Una acusada por el fraude de las entradas dice que la Alhambra se gestionaba como "un cortijo"
- La Audiencia de Granada juzga a medio centenar de acusados de fraude
La primera procesada en ser interrogada en el juicio por el caso Alhambra, María Pilar A.B., ha acusado a su cuñado Francisco C.J., considerado por la Fiscalía "figura capital" de la "trama defraudatoria", de hacer del monumento nazarí su "cortijo" y ha descrito el miedo que le tenían los trabajadores.
Esta acusada ha sido la primera en prestar declaración ante el tribunal que juzga el supuesto fraude en los accesos al recinto monumental granadino tras ratificar el acuerdo de conformidad alcanzado con la Fiscalía y aceptar una rebaja de pena a nueve meses de prisión por delitos de apropiación indebida y falsedad.
Durante la segunda sesión de la vista oral, que sienta en el banquillo a medio centenar de acusados, María Pilar A.B., que fue administradora de la agencia de viajes Washington Irving Travel, ha dicho que para algunos de los principales enjuiciados, entre ellos su cuñado, la Alhambra era un "cortijo" en el que "hacían y deshacían" en cuanto a la gestión de los accesos y visitantes.
La acusada ha descrito que conoció las irregularidades, que ella misma llegó a denunciar ante la Policía Autonómica -lo que luego daría inicio a la investigación judicial-, a raíz de tener problemas en un restaurante del que era socia junto a otros procesados. En este establecimiento observó que muchos de los clientes, en su mayoría trabajadores del Patronato público que gestiona la Alhambra, no pagaban debidamente sus consumiciones o contaban con importantes descuentos mediante una "tarjeta VIP".
María Pilar A.B. ha sostenido ante el tribunal que, mediante esas consumiciones o incluso viajes, "se pagaban" a los empleados del monumento los "favores" que hacían a su cuñado, Francisco C.J., guía de la agencia Daraxatour, por permitir de forma irregular el acceso al monumento a los visitantes que gestionaba desde su empresa.
"Actuaba como todo, como proveedor de entradas, como guía, era el multiusos de la Alhambra", ha sentenciado al referirse al hermano de su marido, quien por su parte inicialmente también estaba procesado y que quedó fuera del caso después de que la Fiscalía y la Junta de Andalucía le retiraran el pasado jueves su acusación.
"Vida imposible"
María Pilar A.B. ha descrito además que, una vez que mostró su oposición a esa forma de gestionar el restaurante y empezó a trabajar para la agencia de viaje que administraba, se encontró con numerosos problemas por parte de cierto personal del monumento, que en cambio sí facilitaba el acceso a los grupos de Francisco C.J.
Según su testimonio, los turistas gestionados por este último llegaban a entrar sin entrada en la puerta de los Palacios Nazaries, mientras que ella tenía problemas con sus grupos y recibía "pegas" e incluso insultos.
"Me hicieron la vida imposible desde el minuto uno (...) Cuando pongo la denuncia en la Policía Autonómica es porque ya estoy achicharrada", ha insistido María Pilar A.B., que ha añadido que muchos de los trabajadores mantienen "mucho miedo" a algunos de los principales encausados.
A pesar de haber aceptado una condena por apropiación indebida y falsedad, ha asegurado ante el tribunal que nunca se hizo con ningún dinero ni usó entradas falsas y que llegó a un acuerdo con la Fiscalía, que rebajó su pena a nueve meses de cárcel, como una "oportunidad procesal", por su familia y por su fe en la justicia.
Según consta en el escrito de acusación del Ministerio Público, la presunta trama delictiva estaba encabezada por cinco miembros de una misa familia, dos de ellos guías turísticos, otro director comercial del Hotel Carmen y el resto de las agencias de viajes Washingtong Irving Travel S.L. y Daraxatour S.L., quienes "con la finalidad de conseguir un provecho patrimonial ilícito idearon y ejecutaron durante los años 2002 a 2005 un plan" para ingresar lo que sus clientes pagaban para obtener una entrada a la Alhambra, monumento al que accedían pese a este sistema ilícito.
Estos acusados aprovecharon también las relaciones de amistad y profesionales que les unían con otro de los procesados, un guía turístico que durante 40 años prácticamente monopolizó la visita del turismo japonés a Granada gracias a su conocimiento del idioma y contactos con agencias que gestionaban grupos de esta nacionalidad.