Pablo Larraín convierte a Natalie Portman en 'Jackie'
- La actriz presenta en Venecia su interpretación de Jackie Kennedy y se postula a los Oscar
- La película plantea la muerte de John Fitzgerald Kennedy desde el punto de vista de su mujer
Con Jackie, el chileno Pablo Larraín ha tratado de llegar al interior de Jackie Kennedy, mostrar la fascinación que ejercía, pero también los miedos de alguien "cuya humanidad está en peligro". Tanto la película como la actuación de Portman fueron hoy recibidas con fuertes aplausos en Venecia, donde Jackie compite por el León de Oro, un premio al que el realizador chileno ya optó en 2010 con Post mortem.
"La interpretación de Natalie Portman es increíble pero la película no podía quedarse en eso". "Hay toneladas de cosas que pasan detrás de las puertas", más allá de lo que muestran los documentos oficiales, y eso es lo que buscaba Larraín, "colar una cámara en ese lugar y crear una ficción de cómo era" esa realidad más personal.
Ahora, lejos de las atmósferas intensas y opresivas de sus anteriores películas -como El club o Tony Manero- Larraín se ha metido de lleno en una historia muy americana, la primera que rueda en inglés y que vio como "una increíble oportunidad" cuando le llegó el guion de manos del realizador Darren Aronofsky, que era el que la iba a dirigir en un primer momento.
Un guion que plantea la muerte de John Fitzgerald Kennedy desde el punto de vista de su mujer, sentada junto a él cuando recibió los disparos en Dallas y viuda con tan solo 34 años. Fue eso lo que atrajo a Larraín del proyecto.
A partir de ahí empezó a trabajar en una figura de la que existía mucha información oficial pero que es "la más desconocida de los personajes desconocidos".
Portman, camino del Oscar
Al respecto, Portman resaltó que hay muchas imágenes y grabaciones de audio de Jackie Kennedy, tanto de su faceta pública como privada y eso les ayudo a comprobar su cambio de personalidad en función de con quién estuviera, principalmente a través de su voz.
Pero más allá de eso y de algunas anécdotas, la actriz reconoció que tuvo que usar la imaginación para muchas de las situaciones que plantea la película. "El día de antes (del asesinato de Kennedy), su gran preocupación era el color del vestido" y después de la tragedia todo cambió, pero de esa situación se sabe menos.
Partiendo de una entrevista en la que Jackie Kennedy recuerda la muerte de su esposo, el presidente de Estados Unidos John Fitzgerald Kennedy, el realizador muestra desde el momento del asesinato en Dallas a cómo la viuda organiza el funeral de Estado o la relación que tiene con su cuñado Robert (Peter Sarsgaard), mientras se plantea un futuro completamente diferente al que tenía diseñado.
Con una estructura a base de "flahsbacks", usando el blanco y negro para simular las entrevistas en televisión y unas pocas imágenes reales del entierro de Kennedy, Larraín construye una película interesante y desmitificadora.
La sólida narración atrae al espectador hacia el personaje menos conocido de ese Camelot en el que reinaron los Kennedy y del que Jackie era quizás el personaje más disonante de la familia.
"Es una mujer joven, símbolo para mucha gente, es una madre, una esposa, una esposa traicionada...hay muchos aspectos de ella con los que tuve que trabajar", explicó Portman, cuyo papel ya la sitúa en las quinielas para conseguir su segundo Oscar tras el de Cisne negro.
La actriz se muestra tímida e insegura cuando interpreta a una Jackie recién llegada a la Casa Blanca; destruida y atacada tras la muerte de su marido, pero también fuerte y decidida cuando toma las riendas para preservar la memoria del presidente de Estados Unidos y la suya propia.
Un viaje al interior de Jackie, de su mundo y de sus circunstancias, como señaló Larraín, para quien la película muestra a "alguien con una gran gran crisis y cómo se enfrenta a ello".
Y para mostrar esa crisis, el realizador optó por situar la cámara lo más cerca posible de Portman. "Era la manera de hacer sentir el proceso que atraviesa", explicó. La cámara junto a su rostro hace aún más omnipresente a Portman, que lleva todo el peso de al película con un personaje complejo por el hecho de ser muy conocido por todos.
"Es quizás el personaje más peligroso que he interpretado porque todo el mundo sabía cómo hablaba, cómo se movía, nunca había interpretado a un personaje así. Es aterrador porque nunca me he creído una gran imitadora, pero espero que (los espectadores) vean a Jackie", señaló la actriz, aunque reconoció que "es inevitable" poner parte de uno mismo en cada papel.
Para Larraín, era muy difícil tener "a alguien tan conocido como Natalie interpretando a alguien tan conocido como Jackie". "La cuestión -agregó- era cuánto tiempo el espectador va a pensar: 'es Jackie'".
No se trataba de copiar la sofisticación, elegancia o inteligencia de Jackie, algo que la actriz hace, sino de mostrar "la forma en que se mueve, incluso la forma en que respira", precisó el realizador.