'María lloró sobre los pies de Jesús', la nueva provocación de Chester Brown
- El autor de Pagando por ello indaga sobre la prostitución y la obediencia religiosa en La Biblia
- Una obra tan sencilla, aparentemente, como compleja en significados y posibilidades de debate
El canadiense Chester Brown (El Playboy, Nunca me has gustado, Ed, el payaso feliz) es uno de los autores de cómics más famosos y aclamados del mundo. Y también de los más provocadores, como demostró con su libro Pagando por ello (La Cúpula, 2011), en el que relataba, con todo lujo de detalles, sus numerosos encuentros con prostitutas, como una forma de defender y reivindicar el papel de las trabajadoras sexuales. Y ahora va incluso más allá con su nueva obra: María lloró sobre los pies de Jesús. Prostitución y obediencia religiosa en la Biblia (La Cúpula, 2016), en el que adapta algunos pasajes bíblicos relacionados con la prostitución y la obediencia sexual.
Para ello rescata de los textos sagrados algunas figuras femeninas que tomaron la iniciativa sexual en busca de alguna ventaja social. Y rastrea los orígenes morales de la civilización occidental en sus raíces carnales, remitiéndose a la historia de la adúltera Betsabé; a la mismísima virgen María; a Rahab, la prostituta de Jericó que salvó a los espías israelitas; a Tamar, nuera de Judá por dos veces y objeto del pecado de Onán, o la moabita Rut, que con su entrega preservó el linaje de David del que nacería Jesucristo. Brown destaca el coraje y la dignidad de todas ellas, y asegura que algunas demostraron su fortaleza al dedicarse a la prostitución.
Una apasionante mezcla de trabajo de investigación, cómic histórico y pequeñas pinceladas de erotismo, que vuelve a demostrar que no provoca el que quiere, sino el que puede. Porque Brown se ha documentado minuciosamente para adaptar diez pasajes de la Biblia en los que aparecen esos temas de prostitución y sumisión, de una u otra forma. Y nos invita a que no obedezcamos los mandatos religiosamente ciegamente sino que reflexionemos sobre su significado.
Aunque tan interesante como el cómic es el larguísimo epílogo y las notas del final del libro, en los que Brown nos comenta cómo se documentó, y cómo sus investigaciones (y las de otros antes que él) le han llevado a afirmar cosas como que María, la madre de Jesús, fue prostituta; lo que explicaría la simpatía que Jesucristo tenía por ellas y que no censurase sus actividades. Y para apoyar su teoría cita la genealogía de San Mateo, San Marcos y San Juan.
Una obra abierta al debate
Brown es uno de los autores más importantes de la actualidad porque se atreve a decir lo que piensa, a hablar de temas considerados tabú (como la prostitución o la religión) y a apoyar sus afirmaciones con abundante documentación. Y lo que es más importante, nos invita al debate, a que no demos por hecho las cosas, sino que las razonemos y discutamos.
Él confiesa que siente simpatía por la figura de Jesucristo, pero que está convencido de que su mensaje original ha sido tergiversado a lo largo de los años, hasta que no ha quedado prácticamente nada. Por eso se hace varias preguntas fundamentales a la que intenta contestar como si Jesús aprobaba la prostitución o si, como decimos, María fue una prostituta. Temas a los que llega, como comentábamos, después de un largo proceso de investigación, pero cuyos resultados están abiertos al debate. Y, aunque sea el punto de partida, sería absurdo quedarse solo con eso, porque este libro es mucho más.
El cómic también incluye pasajes en los que Dios, aparentemente, premia la desobediencia y la inacción, como Caín y Abel, La parábola de los talentos, Job o, por supuesto, La parábola del hijo pródigo, lo que, según Brown significaría que el ser divino también apreciaría a los que se no se limitan a obedecer ciegamente sino a los que intentan razonar las cosas (aunque se equivoquen) y, a partir de ese razonamiento, se atreven a intentar mejorarlas.
Una obra en la que tampoco faltan momentos cómicos (como en toda creación de Brown), pero que no restan profundidad al mensaje.
Una obra tan sencilla como directa
Brown tiene muy claro lo que quiere contar y para que nadie se despiste lo hace de una forma muy sencilla, con una estructura de cuatro viñetas por página, en las que abundan los primeros planos y los planos medios. Tampoco hay viñetas contemplativas ni paisajísticas, y prácticamente siempre hay alguien diciendo algún diálogo. Destacar también sus brillantes elipsis, que nos dan mucho que pensar, y su tendencia a la caricatura, más acentuada que en otras de sus obras.
Una fórmula que evita virtuosismos en pos de lograr un mensaje lo más claro posible. Y lo consigue.
Sin duda uno de los cómics fundamentales del año, que figurará en todas las listas de lo mejor de 2016, como la recientemente publicada lista de Esenciales de la Asociación de Críticos de Comic (ACDCómic).