El 10% de los españoles padece el síndrome de "piernas inquietas"
- Esta enfermedad neurológica impide dormir más de cuatro horas
- Quienes la padecen necesitan mover las piernas cuando están en reposo
- Los expertos advierten de que en España hay un "infradiagnóstico"
El 10% de los españoles padece el síndrome de "piernas inquietas", una enfermedad neurológica que supone en muchos casos un "sinvivir" para aquellos que la padecen puesto que apenas pueden dormir tres o cuatro horas al día debido a la necesidad que tienen de poner las piernas en movimiento.
Lo asegura la presidenta de la Asociación Española de Síndrome de Piernas Inquietas (Aespi), Esperanza López, con motivo del Día Mundial de esta enfermedad que se conmemora hoy, en el que insiste que en España hay un "infradiagnóstico" por los "pocos" profesionales expertos en esta patología "desconocida pero no rara".
"La gente se desespera. Pedimos que se nos diagnostique a la primera. Nos podemos tirar años y años sin saber lo que nos pasa porque el médico no conoce la enfermedad, nos derivan a otros médicos, o nos dan tranquilizantes, hay quien acaba en psiquiátricos", asegura la presidenta de la Aespi, quien padece la enfermedad en un grado severo.
Las personas que tienen este síndrome, explica López, tienen la necesidad de mover las piernas cuando están en reposo. "Es un sinvivir porque si estás en la cama tienes que levantarte y ponerte a andar porque eso alivia momentáneamente", afirma.
Más frecuente en mujeres
Los síntomas son diversos y pueden ir desde la "necesidad imperiosa de dar patadas" a sentir hormigueo en las piernas, dolor, calor o frío en estas extremidades y todos ellos se alivian al ponerse en movimiento. Suele darse en personas de más de 40 años y es más frecuente en las mujeres que en los hombres, con una proporción del 65% frente al 35%, tal y como afirma López.
Del 10% de la población española que la padece, casi la mitad, alrededor del 4%, tiene un grado severo de la enfermedad y requiere tratamiento, que consiste en fármacos para luchar contra el párkinson "pero en dosis muy pequeñas". El tratamiento mejora la calidad de vida de los pacientes. En el caso de López, por ejemplo, las crisis las tiene algo más espaciadas y consigue dormir unas tres o cuatro horas.
"¿Que si afecta al día a día la enfermedad? claro, yo ahora estoy un poco más controlada pero me pasé ocho años dando cabezadas por el salón y por el pasillo porque no podía acostarme y al día siguiente tenía que ir a trabajar", recuerda la presidenta de la Aespi.
Abunda en que es muy difícil hacer una vida normal cuando tienes un grado severo de la enfermedad, apenas duermes tres horas al día, ni siquiera puedes ir al cine, o al teatro y hay casos de separaciones matrimoniales. "No eres capaz de convivir con nadie porque el carácter te cambias, te vuelves loca si no tienes el tratamiento adecuado", destaca.