Las robots de Chanel y las sirenas de McQueen conquistan París
- Los robots de Chanel desfilan en un centro de datos
- Mcqueen se inspira en la salvaje naturaleza de la costa escocesa
- Armani: "La moda se ha vuelto menos importante que lo que la rodea"
Un centro de datos sirve para hospedar sistemas de ordenadores. Es el cerebro de una compañía. El centro de datos de Chanel es Karl Lagerfeld que ha transformado su pasarela en un espacio lleno de cables, servidores, cortafuegos, commutadores y routers.
Y en este singular escenario hemos visto una colección que no se sale del estilo de la casa, pero enfocada, quizá con mayor descaro, a ese público joven que vive en un mundo virtual y que nace, crece, se desarrolla y muere en las redes sociales.
Lagerfeld, muy listo, hace guiños a las estrellas más mediáticas, desde Rihanna a Miley Cyrus, con looks ‘copiados’ de la cantante de Barbados y transparencias que solo una rubia descarada se atrevería a llevar.
Algunas de sus modelos llevaban cascos futuristas, como los integrantes del grupo Daft Punk. Robots de pasarela que ocultan su identidad y solo muestran ropa, una sencilla metáfora de lo que vemos a diario en la pantalla de nuestro teléfono móvil.
Toda la propuesta bebe de las redes sociales, con prendas fáciles de llevar, enfocadas especialmente al mercado asiático. Destacan los estampados de neón, y la distorsión digital de los colores.
La paleta cromática se inspira en los tonos de los cables electrónicos que conectan, en este caso, la moda con la calle.
Los looks están muy trabajados, logrados con varias prendas que combinan, elegantemente, en tejido, forma y color. Y en contraste, vemos prendas depotivas en blanco puro y delicadas faldas de encaje.
También, sofisticados vestidos de corte setentero en blanco roto con osados escotes velados con encaje, y otros en suaves rosas cargados de feminidad, tan ideales que harían las delicias de Coco.
Lagerfeld, que antes ha convertido su pasarela en un enorme ordenador, en una nave espacial o en un mundo apocalíptico- regresa así al futuro, pero su futuro ya es historia. Su propuesta no pretende ser un avance de lo que se va a llevar, al contrario. Con tanto viaje en el tiempo esta colección parece vintage.
Se llama Sarah Burton y es una de las mujeres más influyentes y poderosas de la moda. Y siempre ejerce su poder desde la sombra. En 2010, tras la muerte de Alexander McQueen, tuvo que enfrentarse al enorme reto de sustituir al genio de los genios de la aguja.
Algunos pusieron en duda su capacidad de mantener a flote la casa y el nombre del famoso diseñador pero hoy, seis años después ha demostrado, con creces, que supo hacerlo y que sigue haciéndolo.
Burton es grande, una institución en el Reino Unido tanto para los amantes de la moda como para la sociedad. No en vano fue la encargada de hacer el vestido de novia de Catalina Middleton cuando se convirtió en la duquesa de Cambridge.
Sus colecciones siempre tienen un acento dramático y una intensa carga emocional. Su talento se enmarca en un gótico renovado, casi alegre, y sus manos manejan con soltura las técnicas del bordado o la estampación logrando auténticas piezas artesanales que gustan por su estilo diferente pero también por su personalidad.
Burton ahora se aleja del estilo gótico que tanto gusta a sus seguidoras y presenta una colección romántica, inspirada en la naturaleza salvaje y mágica de la costa escocesa, concretamente en el paisaje de las Islas Shetland.
Flores silvestres se estampan, bordan o aplican en diseños de organza ligera y femenina pero también sobre potentes prendas en cuero negro, logrando un contraste potente, entre transparencias y texturas opacas.
Los volantes, el elemento que arrasa en las pasarelas, parecen algas que el mar arrastra a la costa convertida en vestido, y que se mezclan con plantas y florecidas que parecer nacer en la arena que es ahora la piel de la modelo.
Vemos piezas de punto, tricotado con cariño con colores oscuros, fríos, como redes de pescar, y aplicaciones de encaje que parecen espuma del mar.. También, trajes en príncipe de Gales - of, course- con cuadros en gris y azul, y decoados con bordados en azabaches que forman flores oscuras.
Destacan, por su majestuosidad y belleza, los diseños de fiesta con cuerpo de corsetería, detalles lenceros y aplicaciones en plata, siempre dejando los hombros al descubierto, como si fueran sirenas que te observan desde el Atlántico.
Giorgio Armani ha cambiado la pasarela milanesa por la parisina para presentar la colección de Emporio Armani, su línea joven. El italiano quería promocionar uno de sus negocios en la capital francesa y al desfile ha acudido la actriz Juliette Binoche.
La casa propone un sencillo juego de prendas de gran versatilidad que combinan perfectamente, como en un puzle de elegancia, unas con otras. Diseños para hombre y mujer en tonos tranquilos, en colores no-color, que acentúan el recio patrón y la nobleza de los tejidos.
Tejidos suaves, la mayoría de las veces, que crean vestidos y faldas con movimiento, y ligereza visual. Tan solo golpes de rojo y un estampado en forma de abanico, de aire oriental, han roto la contenida propuesta del italiano.