Clara Peeters, el primer soliloquio femenino del Prado
- El museo dedica su primera exposición a una mujer artista en dos siglos
- La pintora flamenca fue pionera en el bodegón y "mujer valiente y a contracorriente"
- La exposición, organizada junto al Museo de Amberes, podrá verse hasta febrero
- El Prado realiza un exhaustivo estudio que abrirá la puerta a nuevas investigaciones
Han tenido que pasar dos siglos -197 años- para que el Museo del Prado dedique su primera exposición temporal a una mujer artista. Ha tenido tamaño honor la pintora flamenca Clara Peeters (en activo entre 1607-1621), pionera en el arte de los bodegones y una de las escasas féminas artistas que se dedicó profesionalmente, y con gran éxito comercial, a la pintura en la Europa de la Edad Moderna.
"Hemos tardado lo mismo que ha tardado la sociedad, más o menos. Aunque es importante recordar que, aunque el Prado lleva abierto desde 1819, hacer exposiciones de manera continuada lo hacemos desde hace 20 años, quizás menos incluso, igual que todos los museos del mundo, aunque nosotros puede que entrásemos un poco más tarde en comparación con los anglosajones", matiza a modo de 'justificación' el jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del museo, Alejandro Vergara.
"Yo creo que es su momento realmente. No llevamos de retraso desde 1819 y, además, sus cuadros han estado colgados siempre, o casi siempre, de modo permanente en el Prado", añade en una entrevista con RTVE.es el también comisario de la exposición, titulada El arte de Clara Peeters, coorganizada junto al Koninklijk Museeum voor Schone Kunstern Antwerpen (Museo de Bellas Artes de Amberes), donde ya se ha visto, y en colaboración con el Gobierno de Flandes, y que podrá verse desde el 25 de octubre al 19 de febrero en la Sala D del museo madrileño.
La muestra reúne las 15 mejores obras, datadas entre 1611 y 1621, de las 39 conocidas hasta el momento de Peeters y ha conllevado un exhaustivo estudio de más de un año y medio que ha arrojado nuevos datos sobre esta artista que el Museo del Prado ha querido destacar tras mirar su colección, en la que había cuatro de sus obras, "desde una perspectiva de género" y buscando la "calidad artística e importancia histórica", explica Vergara.
"Nosotros buscamos darle visibilidad y hacer que Clara Peeters sea más conocida, pero insisto en que ya era una mujer importante, tanto históricamente como en el Museo del Prado", señala el comisario, que revela que de los seis cuadros de la artista documentados en el siglo XVII dos estaban en la colección real española, una de las más grandes de la época, y otros dos en la personal de Diego Mesía y Guzmán, Marqués de Leganés, un aristócrata próximo a Rubens y uno de los más destacados coleccionistas del momento.
Una artista pionera a contracorriente
El estudio sobre la artista barroca -incluido en el catálogo de la exposición, que se ha agotado en la muestra de Bélgica- ha permitido, por ejemplo, fijar su lugar de nacimiento en Amberes, acotar las fechas que estuvo en activo y el número de obras que pintó y situarla como una de las "pioneras" en el género de la naturaleza muerta e, incluso, determinar que fue "la primera persona" en pintar un bodegón con el pescado como protagonista, como en Bodegón con pescado, vela, alcachofas, cangrejos y gambas (1611).
La flamenca, cuya fecha exacta de nacimiento se desconoce pero puede situarse entre 1588 y 1590, es decir, unos 15 años menor que Caravaggio (1571-1610)- considerado autor del primer bodegón, Cesto con frutas, de 1596 o 1597- y diez menor que Velázquez (1599-1660), forma parte así de esa "primera generación de pintores que está transformando lo que ellos entienden que debe ser la pintura y que en lugar de idealistas son realistas", indica el comisario. "No solo es pionera por eso, sino que, además, pintar así en Amberes es muy raro, porque Amberes, más que Sevilla, Milán o Roma, está dominado por la figura de Rubens, que pinta de forma totalmente distinta. En este sentido, es bastante pionera y podemos considerarla una persona que va a contracorriente", subraya.
Si a eso se le añade que fue la primera persona en pintar un bodegón de pescados, lo que implica que era una artista que "reaccionaba ante la sensación de que el mercado pide ciertas cosas y con un espíritu pionero, pensando las cosas desde cero y no haciendo lo que hace los demás", se puede concluir que Peeters era "una mujer valiente y vanguardista dentro del contexto de la época, y sobre todo en Amberes".
Los autorretratos de Peeters
La fascinante pintora flamenca también se hace notar por autorretratarse en muchos de sus bodegones en los reflejos de las superficies metálicas de sus cuadros (en una copa, una jarra...) -en algunos casos hasta en seis ocasiones en el mismo cuadro, como en Bodegón con flores, copas doradas, monedas y concha (1612)-, algo que es también "poco habitual" y en lo que ella marcó escuela para otros pintores de naturalezas muertas y que se no ha hecho en los últimos 120 años.
"Lo bonito es pensar que ella está deseando mostrarse y haciéndolo discretamente al mismo tiempo. Con eso consigue al mismo tiempo que, cuando vemos el cuadro, vemos a la mujer que lo está pintando, con lo cual también está muy conseguida la sensación de ilusionismo, que es algo muy importante para los artistas cuando pintan", señala Vergara, que añade que estos autorretratos, aparte de mostrar la maestría de la artista, ayudan a forzar también una relación más estrecha con la pintura "porque te obligan a meterte dentro y buscar y vas descubriendo el rostro de Clara Peeters como si saliese de las tinieblas".
Otras artistas contemporáneas, como Artemisia Gentileschi, una de las artistas más reconocidas de la época, también buscó ese hacerse notar, aunque de una forma menos sutil, en este caso a través de las cartas dirigidas a un cliente en las que varias veces le insistía en que le iba "a demostrar lo que puede hacer una mujer pintora".
Incógnitas por desvelarse
Pese al exhaustivo estudio realizado, aún no se ha podido descubrir, no solo cuándo nació, sino quién fue su familia, dato de gran relevancia porque una manera en que las mujeres podían superar en aquella época las limitaciones que les daba su género para poder dedicarse a la pintura profesionalmente era el ser hijas de pintor. Ese es, de hecho, el caso de Artemisia Gentileschi, cuyo padre fue el famoso pintor Orazio Gentileschi.
Tampoco se ha podido determinar si las 39 obras conocidas atribuidas a Peeters son todas salidas de su pincel o pueden ser de su taller o imitaciones. "Unas parecen que son un poco más flojas que otras y parece lógico pensar que sí pintaba con taller porque es una mujer de éxito y porque vemos repeticiones en las obras, y algunas de estas atribuciones que parecen un poquito más flojas pero que llevan su firma podrían haber salido de allí o son imitaciones. En cualquier caso, que existan nos demuestran que ya tenía éxito y que hay gente intentando vender un producto que cuando ella lo ha vendido ha tenido éxito", el jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo del Prado.
De cualquier manera, Vergara recuerda que "cuando un museo hace Historia del Arte, suele tener bastante repercusión" y está convencido de que aparecerán nuevos cuadros de Peeters y se harán más investigaciones que aporten más información. "Eso es el resultado de darle visibilidad a una artista, y eso es justo lo que pretendemos", concluye.