'The Beatles: Eight days a week', la intrahistoria de un fenómeno único
- El documental de Ron Howard podrá verse en cines solo ocho días
- Se centra en los años de gira de la banda, entre 1962 y 1966, y en la Beatlemanía
- Paul McCartney y Ringo Starr echan la vista atrás para repasar su trayectoria
- En los cines podrán verse 30 minutos adicionales del mítico concierto del Shea Stadium
- Mira el especial de los Beatles en el Archivo de RTVE
FICHA TÉCNICA
Título original: The Beatles: Eight Days a Week - The Touring Years
Año: 2016
Duración: 100 minutos
País: Reino Unido
Director: Ron Howard
Guion: Mark Monroe (Historia: P.G. Morgan)
Productora: Apple Corps / Imagine Entertainment / White Horse Pictures
"Lo que hacemos no es cultura. Es pasar un buen rato". Así contestaba Paul McCartney (Liverpool, 1942) a un periodista durante la primera gira por Estados Unidos de los Beatles en el año 1964 preguntado por la expectación que generaban y sobre su contribución a la historia de la música. El 'beatle' no era consciente aún de que pasarían a convertirse en el mayor fenómeno cultural del siglo XX, musical y sociológicamente hablando.
Este testimonio de McCartney está recogido en el documental definitivo sobre la banda, The Beatles: Eight days a week - The touring days, dirigido por Ron Howard (Una mente maravillosa) y realizado a partir de más de cien horas de metraje inédito procedente de admiradores, medios de comunicación y archivos nacionales, además del propio de Apple Corps, la compañía que ha gestionado los derechos de los Beatles desde 1968. Se trata del primer documental autorizado por los Beatles desde su separación en 1970 y cuenta con la colaboración de sus dos únicos supervivientes, el bajista y vocalista Paul McCartney (Liverpool, 1942) y el batería Ringo Starr (Liverpool, 1940), y de las viudas de John Lennon (Liverpool, 1940 - Nueva York, 1980) y George Harrison (Liverpool, 1943 - L.A., 2001), Yoko Ono y Olivia Harrison.
"La banda que ya conoces. La historia que desconoces". Así se vende este documental que recorre la trayectoria en vivo de la banda de Liverpool, desde 1962 hasta su último concierto en 1966, y que muestra la explosión de la Beatlemanía y cómo esta acabó por quemarles hasta el punto de poner fin a las actuaciones en directo del grupo que inventó las giras globales. Durante ese periodo de tiempo, los entonces veinteañeros John, Paul, George y Ringo ofrecieron 815 actuaciones en 90 ciudades de 15 países.
Y tan inédito como el material que emplea y los secretos que desvela es el modo en el que podrá verse este documental: solo estará en los cines en todo el mundo durante ocho días, desde este jueves 15 al 22 de septiembre -consulta aquí la lista de cines que la proyectan en España-. Y, como regalo exclusivo a quienes acudan a las salas, 30 minutos adicionales del mítico concierto que dieron los Beatles en el Shea Stadium de Nueva York el 15 de agosto de 1965 al que acudieron 55.600 personas, el más grande dado hasta entonces y que muestra claramente la histeria colectiva que provocaban los de Liverpool.
Motor del cambio cultural
"Además de dar a la gente una gran experiencia acerca de lo que fueron los Beatles en vivo, espero que también ofrezca un recordatorio, de modo centrado e intenso, de quiénes fueron antes de la Beatlemanía, en qué se convirtieron en el curso de la misma, y cómo crecieron y evolucionaron artística y personalmente, además de su papel en aquel monumental cambio cultural", explica sobre el documental el cineasta Ron Howard, cuyo primer recuerdo de la banda, con 9 años, fue su mítica actuación el programa de Ed Sullivan el 9 de febrero de 1964, la primera aparición de la los de Liverpool en Estados Unidos, que fue seguida más de 73 millones de telespectadores, récord de audiencia televisivo hasta entonces. Acababa de prender la mecha de la Beatlemanía al otro lado del Atlántico.
Este momento histórico queda también, por supuesto, recogido en The Beatles: Eight days a week - The touring days, pero también decenas de entrevistas y ruedas de prensa menos conocidas de la banda que, además, enseñan lo divertidos, espontáneos e ingeniosos que eran los Beatles.
Rom Howard ha contado con la ayuda de Giles Martin -hijo del legendario productor musical de los Beatles, George Martin, recientemente fallecido-, como productor musical del documental, para bucear en las miles de horas de metraje del que disponían: además del material propio, Apple Corps desde 2002 había empezado a rastrear por todo el mundo metraje filmado por los fans en las giras de los Beatles, la mayoría en super 8, pero en 2014 se demandó más colaboración a través de Facebook y hubo una "auténtica avalancha"; al que se unió metraje descartado del documental de la primera gira americana de los Beatles, What's happening! The Beatles in the USA (1964); y material recopilado por el periodista Larry Kane durante el tiempo que acompañó a la banda en sus giras americanas en 1964 y 1965; entre otras aportaciones.
Entre las filmaciones enviadas por los fans incluidas en la película, un testimonio único: el remitido por una mujer que siendo niña se sentó en la décima fila del Candlestick Park de San Francisco el 29 de agosto de 1966 y que, con su cámara de super 8, captó a la banda cuando salía al escenario por última vez y cuando terminaba de tocar su última canción en gira para siempre.
