Blesa explica que ni el Banco de España ni Hacienda objetaron nunca a las tarjetas opacas de Caja Madrid
- Su tarjeta era "de libre disposición" y no era preciso "la justificación de los gastos"
- Miguel Blesa presidió Caja Madrid entre 1996 y 2010
- La Fiscalía Anticorrupción pide para él una pena de 6 años de prisión
El expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa ha comenzado este viernes a declarar en el juicio contra los usuarios de las tarjetas opacas de la entidad y ha recordado que ni el Banco de España ni Hacienda "pusieron tacha alguna ni vieron irregularidad en 23 años" al uso de las mismas.
Blesa ha dicho que las tarjetas que empleó en Caja Madrid y repartió a varios de sus consejeros y altos cargos "eran de libre disposición" y no era preciso "la justificación de los gastos que se realizaban". "¿Hay alguien que pueda decir que se puede esconder esta práctica en una organización de miles de personas con un Banco de España detrás?", se ha preguntado Blesa.
Al inicio de su declaración, Blesa ha puntualizado que sólo responderá a las preguntas del fiscal y de su propio abogado, y no a las preguntas de las acusaciones particulares, Bankia y el FROB, y populares, Confederación Intersindical de Crédito y CGT.
Blesa ha explicado que cuando se incorporó a Caja Madrid "tenía que confiar en que había órganos internos de auditoría, asesoría fiscal", tanto internos como externos, que es de suponer que se ocupaban de este tipo de "remuneraciones". De este modo, "no me puse a revisar acto a acto dentro de la caja si todo estaba respaldado por acuerdos", porque cuando uno se incorpora a una entidad así "lo hace con un principio de confianza".
Blesa dice desconocer los fundamentos normativos de las tarjetas
A preguntas del fiscal Anticorrupción Alejandro Luzón, Blesa ha indicado que, en aquel momento, desconocía muchos hechos relativos a estas tarjetas, hechos que ha ido conociendo con posterioridad, y en concreto se ha referido a un informe de auditoría del año 2014 que mencionaba el contrato inicial de Caja Madrid y Visa, fechado en 1994.
Asimismo, ha reconocido desconocer los fundamentos normativos de las tarjetas, y si estaban o no respaldadas por algún tipo de "acuerdo estatutario". En aquel contrato con Visa, se mencionaban las tarjetas de los directivos y "también había alusiones a las de los consejeros", pero el origen último, ha dicho, se sitúa en un acuerdo de 1988 (Blesa presidió Caja Madrid entre 1996 y 2010).
Ese año, se puso en marcha un plan de revisión y actualización de las funciones de la caja, y se aprobaron los complementos retributivos para dejar las retribuciones dentro de la media del sector, ha relatado al Fiscal. Es entonces, en ese Consejo, al que Blesa no asistió, cuando la retribución del presidente se fija en 26 millones de pesetas de sueldo y dos millones anuales a disponer por meses mediante gastos específicos de la presidencia. "A nadie se le puede dar una cantidad para que represente a la entidad en meses y en cuantía fija", ha explicado.
A su llegada a la entidad en septiembre del 96, el director de Recursos Humanos le retiró la tarjeta de consejero y le dio una de gastos de representación "y otra análoga a la anterior de consejero como complemento retributivo". Su predecesor en el cargo, Jaime Terceiro, puso un límite "que nunca amplió" porque no era necesario, "nunca se superaba", pero esa cuantía "no se ajusta a la realidad".
Modificar el límite mensual, una práctica "del día a día"
Los incrementos de límite de gasto se fueron produciendo porque "la Caja no era la misma que en 1988; en 2009 tenía 200.000 millones de euros, había doblado su balance en tres años y se estaban acompasando las retribuciones según la implicación de los consejeros".
Según Blesa, ninguno de los consejeros o directivos de la antigua caja pidieron que su retribución fuese ampliada sino que se modificara su límite operativo mensual, una práctica "del día a día", aunque a final de año los gastos no podían superar las cuantías anuales establecidas. Por lo que respecta a la fiscalidad de los gastos efectuados con las tarjetas, Blesa ha señalado que "estábamos en la creencia de que esa retención se estaba practicando".
Cuando el fiscal le ha preguntado si en los detalles de remuneraciones que se hacían llegar a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) se incluía lo gastado con las tarjetas, Blesa ha señalado que "de manera agregada y no individualizada".
Sobre el supuesto carácter "delicado" de los gastos de las tarjetas, tal y como se refirió a ellos el exsecretario del Consejo Enrique de la Torre, Blesa ha recordado que "estaban bajo la custodia de Bankia, pero eran gastos que no tenían que haberse divulgado, de ahí que Enrique de la Torre se refiriera a ellos como algo "delicado", pues al parecer era relativamente fácil acceder a ellos.
Blesa se enfrenta a una petición fiscal de 6 años de prisión y multa de 108.000 euros. Gastó de forma directa 436.688,42 euros con su tarjeta aunque se le reclama una indemnización que abarca la cantidad completa que gastaron sus consejeros y altos cargos durante su mandato, 9,3 millones. Sobre este punto, Blesa ha asegurado que los documentos aportados por Bankia que revelaron sus gastos contienen "numerosas inexactitudes, ya que uno no tiene el don de la ubicuidad para estar en varios sitios a la vez". Ha dicho no reconocer los gastos porque no puede "contrastarlos con ningún otro documento".
La investigación comenzó el 1 de octubre de 2014, cuando a raíz de una denuncia de Bankia, la Fiscalía Anticorrupción vio indicios de delito en el uso de tarjetas de crédito por parte de antiguos miembros de la cúpula de Caja Madrid y Bankia que las utilizaron para gastar 15,25 millones de euros en 13 años.