David Salle, el camaleón postmodernista
- El CAC Málaga expone la obra de una de las máximas figuras del postmodernismo
- David Salle. Inspired by True-Life Events reúne 32 obras de 1992 a la actualidad
Han tenido que pasar más de 15 años para que David Salle (Oklahoma, EE.UU., 1952), una de las máximas figuras del postmodernismo americano, vuelva a España en una exposición individual. Tras la retrospectiva que el Guggenheim de Bilbao le dedicó en el año 2000, el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Málaga repasará desde este viernes 16 de septiembre al 4 de diciembre los últimos 25 años de la carrera de un artista que "no ha pasado de moda" y, a la vez, "nunca se repite a sí mismo".
Así define al artista en una entrevista con RTVE.es Fernando Francés, director del CAC de Málaga y comisario de la exposición David Salle. Inspired by True-Life Events (David Salle. Inspirada en hechos reales), que reúne 32 obras datadas entre 1992 y la actualidad, la mayoría de ellas de gran formato, que incluyen imágenes que mezclan cultura popular, anuncios, diseños y fotografías, palabras y objetos y apropiaciones de pinturas ya existentes.
Aunque a Salle, que ha pasado toda la semana en la capital malagueña para asistir al montaje de la exposición y a su presentación, no le gusta que le pongan la etiqueta de "postmoderno", para el comisario de la muestra está claro que el artista "define la sensibilidad postmodernista", un movimiento propio exclusivamente de EE.UU. -pese a los vanos intentos de reproducirlo en Europa- que supo conjugar aspectos del expresionismo con el pop en un tipo de arte figurativo.
Como punta de lanza postmodernista, Salle, junto a su compañero de generación, Eric Fischl, y Alex Katz, son, además, los artistas que "mayor influencia" ejercieron en la Nueva figuración madrileña, en Chema Cobo, Guillermo Pérez Villalta, Carlos Franco y, sobre todo, Carlos Alcolea, subraya Francés, que apunta este dato como otro motivo más para organizar la exposición.
Reinventar la Historia del Arte
"David Salle no ha pasado de moda. Es un artista camaleónico que se ha ido adaptando a las emociones, a las corrientes, a las sensibilidades de las preocupaciones artísticas con una ductilidad increíble. Siempre ha sido un artista moderno, y lo es, pero si unes un cuadro de hace 25 años con otro de ahora, te das cuenta de que es el mismo artista y de que hay un hilo conductor y, sin embargo, nunca se ha repetido a sí mismo. Creo que es uno de los pintores de mayor excelencia mundial en ese sentido", señala el comisario de la muestra, que añade que la obra de Salle se mantiene actual, además, porque aborda aspectos del "debate contemporáneo" como la autoría, la violencia o el sexo, a la vez que "reutiliza y reinventa la historia del arte".
El artista de Oklahoma también se inspira en (y 'toma prestadas') obras de artistas clásicos y barrocos como Velázquez y Bernini, impresionistas como Cézanne, surrealistas como Giacometti o Magritte, artistas pop como Jasper Jons y Alex Katz, además de beber de Pablo Picasso -This is the Fun (2014-15), que se verá en la muestra, 'roba' una de las calaveras cubistas del artista malagueño- y de ciertos matices compositivos que recuerdan a Francis Picabia.
Un ejemplo de esta apropiación de las obras de la historia del arte, tan característica del postmodernismo, es el lienzo Big Bend (2014), presente en la exposición, que está basado en los Balseros jugando a las cartas (1847) de George Caleb Bingham. Sobre la balsa y los balseros, en tono grisalla, David Salle imprime imágenes de cuerpos de mujeres de colores a modo de figuras fantasmagóricas, en imitación también de Matisse.
Y es que el mundo femenino es el elemento central de la obra de este alumno de John Baldessari, que "explora continuamente el mundo de la mujer, de sus roles, de sus mitos y de sus leyendas" y la plasma como emblema de la sexualidad. "Salle no pinta texturas corporales, pinta imágenes de cuerpos, pantallas imaginarias sobre las que se esbozan los perfiles de la ausencia. Una sexualidad fantasmática, mujeres espectrales cubiertas por veladuras, conseguidas gracias a pinceladas que forman capas muy finas y al tono grisalla de sus obras", apuntan desde el CAC, y puede apreciarse en Untitle, 1992.
Jugar con los límites del soporte
La obra pictórica de David Salle -cuya producción fílmica y de escenografía para ballet es también muy importante- juega constantemente con los límites del soporte y realiza una separación real de la superficie del lienzo, incluyendo varios cuadros dentro del cuadro, aunque la unidad de la obra está garantizada al estar estas formas autónomas regladas mediante criterios de coherencia. Ejemplos de ello son Silhouette (2000), que incluye hasta cinco lienzos, o Sky king (1998).
En este tipo de obras, Salle también suele incluir trabajos fotográficos. "Usa todo aquello que está a su alcance. Él parte de la fotografía, pero luego utiliza recursos que pueden acercarse al arte objetual para diseñar un escenario difenrente que es el del cuadro, y en el cuadro entra todo. Esa es una aportación muy pop. Harold Rosenberg metía dentro del cuadro una cabeza de animal real y, en ese sentido, creo que Salle explota esa posibilidad hasta límites increíbles. Además, es él el que realiza el boceto fotográfico de cada una de las obras. Yo creo que hay una implicación personal en no dejar a la casualidad o a la mirada externa la posibilidad de su idea", afirma el director del CAC sobre la poliédrica obra del artista estadounidense de 63 años, al que los críticos han adscrito a prácticamente todos los movimientos postmodernistas posibles, desde el neoexpresionismo, al simulacionismo, pasando por el bad painting o el new image painting.
"Siempre he pensado que el arte es como un sistema fluvial. Un gran río, ancho, con muchos afluentes, del que todos somos parte. No me preocupan las influencias artísticas o llegar demasiado tarde. Algunas puertas se cierran, otras se abren. Siempre he estado más interesado en la sensación de continuidad. Una imagen que tengo en la cabeza es la de un rollo de película, algo que se puede rebobinar o correr hacia adelante, unido en su principio y fin", explicaba en una entrevista con The Brooklyn Rail el propio David Salle, cuya obra está expuesta permanentemente en el MoMA, el Guggenheim de Nueva York o la Tate Gallery y, por fin, de nuevo en España, aunque sea temporalmente.