Txomin Badiola y familia
- El Palacio Velázquez del Retiro de Madrid recoge una antología del artista vasco
- La exposición organizada por el Reina Sofía puede verse hasta el 26 de febrero
- Las 60 piezas de Otro Family Plot han sido selecionadas por Badiola y otros artistas
"Es una exposición de Txomin Badiola por Txomin Badiola". Así ha presentado el director del Museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, la muestra que abre este jueves sus puertas en el Palacio Velázquez del Retiro de Madrid, una antología sobre este artista vasco a menudo encasillado como integrante de la "Nueva Escultura Vasca", pero que trasciende este estereotipo.
La muestra Otro Family Plot recoge hasta el 26 de febrero 60 piezas entre fotografías, esculturas, dibujos e instalaciones multimedia que resumen 35 años de trabajo, desde los años 80 a la actualidad. Lo que caracteriza a esta muestra es, como revelaba el director del Reina Sofía, es que se trata de una selección realizada por el propio Badiola (Bilbao, 1957), pero junto a otros artistas de su entorno, con los que dialoga, literalmente.
Ana Laura Aláez, Ángel Bados, Jon Mikel Euba, Pello Irazu, Asier Mendizabal, Itziar Okariz y Sergio Prego, han seleccionado diez de obras de Badiola cada uno, y han realizado grabaciones de los encuentros en que estos razonan su elección. "El resultado de este singular sistema colectivo de discusión ha dado lugar a la estructura que define el dispositivo expositivo en sus relaciones materiales, espaciales, temporales y textuales", señalan desde el museo de arte contemporáneo.
La exposición, específicamente concebida para el espacio del Palacio de Velázquez, pone de manifiesto el "binomio entre construcción y deconstrucción crítica que caracteriza todo el trabajo del artista vasco, además de la evocación a referencias históricas y culturales que han marcado su trayectoria artística.
Ocho áreas y problemáticas
La exposición, cuyo nombre alude a su serie inicial de Family Plot (1987), está estructurada en ocho grandes áreas que resumen las cuestiones fundamentales del devenir del artista a lo largo de 35 años: "He realizado diferentes tipos de retrospectivas, me pareció que este era el momento adecuado para que todas las cuestiones vivenciales que de algún modo dan sentido a mi propio trabajo se pusieran en un primer plano”, afirma el artista.
La presentación no es estrictamente cronológica ni exclusivamente temática, sino que responde a problemáticas que han buscado respuestas de manera acumulativa a lo largo del tiempo, como refleja su estructuración en distintas secciones. Si bien, como apunta el propio artista “los límites entre las secciones son muy permeables: hay piezas que dependiendo del aspecto en el que te fijes podrían estar en varias secciones a la vez".
Así, la primera sección es "Formas deseantes, bastardas e insatisfechas" y plantea cómo se genera una manera de funcionar a niveles formales-estructurales en el "intersticio" entre el cuestionamiento de herencia minimalista y conceptual, y la no aceptación de la inevitabilidad del nuevo paradigma en los años 80.
El segundo espacio, "Sobrevivir entre signos, ser signo", aborda cómo las relaciones sujeto-objeto han quedado trastocadas en una sociedad plenamente posmoderna, mientras que en "Un Yo-imagen. Alteridad ineludible. Todo es vanidad" se incluyen obras que tratan de las consecuencias de todo ello en la subjetividad, lo real y lo simbólico.
"Necesidades públicas/Pasiones privadas" se compone de obras relacionadas con los dilemas generados entre el respeto a los proyectos más personales y las responsabilidades respecto de lo común, entre lo individual y lo colectivo; mientras que el quinto apartado, "El grupo, la banda, el comando", trata sobre la atracción hacia figuras "intermedias", como la familia, el grupo o la comunidad de iguales. Según el artista, "la idea de lo familiar atraviesa tanto mi trabajo como mi mundo relacional dentro del arte".
La sexta sección, "Avatares de la forma", incluye piezas que participan de la tensión entre la tendencia a identificarse con la vida, a disolverse como obras, y la de mantenerse separadas de la vida como formas.
En "Espacio, cuerpo y lenguaje" se exhiben obras en las que se tratan diferentes aproximaciones a la relación entre el cuerpo, el espacio y el lenguaje, y a los procesos de materialización y desmaterialización y, por último, la muestra se cierra con "Frase-imagen-cosa", una zona transversal al resto de la secciones y que incluye una sola obra, Lo que el signo esconde (2010), formada por once elementos imagen-texto que se intercalan entre las obras de la exposición generando una especie de metacomentario o flujo permanentemente irresuelto entre la potencia de verdad de la imágenes y la de los textos.