Los bajos impuestos al salario y el empleo en negro lastran la recaudación fiscal en América Latina y el Caribe
- La presión fiscal sobre el trabajo supone de media solo un 21,7% del coste laboral
- La región recauda un tercio menos en impuestos al trabajo que la media de la OCDE
- Lo destaca en su informe Impuestos sobre los salarios en América Latina y el Caribe
América Latina y el Caribe recaudan un tercio menos en impuestos al trabajo que la media de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), debido a los bajos gravámenes al salario y al empleo en negro.
"En general, el nivel de recaudación fiscal en América Latina es bajo", ha dicho Ángel Melguizo, jefe de la Unidad Latinoamericana y Caribeña del Centro de Desarrollo de la OCDE, durante la presentación mundial en Buenos Aires de la primera edición del informe Impuestos sobre los salarios en América Latina y el Caribe en el marco del VI Foro LAC (Latinoamérica y Caribe) de Política Fiscal de la OCDE.
Según el estudio, en la región la presión fiscal sobre el trabajo supone de media solo un 21,7% del coste laboral frente al 35,9% que representa en la OCDE. Aunque la organización reconoce gran "heterogeneidad" entre la veintena de países estudiados.
Ha terminado la fase en que Latinoamérica se sostenía con el mercado de las materias primas, por ello es indispensable que "la financiación de la política pública" comience a venir de una mejor "administración interna", ha dicho Mario Pezzini, director del Centro de Desarrollo. En esa transformación es "clave" el tributo sobre la renta de los trabajadores ya que, en general "la renta la pagan solo los deciles (sectores) más altos y pagan poco", ha indicado Pezzini.
No es el único problema que enfrentan los sistemas fiscales latinoamericanos y caribeños, sino que, además, deben batallar contra el trabajo en negro, que alcanza una cuota del 55%. "Entrar en la formalidad es un coste bastante elevado", ha admitido Melguizo, y no solo para los sectores más vulnerables sino también para la "clase media emergente", para la cual "los impuestos pueden representar entre un 70% o un 80% de los salarios".
Mejorar la transparencia y la calidad del gasto
En los casos en los que la base fiscal es amplia, como en Argentina, la carga tributaria no es suficientemente progresiva ya que la mayor parte de los impuestos proceden del consumo. Además, no hay una percepción de que el dinero recaudado vaya a ser bien empleado.
"En América Latina el doble de ciudadanos que en cualquier país de la OCDE justifica el evadir impuestos", ha dicho Melguizo, quien ha enumerado entre los motivos la corrupción, la percepción de una baja calidad de los servicios públicos o cuestiones culturales como la idea de recompensa al esfuerzo.
Muchas dificultades, sin embargo, no dependen solo de las medidas internas sino de la adopción de estándares internacionales a los que la OCDE anima a unirse. "Con la globalización los países no pueden atacar el tema de evasión simplemente con reglas nacionales, tienen que cooperar con otros países porque los evasores no conocen las fronteras", ha subrayado Grace Pérez-Navarro, directora adjunta del Centro de política y Administración fiscal de la OCDE. "Con los estándares de la OCDE, hemos logrado que 135 países se hayan convertido en miembros del foro global para la transparencia e intercambio de información", en 2017 se incorporarán 60 y en 2018 otros 60 -con Suiza incluida-, ha destacado.
En general, según la OCDE, los sistemas fiscales de Latinoamérica y el Caribe deben dar "incentivos" para tributar y mejorar la transparencia y la calidad del gasto.
Marcelo Scaglione, representante ante la OCDE del Ministerio de Hacienda de Argentina, ha recalcado que el Gobierno tiene "en agenda" una reforma fiscal ambiciosa para acabar con un sistema injusto y "perjudicial" para la competencia. Otros países que ya plantean reformas fiscales estructurales son Colombia, Costa Rica o Perú, donde la recaudación apenas llega al 20% del PIB.