Antonio de la Torre: "Raúl Arévalo me ha llevado a un nivel emocional muy profundo"
- RTVE.es entrevista a los protagonistas de Tarde para la ira, el debut de Raúl Arévalo en la dirección
- Antonio de la Torre y Luis Callejo cuentan su participación en una de las cintas españolas del año
- Con la participación de TVE, se estrena el 9 de septiembre en España
Si algo había innegociable para Raúl Arévalo en su debut en la dirección fue la pareja protagonista. Antonio de la Torre y Luis Callejo siempre fueron los rostros de las sucesivas versiones de guion de Tarde para la ira. Acaban de volver del Festival de Venecia, donde la cinta, que se estrena el 9 de septiembre en España, ha cosechado muy buenas críticas. “Ha sido maravilloso, una sensación que no había vivido nunca: dos minutos de aplausos bastantes sinceros”, cuenta Callejo
Antonio de la Torre es José, un hombre marcado por una desgracia del pasado que guarda la venganza en su interior, y Luis Callejo es Curro, un atracador que sale de la cárcel tras ocho años a la sombra. Sus destinos se cruzan en unas jornadas de furia en la trama de un thriller seco y cañí que se ha convertido en la gran revelación del cine español de 2016. Los dos actores recuerdan como fueron seducidos por Arévalo y el trabajo bajo sus órdenes.
La amistad
Ocho años es la cifra clave no solo de la trama, también es el tiempo que Arévalo lleva perfilando su proyecto. “Hace tanto que me lo dijo que es un recuerdo que se me pierde en la noche de los tiempos “, intenta precisar De la Torre. “Me dijo que quería hacer un hit tipo americano con Luis Callejo. Nos daba versiones del guion, ensayábamos y hasta grabábamos cosas. El proyecto formaba parte de nuestra cotidianidad”, añade.
Callejo recuerda que en el rodaje de El patio de mi cárcel conectó con Arévalo. “Los dos tenemos los mismos orígenes de Segovia y me dijo que Antonio y yo seríamos los personajes de lo que estaba escribiendo. Y cumplió su palabra”, dice agradecido.
Empatizar con personajes extremos
Para los intérpretes, Tarde para la ira, con su intensa verosimilitud, satisface su pasión por el realismo, aunque hubo que matizar para dar credibilidad a la trama.
“David Pulido (coguionista), que es psicólogo, sostiene que alguien así, que está macerando de una manera obsesiva una venganza, seguramente tendría señales patológicas, como tics”, explica De la Torre. “Buscamos verosimilitud, emoción y verdad: un tío normal que de repente se ve envuelto en ese viaje”. De hecho, el título con el que la cinta se ha presentado en Venecia es The Fury of a Patient Man (La furia de un hombre paciente).
Para Callejo, ambos personajes emprenden “un camino hacia la empatización” con el espectador. “El mío está pintado como un tío duro violento: algo ha hecho, pero en realidad no ha hecho más que cubrirá su familia. No se puede explicar a Curro sin José ni a José sin Curro. Han pasado ocho años 8 años de infierno por un motivo trágico”.
La exigencia de Arévalo
Sostiene Arévalo que, cuanta más confianza hay, más familiaridad hay para dar caña. De la Torre asiente. “Es verdad: forma parte de las relaciones humanas. Me conoce mucho y un día, ensayando, me hizo probar cosas que me llevaron a un nivel emocional muy profundo y empecé a llorar. Recuerdo que había llegado con la nariz totalmente congestionada y me fui como una patena”, dice entre risas.
“Es como hablar un idioma común. El nivel de exigencia era muy alto, porque no es un actor cualquiera, sino un gran actor, explica Callejo. “En muchas películas se dan por buenas tomas porque visualmente, o el sonido, está muy bien. Pero uno de los aciertos de Arévalo es coger la toma con la mejor interpretación que, para mi gusto, es donde está el alma de la película”.
Aunque el poderoso estilo visual de Tarde para la ira es lo más sorprendente para un debutante, el nivel interpretativo de la cinta es sobresaliente. “A Manolo Solo (con un breve papel con la voz afónica) le tendrían que dar el Goya ya”, reclama directamente Callejo.
Tarde para la ira se presentará también en el Festival de Toronto, al mismo tiempo que llega a las salas de España. Un final feliz para una historia de amistad entre tres amigos actores. “Es de las veces que más presión he notado, porque se trataba de devolver en seis semanas de rodaje los ocho años de confianza”, resume Callejo.