La mirada atrás de Paul y Ringo
Como hilo conductor, Howard cuenta con los testimonios de sus dos supervivientes, Paul McCartney y Ringo Starr, que, en opinión de Howard, al ver analizar 50 años después su paso por los Beatles han adquirido un "renovado sentido de la valoración de cuanto de importante era la banda y qué significaban".
“Creo que lo básico en los Beatles es que éramos una pequeña gran banda. De tal modo que vernos actuar como grupo es algo grande, porque sin eso, no hubiéramos podido hacer los discos. Aquello fue la base de todo cuanto grabamos”, opina McCartney; mientras que Starr subraya el sentimiento de camaradería y que eran una pequeña familia en la que se tenían "los unos a los otros todo el tiempo".
A estos testimonios se suman en The Beatles: Eight days a week los de diversos artistas como Elvis Costello, Whoopi Goldberg o Sigourney Weaver en cuyas vidas influyó la banda de Liverpool de una manera especial: la actriz de Alien era una de esas jovencitas "enamorada" de John Lennon que gritaba como una descosida en uno de los conciertos de EE.UU. y para la actriz afroamericana, que tuvo la suerte de asistir al concierto del Shea Stadium siendo una niña, los Beatles fueron una "revelación" y representaban una "apertura" desconocida hasta entonces y la posibilidad de que todo el mundo pudiese disfrutar por igual de su música, independientemente de su raza o clase social.
Los Beatles, contra la segregación racial
De hecho, uno de los hitos que rescata el documental del olvido fue el posicionamiento de los Beatles en contra de la política de segregación racial en su gira por América del Sur en 1964. Así, cuando los miembros de la banda se enteraron de que en el Gator Bowl Stadium de Jacksonville (Florida) iban a estar separados los espectadores negros de los blancos en su concierto del 11 de septiembre de 1964, se negaron a actuar y dijeron públicamente que era una medida "estúpida". La amenaza surtió efecto y el concierto no fue segregado racialmente, segregación que desapareció a su vez de todos los estadios del sur.
Una de las asistentes a ese concierto fue la profesora e historiadora Kitty Oliver, que aún recuerda la sensación de sentarse en su sitio y verse de repente "rodeada de gente blanca" por primera vez y al momento levantarse todos a la vez y simplemente gritar y reír todos juntos viendo actuar a los Beatles.
"No éramos simples músicos estúpidos -rememora McCartney–. Éramos chicos que mirábamos el mundo, creo, con ojos bastante inteligentes. La idea de que podíamos tocar ante un público en el que hubiera la gente negra a un lado y la blanca al otro era como una broma para nosotros. Simplemente, no lo aceptábamos. Así que una cosa que me encanta de la película es que se muestra que de hecho lo incluimos en el contrato: no actuaremos ante un público segregado. Debo decir que ello me enorgullece, verlo de nuevo en la película".
Otro incidente que recuerda la película de Howard es el revuelo que provocaron las controvertidas declaraciones de Lennon diciendo que los Beatles eran "más famosos que Jesucristo", que generaron en Estados Unidos multitud de protestas y manifestaciones y hasta quemas de discos, hasta el punto de que el 'beatle' tuvo que pedir perdón públicamente.
El hastío
El documental muestra también cómo la emoción de los primeros años de estos jóvenes veinteañeros, al que su mánager, Brian Epstein, convirtió en famosos, ante todo lo que les iba ocurriendo y las multitudes que les recibían en cualquier país que pisaran -en Australia se echaron a la calle 250.000 personas el primer día que aterrizaron-, se fue tornando en hastío, incomodidad, tensión y en un sinsentido. Además, los problemas para controlar a las multitudes eran cada vez mayores y también el número de personas que acababan siendo atendidas en los hospitales tras los conciertos.
La música en los conciertos no se escuchaba y no importaba, los músicos no disfrutaban y sus actuaciones se habían convertido "en un circo", rememoran McCartney y Starr. Así que, el día que tuvieron que abandonar el escenario del Candlestick Park de San Francisco tras su concierto del 29 de agosto de 1966 en un camión casi blindado, sin asientos ni ventanas y dando tumbos en las curvas, dijeron: "Hasta aquí hemos llegado". Y ese fue el último concierto que dieron los de Liverpool -actuaron por última vez juntos para un grupo de amigos y colegas en 1969 en la azotea de su edificio de oficinas en el centro de Londres, material también recuperado en el documental-.
De hecho, uno de los mayores logros de The Beatles: Eight days a week - The touring days es el haber conseguido, gracias a la tecnología actual, mejorar sustancialmente el sonido de los conciertos de la banda. El ruido de la multitud y el griterío en sus conciertos era tan ensordecedor que los propios 'beatles' apenas podían a escucharse a ellos mismos. De hecho, el batería recuerda cómo en el concierto del Shea Stadium tenía que fijarse "en el movimiento de los culos" de John y Paul para ver "por dónde iba la canción". “Para ser sincero, creo que hemos alcanzado un nivel en la película en que probablemente resulta mejor que si se estuviera allí", comenta Giles Martin.
En esos cuatro años que restaban entre su último concierto y el momento en que se disolvieron, los Beatles se dedicaron a explorar el camino de la experimentación en su música que acababan de inaugurar con Revolver (1966), y grabaron cinco álbumes de estudio más, incluida la joya Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (1967). Hoy, siguen siendo historia viva de la música y cultura en estado puro.