusado de traición por su hermano de adopción y oficial del Ejército romano (Toby Kebbell) y que se ve sometido a cinco años de esclavitud en galeras hasta que vuelve a Jerusalén para vengar su deshonra y la de su familia.
Comparaciones odiosas
Aunque hay casi una decena de versiones cinematográficas, televisivas y hasta de animación de la épica historia de Judah Ben-Hur, la que está en la mente de todos es esa cinta que consiguió llevarse 11 Oscars (de 12 posibles) en 1960 -proeza solo lograda por otras dos películas más en la historia de los premios de Hollywood: Titanic (1997) y El Señor de los Anillos: el retorno del Rey (2003)-. Ese es también el referente de la nueva versión de Timur Bekmambetov (Abraham Lincoln: Cazador de vampiros, 2012; Guardianes de la noche, 2004). Y, claro, las comparaciones son odiosas.
No obstante, el primer Ben-Hur cinematográfico del siglo XXI -una historia que lleva representándose casi siglo y medio pues la novela rápidamente saltó a las tablas teatrales y de ahí al cine- comparte con el clásico de finales de los años 50 algunos vínculos familiares: el padre del maquillador maquilló a Charlton Heston y el padre del especialista de acción que azota a Jack Huston (el nuevo Judah) en galeras también azotó al protagonista de la cinta de 1959. Pero ahí acaban las similitudes en torno a la figura de Heston porque la interpretación del nieto de John Huston, hijo de Tony Huston y sobrino de Anjelica Houston, no resiste la mínima comparación con la del mítico actor. Y probablemente esta sea una de las principales carencias, la falta de unos actores de peso que den cuerpo a los personajes de la épica historia bíblica (a Ridley Scott no le fue demasiado bien en taquilla tampoco con su nueva versión de la historia de Moisés, Exodus: Dioses y Reyes (2015), pero Christian Bale daba la talla frente al Heston de Los diez mandamientos).
En el guion del remake escrito por Keith R. Clarke y John Ridley, Jesucristo cobra mucho más protagonismo que en la cinta de hace 57 años. Para empezar, tiene cara (la del actor brasileño Rodrigo Santoro) desde su primera aparición, y líneas, muchas líneas. La importancia del cariz religioso envuelve toda la cinta, de hecho, hasta el punto de cambiar su final para elevar la redención al máximo exponente.
El espectáculo de las cuadrigas, a lo YouTube
El momento más espectacular de todas las versiones de Ben-Hur es, sin duda, la carrera de cuadrigas en el Circo romano. Ya en la cinta de Niblo de 1925, esta escena que tiene más de 90 años, es un prodigio del montaje, y la que rodó 34 años después Wyler -que fue además ayudante de dirección en el primer Ben-Hur de la Metro-, es una de las secuencias más grandiosas y espectaculares de la historia del cine, en la que participaron más extras y caballos que nunca hasta entonces.
Siguiendo el espíritu de la legendaria cinta de 1959, el equipo de Ben-Hur (2016) quiso recrear su Circo en el mismo lugar: los estudios Cinecittà de Roma -los exteriores están rodados en la ciudad medieval de Matera-. Allí construyeron solo el primer nivel del circo, el de la pista, y el resto es fruto de las herramientas de realidad virtual. También la evolución de la técnica en estos casi 60 años ha brindado al equipo de Bekmambetov la posibilidad de utilizar cámaras Go-Pro y 4G con YouTube como fuente de inspiración visual.
"No nos ha importado sacrificar la brillantez artificiosa en beneficio de la autenticidad, para que el público llegue a tener un conocimiento real de este mundo. Todas las técnicas de cámara que hemos empleado les resultarán familiares a las audiencias modernas. Queríamos captar la acción de la misma manera que una persona cualquiera lo hace en la vida real, y para lograrlo hemos buscado inspiración no en la pintura clásica, sino en Instagram y en videos de YouTube", explica este cienasta especialista en cine de acción, sobre el rodaje la escena de las cuadrigas -también de la de galeras, cuyo making of podéis ver en el vídeo que acompaña a estas líneas- para este nuevo remake que busca acercar la historia al público más joven.
Y, aunque el uso de las Go-Pro y el 4G ayuda a aportar espectacularidad a la acción real rodada en gran parte por los actores que dan vida a Judah y Messala, las tomas más peligrosas están creadas digitalmente por cuestiones de seguridad tanto para los caballos como para los especialistas. El resultado es que esta nueva carrera de cuadrigas logra también, como sus predecesoras, dar espectáculo, pero en algunos puntos se abusa de la realidad virtual. Es el Ben-Hur del siglo XXI. El primero de muchos otros que vendrán.