Los últimos poetas del Nobel
- La poesía prácticamente ha desaparecido en los premios de los últimos 20 años
- Adonis, Anne Carson o Ko Un son algunos de los poetas que suenan en las apuestas al Nobel
- Sigue en directo el anuncio del Nobel de Literatura en RTVE.es (jueves 13 de octubre a las 13.00 h.)
Si quieres ganar un Nobel, dedícate a la prosa. Así ha sido para 17 de los últimos 20 premiados. Los tiempos, por supuesto, han cambiado. Hasta el final de la I Guerra Mundial, prosa y verso se repartían el mayor galardón de las letras y, según avanzaba el siglo XX los poetas desaparecían de las ceremonias. Desde el Nobel a Wislawa Szymborska (1996) solo Tomas Tranströmer (2011) ha recibido el premio. Uno en casi dos decadas.
Aceptemos que la mayoría de los escritores saltan entre géneros (y que casi todos se inician en la poesía), pero por no enfangarnos demasiado demos por buenas las estadísticas de la propia academia sueca: 77 de los premiados fueron reconocidos por su prosa, 33 por su poesía, 14 por su dramaturgia, 3 por su filosofía o ensayos y 2 como historiadores.
Piensa en tu novelista actual favorito. Piensa ahora en tu poeta actual favorito. La invisibilidad de la poesía en los premios no es más que el reflejo de una realidad editorial y social. Por qué la poesía ha perdido relevancia es un debate amplio. Puede que el postmodernismo finalizara el relato de la búsqueda del lenguaje, pero las artes plásticas también perdieron el mismo sendero y sus creadores siguen siendo juguetes del establishment y por tanto relevantes. Lo que nos lleva a la perspectiva materialista, de la obra de arte en la era de la reproducción digital: pocas palabras, en términos económicos, carecen de valor.
Durante siglos los poetas eran la literatura, sus laureles eran símbolos de eternidad y hasta anteayer todavía formaban el centro de la sociedad. Algunos, como Neruda -y como recordaba recientemente el cineasta Pablo Larraín-, equivalían a todo un país. Y ahora, justamente cuando nos entregamos con pasión a los escritos breves de texto, hemos desterrado su arte. Ningún hasthag tipo #niundiasinpoesía puede salvarnos de esa constatación.
Sea como sea, si el zeitgeist de nuestra época se expresa en versos, estos permanecen ocultos o camuflados en un mundo prosaíco. Pero como la edad media de los Nobel de Literatura es de 65 años, todavía se asoman a las quinielas, y bien posicionados, un buen puñado de poetas.
Adonis, 86 años (Siria, 1930)
El poeta de origen sirio, nacionalizado y afincado en Francia, carga desde hace años con la etiqueta de favorito. Considerado el poeta árabe vivo más importante es también ensayista, una voz crítica contra el fundamentalismo religioso y un defensor del laicismo. También es uno de los más accesibles en español por sus múltiples traducciones.
El signo
He mezclado la nieve con el fuego,
mas no comprenderán los fuegos mis selvas
ni las nieves.
Y seguiré oscuro y manso,
habitando las flores y las piedras,
ocultándome,
indagando,
viendo,
oscilando
como la luz entre la magia y el signo.
(Árbol de Oriente: Antologia poetica, 1957-2007. Editorial: Visor Libros, 2010. Traducción: Federico Arbós)
Ko Un, 83 años (Corea del Sur, 1933)
La turbulenta historia coreana marca la vida y obra de Kun Un, traumatizado por la guerra, monje budista y activista demócrata encarcelado. Trágico y prolífico, ha publicado más de 150 libros, entre poesía, narrativa, teatro y literatura infantil.
Para la isla
La isla hace al hombre
engendrar el sueño o el amor
y
enterrar el sueño o el amor.
El mar no es menos grande que la tierra,
la muerte engendra la tierra,
el amor engendra la isla.
El mar que rodea la isla,
con su clamor de olas,
engendra el mundo
y
lo hunde.
El amor hace soñar al mundo.
O mejor,
si uno se enamora
nada puede hacerse.
(Fuente en llamas. Editorial: Linteo. Traducción: Paciencia Ontañón de Lope y Sung-Chul Suh)
Anne Carson, 66 años (Canadá, 1950)
Como sucedía con Alice Munro, su compatriota premiada en 2013, de Anne Carson se sabe que vive recluida en Canadá y poco más. Erudita formada en la literatura clásica griega, es una de las candidatas más jóvenes al Nobel.
Ciertas tardes ella no atiende el teléfono
Febrero. Hielo por todas partes. Pueden sentirse distintas densidades del hielo.
Sus tonos -azul blanco marrón a gris-pardo plateado- varían.
Parte del hielo tiene grava en el centro o sombras en su interior.
Otra parte es lisa como una ladera, no podría sostenerte.
De pie sentirías que el viento se atenúa, se deshila.
Todo cuanto hemos deseado, se deshila.
Los pequeños no pueden sostenerse sobre el hielo.
Ni una carta ni un esbozo de letra pueden sostenerse.
Cegadoramente, lo que allí hay de mundo, quema.
Febrero. Hielo por todas partes. Pueden sentirse distintas densidades del hielo.
(Decreación. Editorial: Vaso Roto, 2014. Traducción: Jeannette L. Clariond)
Eeva Kilpi, 88 años (Finlandia, 1928)
Nacida en Karelia, región que dejo de ser finlandesa para siempre durante la II Guerra Mundial, Kilpi fue ‘descubierta’ en Europa en los años 80 con una obra poética marcada por el sexo, el feminismo y el humor.
Dime si molesto,
dijo él al entrar,
porque me marcho inmediatamente.
No sólo molestas,
Contesté,
Pones patas arriba toda mi existencia.
Bienvenido.
(Poesía Nórdica. Editorial: Ediciones de la Torre, 1999. Traducción:Francisco J. Uriz)
Son cuatro ejemplos de una lista más amplia: el australiano Les Murray, la canadiense Margaret Atwood, el estadounidense John Ashbery, el rumano Mircea Cartarescu o el chino Bei Dao. ¿Quedará alguno dentro de un par de décadas?
Murakami, mon amour
¿Cómo se elige el Nobel? 18 académicos suecos proponen y recogen propuestas de otros ganadores y otras academias. Tras un primer corte, profesores ilustres y otros escritores reducen a 20 a la lista y, a finales de mayo, solo a 5. Durante el verano, los académicos estudian y elaboran un informe de los candidatos para debatirlo posteriormente. Aunque sea parcial, imperfecto y escorado hacia lo escandinavo, es completamente hermético. De hecho, la lista de nominados de cada año no se publica hasta 50 años después.
Completamente perdidas, las casas de apuestas dejan que sean las propias apuestas las que determinen el ratio de lo que se paga por un Nobel. Es decir, el orden solo es un reflejo de lo que los apostantes creen premiable. En algunas casas, por ejemplo, E.L. James, autora de 50 sombras de Grey aparece nada menos que en el vigésimo lugar.
Así, el japonés Haruki Murakami lleva tantos años como número uno de las apuestas que la concesión del Nobel un trámite administrativo atascado. Y, variando poco los puestos respecto a otros años, el resto de sospechosos habituales son: Ngugi Wa Thiong'o (Kenia), Peter Nadas (Hungría); Claudio Magris y Dacia Marain (Italia); Cees Nooteboom (Países Bajos); Assia Djebar (Argelia); Milan Kundera (República Checa); Philip Roth, Cormac McCarthy y Thomas Pynchon (EE.UU.); o Ismail Kadare (Albania).