Jornada de reflexión por la Concha de Oro
- El Festival de San Sebastián entrega sus premios sin claros favoritos
- Sigue la Gala de clausura y entrega de premios (21:00 h. en La 2 y RTVE.es)
- El biopic sobre Jacques Costeau cierra el certamen fuera de concurso
San Sebastián se preparara para las Elecciones autonómicas de mañana mientras un puñado de personas, los seis miembros del jurado que preside el director danés Bille August, ya han votado el palmarés de la 64 edición del Festival de San Sebastián.
¿Quién ganará la Concha de Oro que se entrega en la Gala de clausura de esta noche (en directo a las 21.00 h. en La 2 y RTVE.es)? En un año en el que ninguna película ha destacado sobremanera, así que suenan un puñado de cintas de muy distinta factura.
La película con mayor consenso es Lady MacBeth, del británico William Oldroyd, que sitúa a una femme fatale en la Inglaterra victoriana. Y muy cerca aparece bien colocado el cine oriental con la china I am not Madame Bovary, Feng Xiaogang, sobre las miserias burocráticas del país asiático; y la surcoreana Yourself and Yours, de Hong Sang-Soo, nueva vuelta a su personal cine de sentimientos y palabras.
La tierna cinta sueca The giant es quizá la cinta europea más digerible, por encima de las extremas Nocturama (Francia) y Playground (Polonia). Así como dos cintas latinoamericanas: el western sobre la supervivencia en la Patagonia, El Invierno, de Emiliano Torres; y el drama generacional chileno Jesús, de Fernando Guzzoni.
En cuanto a las opciones españolas, la única cinta con perfil festivalero es La reconquista, de Jonás Trueba, pero no hay que olvidar las posibilidades, en los premios de interpretaciones, de los dos thrillers, El hombre de las mil caras y Que Dios nos perdone.
La odisea del ‘homo aquaticus’ Cousteau
El Festival se cierra con la proyección, fuera de concurso, de La Odisea, biopic rutinario, aunque algo vistoso, sobre el oceonágrofo y divulgador Jacques Cousteau. La película está escrita y dirigida por Jerome Salle. Y protagonizada por Lambert Wilson, Pierre Niney (presentes en Donostia) y Audrey Tatou.
La Odisea se sube a bordo de la intimidad familiar y sus dificultades (las infidelidades de Cousteau, el abandono de sus hijos), y también en la evolución desde un apasionado marino al hombre de negocios que transformó el barco Calypso en un falso reality donde hasta los famosos gorros rojos solo fueron elegidos solo por ser telégenicos.
“Era alguien que jugaba con la seducción a su alrededor. Sí que era carismático, pero también muy duro con quienes les rodeaban y también con su familia”, afirma el director. “Hablamos con la gente que le trató y se dividían entre los que pensaban que era un semidios y los que pensaban que era un cerdo. No había un término medio”.
Como suele suceder con los Cousteaus del mundo, su legado está más en el cariño de los espectadores que descubrieron el reino silencioso submarino que en los reproches de quienes le trataron. Quien bien te quiere, te hará llorar.