La campaña arrancará en País Vasco y Galicia con la incertidumbre sobre la formación de Gobierno de fondo
- El PNV intentará recuperar la posición de fuerza más votada frente a Podemos
- El CIS augura que ganará con mayoría simple y necesitará pactar
- En Galicia, el PP aspira a conservar la única mayoría absoluta que le queda
- El barómetro preelectoral da un empate técnico entre En Marea y PSdeG
Los partidos vascos y gallegos arrancan esta medianoche la campaña de sus respectivas elecciones autonómicas del próximo 25 de septiembre con la incertidumbre sobre la formación de Gobierno a nivel nacional como telón de fondo.
El lehendakari, Íñigo Urkullu, decidió adelantar las elecciones para evitar, argumentó entonces, que se vieran contaminadas por el incierto proceso de elección del nuevo Ejecutivo en España; y el presidente de la Xunta, Alberto Nuñez Feijóo, fijó también las gallegas para esta fecha para que coincidieran.
Sin embargo, los dos procesos autonómicos llegan con la incógnita sobre si habrá acuerdo para la investidura o si habrá terceras elecciones generales. Un interrogante que difícilmente se resolverá antes de que vascos y gallegos acudan a las urnas.
La campaña arranca con la foto fija que ha dibujado este jueves los barómetros preelectorales del CIS. En Galicia, el Partido Popular revalidaría su mayoría absoluta con entre 40 y 41 diputados de los 75 que componen la Cámara mientras que el PSdeG y En Marea, con empate técnico en intención de voto, pelearían por la segunda plaza.
En el País Vasco, el PNV ganaría pero con mayoría simple (27 o 28 escaños), lo que le obligaría a llegar a pactos para gobernar. EH Bildu obtendría 16 diputados, Podemos entraría con 15 o 16 y el PSE se desplomaría y perdería la mitad de su representación actual.
PNV y Podemos pelearán por la hegemonía de Euskadi
Íñigo Urkullu se enfrenta al reto de mantener al PNV como la fuerza más votada en elecciones autonómicas después de que Podemos haya superado a los nacionalistas en las elecciones generales del 20D y del 26J. Hace solo dos meses, la formación de Pablo Iglesias superó al PNV en más de 48.700 votos.
Los nacionalistas se aferran al axioma que señala que los electores vascos emplean diferentes criterios en las elecciones generales y en las autonómicas y confían en recuperar su primera posición como fuerza más votada frente a Podemos.
El partido de Pablo Iglesias aspira a retener, de la mano de su candidata Pili Zabala, el apoyo que le ha llevado a ser la fuerza más votada en Euskadi en dos elecciones consecutivas, aunque ambas de ámbito nacional.
Bildu, a resistir el empuje de Podemos
EH Bildu, segunda fuerza en las autonómicas de 2012 y coalición llamada entonces a disputar la hegemonía al PNV, tiene ante sí el reto de modificar la acusada tendencia descendente que padece desde 2011, y tendrá que hacerlo sin su principal baza electoral, Arnaldo Otegi, cuya inhabilitación confirmó este martes el Tribunal Constitucional. Aún se desconoce quién será su sustituto a candidato a lehendakari y Otegi seguirá siendo la voz del partido independentista.
La coalición abertzale ha sufrido más que ninguna otra fuerza el impacto de la irrupción de Podemos, con el que lleva un año compitiendo para atraer, sobre todo, a los electores más jóvenes, más seducidos por lo nuevo.
La coalición ha afilado su discurso social, por encima del soberanista, para hacer frente al partido morado, una fórmula que no le funcionó el pasado 26 de junio, cuando incluso modificó sus candidaturas en el afán de taponar la fuga de votos hacia la formación de Pablo Iglesias.
La bajada de los llamados 'constitucionalistas'
Las tendencias electorales auguran un descenso de representación del PSE-EE, que logró 16 parlamentarios en 2012, y también del PP, mientras que la novedad de Ciudadanos no ha cuajado en Euskadi, sobre todo por su discurso contra el Concierto, y no se prevé que afecte de forma sensible al mapa electoral vasco.
La cabeza de lista del PSE-EE es Idoia Mendia, líder del partido en Euskadi; el del PP es el exministro Alfonso Alonso y por Ciudadanos se presenta Nicolás de Miguel.
El 26 de septiembre, el día de hacer cuentas y diseñar pactos, partirá con un acuerdo ya materializado en las más importantes instituciones vascas, el que une al PNV y al PSE-EE desde las elecciones municipales y forales de 2015.
Quedará por ver si esta alianza suma los suficientes parlamentarios para que se pueda trasladar a un Gobierno Vasco estable o, por el contrario, necesitará concitar más apoyos para ser viable.
El PP aspira en Galicia a mantener su única mayoría absoluta
En Galicia, el Partido Popular aspira a mantener la única mayoría absoluta que tiene en una comunidad autonómica después de que tras las elecciones de mayo de 2015 solo lograra conservar Madrid, Murcia, La Rioja y Castilla y León. Dejó de ser el más votado en Extremadura y tras los pactos postelectorales perdió también Castilla-La Mancha, la Comunidad Valenciana, Baleares, Aragón y Cantabria.
La incógnita en Galicia está en saber quién será la segunda fuerza y si En Marea -partido instrumental donde se integró finalmente Podemos- consigue el 'sorpasso' y gana al PSdeG.
En el caso del partido instrumental En Marea, que presenta a Luis Villares, la horquilla que le da el CIS es de entre 15 y 17 escaños frente a los 16 que lograría el PSdeG. Los socialistas, actualmente segunda fuerza, se presentan con Xoaquín Fernández Leiceaga como candidato a la Xunta después de que su ex secretario general José Ramón Gómez Besteiro renunciara a presentarse por estar investigado -imputado en la terminología antigua- por presunta corrupción.
Si se confirman los datos del CIS, el PSdeG retrocedería a 1981, cuando tuvieron 16 parlamentarios, o a 1997, en una cita electoral en la que se tuvieron que conformar entonces con 15 representantes.
El BNG, cuya candidata es la portavoz Ana Pontón, se quedaría con dos diputados, su peor resultado desde 1985, cuando solamente tuvo un escaño el histórico dirigente nacionalista Xosé Manuel Beiras, que ya no forma parte de este partido. Ciudadanos, con la periodista Cristina Losada, podría conseguir uno o ningún diputado.