Max: "Nunca voy a dejar de estar pasmado"
- El Premio Nacional de Cómic publica Pasmados, en el que expresa su perplejidad ante el mundo
- Un libro que recoge 45 ilustraciones acompañadas, cada una, de una cita literaria
Francesc Capdevila (Barcelona,1956), más conocido como Max, es uno de los grandes del cómic mundial no por que sea un gran guionista y dibujante (que lo es), sino por su infinita curiosidad, que le lleva a una continua exploración de nuevas formas de arte y de comunicación. Una inquietud que queda reflejada en su nueva obra: Pasmados (Disset Edició); una recopilación de 46 ilustraciones pertenecientes al periodo 1996-2016 (algunas inéditas), que presenta acompañadas de citas literarias, en una edición bilingue, en inglés y español.
"No pretendía que este conjunto de dibujos fuese un resumen de lo mejor que he hecho estos años -asegura Max- sino que, en conjunto, fuera interesante. Son dibujos para disfrutar en sí mismos y en ese juego que establecen con los breves textos que los acompañan. Y también son una forma de invertir lo habitual. Normalmente la ilustración acompaña un texto y aquí es al revés. Los textos se han hecho a partir de los dibujos. Además es una forma de proponer un juego al lector, en vez de presentar simplemente un catálogo de ilustraciones. Me apetecía jugar y abordar este material como una obra nueva".
El nexo común de todas ellas es el del personaje perplejo ante los interrogantes del mundo, las situaciones inesperadas e inquietantes o la sensación embelesada ante las desconcertantes maravillas de la vida. La contemplación de todo lo que nos resulta sorprendente, ambiguo, fascinante o misterioso, y el efecto anímico que estas situaciones nos provocan: "el pasmo". Y todo con el toque de humor inteligente que siempre ha caracterizado la obra de Max.
En cuanto al título. "Sebastián Marí, el director editorial, me propuso hacer este libro -asegua Max-. Él también edita láminas y el dibujo de la portada es una de las que me había publicado. Y una de las que más se venden. Por eso decidimos que ese dibujo fuera la portada y, a partir de ahí, nos planteamos de qué iba a ir el libro y qué título le íbamos a poner. Y repasando todo lo que he hecho hasta ahora, encontré un nexo común en mi obra porque la mayoría tenían mucho que ver con la actitud que representa este dibujo, la de alguien pasmado".
"Así encontré el tema que daba coherencia temática al libro -continúa-. Y seleccioné los dibujos que apuntaban a esta manera de estar en el mundo, que no deja de ser la mía y la de muchos: el pasmo constante ante cosas que no entiendes, a veces por demasiado humanas y otras por demasiado lejos de lo humano".
"Me pasmo con la situación política actual"
En cuanto a las cosas con las que se pasma, el Premio Nacional de Cómic asegura: "Alucino, me hago cruces e incluso me puedo dar cabezazos contra la pared viendo cómo va el mundo. Y es que no entiendo por qué las cosas se hacen tan mal. Igual que te pasma un descubrimiento científico, también te pasma la actitud de los políticos españoles, por ejemplo, en estos meses que llevamos. Yo no presumo de inteligente pero sí de intentar estar al día de lo que pasa en el mundo, en el Arte… me nutro de la actualidad, poniendo antenas por todas partes.".
Preguntamos a Max si, tras esta combinación de texto e imágenes, se vería capaz de hacer una viñeta de opinión diaria como las de El Roto. “No, cada vez lo admiro más porque me parece dificilísimo lo que hace. Yo dibujo una tira semanal en Babelia sobre cultura, aunque a veces lo relaciono con la actualidad política. Pero lo hago una vez a la semana y ya voy de cabeza. Y El Roto lo hace a diario. Hay que tener una capacidad especial para el trabajo diario. Yo tardo en procesar las cosas y tampoco me apetece correr".
En cuanto al humor, siempre presente en su trabajo, Max asegura que: "El humor es muy complicado porque cambia de persona a persona, y ya no te digo de país a país. Por eso no sé cómo entenderán el libro en otros lugares".
Su evolución artística
El libro recoge trabajos de la última década (1996-2006) preguntamos a Max si en ellos se puede apreciar su evolución artística: "Casi todo son trabajos de ilustración por encargo y la temática te viene dada. Tu pones tu óptica y en esas cosas constato que más sabe el diablo por viejo que por diablo. Las cosas que me salen bien es por veteranía. El dibujo, la composición, el color… voy afinando con los años".
"Pero como también me dedico a los tebeos -continúa-, los descubrimientos que hago en el cómic nutren mucho mis ilustraciones. Como el tema de los espacios vacíos que, hasta hace poco, eran todo un anatema en el mundo de la ilustración. Si te daban una página no podías poner un dibujito en el rincón y dejar el resto en blanco porque estaba muy mal visto. Pero si eso se hace con intención puede ser maravilloso. Yo voy un poco a eliminar lo superfluo y buscar el hueso de la idea, para transmitirla visualmente de la manera más potente posible, con los mínimos elementos".
Otra de las constantes de su trabajo es que siempre busca la implicación del lector: "Le reto. Quiero hacerle entrar en mi trabajo. Por eso no le doy todo terminado sino que le doy algo en lo que puede participar. Eso lo he aprendido a través del cómic, un arte en el que la participación del lector es enorme, porque tiene que llenar todo lo que falta en la página. Los lectores de cómic son de los lectores más activos que hay. Yo procuro llevar por este mismo camino a los lectores de mis ilustraciones. Porque los dibujos también se leen a través de un desciframiento de códigos visuales".
¿Quién es Oliver Veek?
A los lectores de Max les sonará el nombre de Oliver Veek, con el que ha colaborado en otras ocasiones: "Los textos que acompañan a las ilustraciones -asegura Max- están escritos por Oliver, un belga que escribe y dibuja, que vive en Mallorca desde hace años, y que colabora habitualmente conmigo. El dibujo de la portadilla del libro, que es como un diagrama, es suyo".
"Añadir esos textos a las ilustraciones es por esas ganas de jugar y hacer algo distinto. Que no sea un simple un libro recopilatorio, que al final queda como un catálogo, sino que tenga entidad temática. Y que dentro de esa coherencia haya un elemento con el que las ilustraciones puedan jugar. Por eso se me ocurrió acompañarlas de estas breves citas literarias escritas específicamente para el dibujo pero que no son explicitas, sino que plantean un entretenimiento la lector. Siempre hay algo que los relaciona pero no siempre es evidente a primera vista".
Por cierto, no busquéis a Oliver Veek en la Wikipedia porque no lo encontraréis. ¿Será otro juego de Max?
En el libro también colabora su hija, Aina Capdevilla, "Ella se ha encargado del diseño -confiesa el dibujante- últimamente diseña todos mis trabajos. Es muy fácil trabajar con ella porque nos llevamos muy bien en el terreno de diseño y en este libro la he dejado muy suelta, resistiéndome a la tendencia de los padres a ir acompañándo a los hijos. Le dije que se soltara y que ella propusiera su visión del libro. Y creo que lo ha hecho muy bien".
En cuanto a si alguna vez dejará de estar pasmado, Max confiesa que: "Nunca voy a dejar de estar pasmado. Es casi mi estado permanente. Y como decía antes, creo que hay mucha gente que está en esta misma situación y por eso se puede reconocer en mis dibujos, porque expresan cosas que también a ellos les pasan".