Alvarno, puntadas de vida y color
- Álvaro Castejón y Arnaud Maillard tiñen de optimismo la pasarela
- Desde que salieron de Azzaro viven centrados en su propia firma
- Todos los desfiles de Madrid Fashion Week
El último desfile de Álvaro Castejón y Arnaud Maillard para su firma Alvarno en MBFWM marcó un punto de inflexión. Estaban haciendo sus colecciones y compaginaban el trabajo en Madrid con el que se les pedía en la casa francesa Azzaro.
“No podíamos más”, dice Maillard. “Al día siguiente del desfile del andamio –dice en referencia al presentado en febrero de 2016- dijimos: si seguimos así, nos matamos o enfermamos y decidimos hablar con los de Azzaro”, cuentan.
“Llevábamos cuatro años con ellos, tres oficialmente, y entendieron que quisiéramos dejarlo, fue todo muy fácil, lo hicimos con educación y hemos terminado bien”. Así salieron de la firma parisina y se centraron en esta colección que comenzó a tomar forma nada más terminar el desfile anterior.
“Color, color y color”, dicen sobre sus vestidos que marcan un renacimiento, un vivir de nuevo. Se trata de haber tomado unas decisiones y recuperar el control, y trabajar para volver a sorprender”.
Y lo hacen. Esa explosión de tonos alegres se utiliza de distinta forma en los vestidos, la pieza central de la colección, aunque el pantalón cargo es la estrella. Ellos le dan un nuevo estilo, una nueva imagen. Lo transforman.
Vemos ‘cargos’ con túnicas bordadas y ribeteadas con galones, todo en blanco. Y otros, en naranja se llevan con tops de cola barrocos, cuajados de pedrería y cristal. Glamour joven, lujo urbano. Casi todos los vestidos llevan la espalda al aire. "La espalda es el nuevo escote", dice Castejón.
La obra de Georgia O'Keeffe, un canto a la naturaleza en estado puro, marca muchos de sus diseños, en las formas y en el color. Naranjas, fucsias, azules, amarillos, blanco y negro aceptan degradados tie-dye, siempre en prendas rompedoras, sensuales y alegres.
Algunos llevan bolsillos exteriores bordados en plata, otros tienen patrones asimétricos, otros mezclan neopreno con tul drapeado a mano y otros se combinan con enormes collares-plastrón en oro bañado al ácido, para que tengan menos brillo, realizadas por El Mito de Gea.
Los zapatos, también los han hecho ellos, en España, y llevan piedras brillantes en el talón descendiendo hasta el tacón. Y nada más, el look es sencillo, “con un pelo y un maquillaje muy naturales”.
El desfile tiene 37 salidas, 37 momentos fugaces, como estrellas, presentadas en ocho minutos sobre una pasarela cuajada de coches destartalados y palmeras.Un placer efímero premiado con una ovación. Y eso que ellos solo pretendían una cosa: “Que la gente saliera diciendo ¡Guau!, me he divertido. Quizá no me ha emocionado como la anterior pero me ha divertido”.
Y añade Arnaud. “España tiene una energía muy positiva, pero tiene un gran complejo pensando siempre en que lo de fuera es mejor y no es así, aquí hay calidad, luz. ¡Y solo pasa en España! Hay que jugar con el ‘viva España’ y te lo digo yo, que soy francés".