Pedro Sánchez, un líder obcecado en el 'no es no' que perdió la guerra con sus barones
- Dimite tras perder el pulso con su propuesta de primarias y congreso exprés
- Bajo su liderazgo, el PSOE ha cosechado los peores resultados electorales
- Intentó formar un Gobierno en marzo pero no superó la sesión de investidura
- Único secretario general elegido por la militancia, ha ocupado el cargo dos años
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El hasta ahora secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, ha cedido finalmente a la presión de sus propios compañeros y ha dimitido tras un sábado negro para un PSOE que ha dado la peor imagen de la historia reciente del partido durante el Comité Federal. Tras más de 11 horas de insultos, frustración y llantos, Sánchez se ha ido tras perder la votación de su propuesta a celebrar primarias y un congreso exprés. Queda la evidencia de un partido irremediablemente dividido.
El exlíder socialista, primer secretario general elegido por la militancia, se marcha dos años y dos meses después de que fuera proclamado por sorpresa el relevo de Alfredo Pérez Rubalcaba. Lo hace a pesar -o mejor dicho como consecuencia- de mantener su palabra e inamovible "no es no" a facilitar un Gobierno del PP. Y, aunque él no lo reconozca, los malos resultados cosechados en las últimas citas electorales también han influido.
“Aprendí a esforzarme hasta que el árbitro pite el final del encuentro”, dice en su biografía oficial un Sánchez pertinaz que armado con su respaldo de la militancia y su interpretación de los estatutos desafió a los barones y líderes de peso socialistas como Susana Díaz o Felipe González. Un pulso que finalmente ha perdido.
Malos resultados electorales y una sesión de investidura fallida
Uno de los primeros síntomas del declive de Sánchez, madrileño del barrio de Tetuán y exjugador de baloncesto del Estudiantes, fueron los malos resultados electorales del 20D, que además le llevaron a convertirse en el primer candidato a presidir el Gobierno que no superó una investidura. Su pacto con Ciudadanos no gustó al partido de Pablo Iglesias, una formación con la que el PSOE prefirió guardar las distancias tras acusaciones como las de que "Felipe González tiene el pasado manchado de cal viva". "Si dependo de los votos de Iglesias, nunca seré presidente", llegó a asegurar Sánchez en Los Desayunos de TVE.
El panorama para los socialistas fue todavía peor en la repetición de las elecciones el 26J, pues pasó de 90 a 85 escaños, pero a Sánchez le bastó como triunfo que no se produjese el temido sorpasso de Podemos. Siguiendo el encargo del Comité Federal, mantuvo inamovible su 'no' a Rajoy, le vió fracasar en su investidura y dejó pasar el verano antes de anunciar que propondría al Comité Federal del PSOE intentar formar un gobierno "alternativo" con Ciudadanos y Podemos.
"No se puede gobernar con 85 diputados", manifestó entonces Susana Díaz, cuestionando el anuncio de Sánchez. El presidente asturiano, Javier Fernández, opinó que la propuesta, aunque le gustase, llevaba directamente a terceras elecciones porque esa coalición no era posible. Pero Sánchez se mantuvo firme respaldado con el apoyo de otros compañeros que le pedían que resistiese.
El colofón llegó tras los comicios vascos y gallegos del pasado 25 de septiembre, donde sí llegó, y por partida doble, el sorpasso de la formación morada. Aunque el PSOE, una vez más, obtuvo en ambas comunidades los peores resultados de su historia, en los planes de Sánchez no entraba dimitir.
Felipe González, "engañado" por Sánchez
Solo unas horas después estalló una guerra interna que, aunque venía de lejos, detonó las declaraciones del expresidente Felipe González, que manifestó sentirse “engañado” por Sánchez porque este le dijo que se abstendría. Sánchez respondió hablando de dos “bandos” –el del ‘no’ a Rajoy y el de la abstención-, y retó a la andaluza Susana Díaz a que desvelase en cual está ella.
La pelota quedó entonces en el tejado de ‘los críticos’, que la lanzaron acompañada de 17 dimisiones en bloque de la Comisión Ejecutiva Federal de miembros afines a Díaz con el objetivo de disolver este órgano de dirección y propiciar la salida de Sánchez. No funcionó, al menos en principio.
La Ejecutiva restante, cuya vigencia no reconocían los críticos, declinó nombrar una gestora y convocó un Congreso extraordinario para elegir a un nuevo líder. Pero esto tampoco llegó a aprobarse, y Sánchez acabó perdiendo otra vez en el tenso Comité Federal de este 1 de octubre, en el que tras horas de batalla, perdió la guerra con los barones y presentó su dimisión.
El primer secretario general elegido por la militancia
Pedro Sánchez llegó a la Secretaría General del PSOE tras imponerse a Eduardo Madina sin ser a priori el favorito en las primarias de militantes que se celebraron en julio de 2014 para sustituir a Alfredo Pérez Rubalcaba. Entonces lo hizo con el apoyo de la presidenta andaluza de cuya tutela se desmarcó desde el primer momento para malestar de la dirigente, que de momento no se ha decidido a abandonar el Palacio de San Telmo para disputarle el liderazgo.
Hasta su elección como secretario general, Pedro Sánchez Pérez-Castejón había permanecido en una discreta segunda fila dentro del PSOE, en el "banquillo" del equipo, desde que se afilió en 1993 cuando Felipe González estuvo a punto de perder las elecciones frente a José María Aznar (PP).
Su primer cargo público fue el de concejal en el Ayuntamiento de Madrid con Trinidad Jiménez entre 2004 y 2009.
En las generales de 2008 y 2011 fue en las listas por Madrid al Congreso pero no consiguió el escaño en ninguna de las dos noches electorales. Entró en la Cámara Baja después, en 2009 cuando el exministro Pedro Solbes dejó el Gobierno y en 2013 al correr la lista con la marcha de la también exministra Cristina Narbona del Ejecutivo.
Ya en 2008 al no conseguir escaño a la primera, comenzó a dar clases como profesor asociado en la Universidad Camilo José Cela, primero de Economía Española y Mundial y después de Estructura Económica e Historia del Pensamiento Económico.
Este sábado Sánchez ha cerrado una etapa en su historia política con su dimisión. Se ha ido prometiendo lealtad al partido y con la incógnita de si volverá a intentar volver a ser secretario general en unas primarias futuras.