Un gran Oscar Martínez en la brillante 'El ciudadano ilustre', en Venecia
- Dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat, compite por el León de Oro
- Ilustra la historia de un premio Nobel en literatura que vuelve a su pueblo
- Es un drama poco convencional que incluye una comedia corrosiva
El ciudadano ilustre es una comedia incómoda, una tragicomedia o una comedia corrosiva, pero no deja de ser una drama, como aseguran sus directores, los argentinos Mariano Cohn y Gastón Duprat, que compite por el León de Oro del Festival de Venecia con esta película y un enorme Oscar Martínez.
Es una mezcla de géneros que se ajusta con el estilo de los directores, como aseguran este domingo en una entrevista con Efe. "Nos es cómodo expresarnos dentro de ese género híbrido que tiene momentos de humor pero no es un humor donde los personajes participen".
“Empieza como una película amable y luego se va ennegreciendo“
Al igual que ya ocurría en proyectos anteriores, El ciudadano ilustre no tiene un género definido. Tiene humor atravesado por tensión, violencia contenida. "Empieza como una película amable, un poco cándida, y luego se va ennegreciendo un poco", precisa Duprat.
Y que plantea temas universales, existenciales o dilemas morales. "Lo que generalmente buscamos es que el espectador tenga que hacer cierto ejercicio al verla", explica Cohn. "Planteamos dilemas donde el público tiene que tomar posición. Ahí reside la chispa de la película", asegura.
Una historia en la que Martínez es Daniel Mantovani, un premio nobel de Literatura que decide volver a su pequeño pueblo natal argentino para ser nombrado ciudadano ilustre. Con pequeños papeles para actores como Dady Brieva, Andrea Frigerio o la española Nora Navas.
Un protagonista presente en todas las escenas
Martínez está en cada una de las 138 escenas que la componen, un intenso papel que los directores prepararon a fondo con él, trabajando "palabra por palabra". Un papel muy comprometido para el actor porque sobre sus hombros recae todo el peso de la película.
"Es un actor extraordinario y tal vez nunca había tenido un rol en el cine de la categoría que le correspondía", señala Duprat sobre un actor que ha participado en películas como Relatos salvajes o El nido vacío, por la que ganó la Concha de Plata del Festival de San Sebastián a la mejor interpretación masculina.
"Es muy difícil sostener sobre los propios hombros casi la totalidad de la película, no solo desde el punto de vista del horario en sí, sino pensando en el producto artístico", reconoce Martínez a Efe.
Lo más difícil era "cómo hacer para que a los diez minutos no estén cansados de verme, cómo sorprender y hacer que el personaje siga resultando atractivo".
"Es un desafío, es complicado, pero a mí me gustan esas cosas, asumo esos riesgos", agrega el actor, relajado y feliz en Venecia.
Pero más allá de ser el protagonista absoluto de la película, lo que atrajo a Martínez fue "todo, todo y todo", afirma divertido.
"Es un guión muy inteligente, me fascinó el personaje, me gusta mucho la vuelta de tuerca que la historia tiene al final pero que permite una relectura de todo lo que se ha visto antes", añade.
Para él supuso un placer adicional hacer una película sobre un escritor que gana el Nobel pero además interpretar todas las vicisitudes que vive el personaje y que "son fascinantes para interpretar. Para un actor es un placer muy grande".
El regreso de un Nobel a su pasado
Porque Mantovani pasa de un rechazo de plano al reconocimiento que le quiere otorgar su pueblo a una alegría interior que le cuesta reconocer por regresar al paisaje que le inspiró y a las personas que dejó atrás. Pero tras una cálida acogida, la amabilidad de sus amigos y vecinos se enfría.
En ese cambio juega un papel muy importante el pueblo. Rodada en varias localidades de la provincia de Buenos Aires, especialmente en Navarro, es tratado como si fuera un personaje de la historia. "Al principio es cálido, amable, contenedor, pero a medida que avanza la película se pone áspero, frío y repelente".
Una película que se estrena esta semana próxima en Argentina y en octubre en España -es una coproducción de ambos países- y con la que Cohn y Duprat compiten en la competición oficial de la 73 edición de la Mostra, algo que esperaban aunque fuera de forma un tanto ingenua, reconocen ahora.
"La película está acabada desde hace 6 meses y retrasamos el estreno en Argentina en función del festival. Hay películas buenísimas en la competencia, pero pensamos que la nuestra también está buena", afirma Duprat, para quien en cualquier caso Venecia "es un excelente lugar para el punto de partida de la película