Frederic Amat, la trastienda del teatro en el Thyssen
- El Thyssen presenta la exposición Frederic Amat, la escena pintada
- De acceso gratuito, muestra el proceso creativo del escenógrafo
- RTVE.es entrevista al escenógrafo y artista visual Frededic Amat
"El espectador tiene la posibilidad de ver en esta exposición por primera vez lo que no ve en escena, ver la gestación, el germen de lo que luego se ve en escena. Es una ocasión de ver la trastienda, lo que sería el backstage, qué hay detrás de escena, cómo se gesta lo que luego se ofrece en escena", explica a RTVE.es el artista y escenógrafo protagonista de la exposición Frederic Amat, la escena pintada que inaugura este jueves el Museo Thyssen de Madrid y que podrá verse hasta el 27 de noviembre de forma gratuita.
La muestra recoge más de 100 piezas entre bocetos, fotografías, carteles, cuadernos de trabajo, storyboards y elementos de vestuario, además de fragmentos de vídeo, de una selección de los más importantes de los numerosos montajes que Amat lleva poniendo en escena desde hace más de 30 años, desde El público de Federico García Lorca en 1986 hasta el último, Iphigenia en Tracia, de José de Nebra, que se estrenará el 15 de noviembre en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.
El estreno de esta obra barroca con escenografía del artista catalán es la excusa perfecta para traer a Madrid, adaptada, esta exposición que pudo verse en el Teatre Lliure de Barcelona durante la temporada 2015-2016 titulada Amat/Lliure y que, promovida por su director, Lluís Pascual, hacía una antología de sus colaboraciones con este teatro con el que el también artista visual y pintor mantiene un estrecho vínculo.
El propio artista se sorprende de que la exposición haya podido recalar en Madrid, máxime en el Thyssen, ya que nunca había mostrado este material que forma parte de su proceso artístico creativo en ninguna galería de arte, porque "nunca he querido que se comercializara", ni ningún museo se había interesado.
"Cuando piensa en estrategias, es la peor manera de avanzar. No hay que tener guiones ni estrategias y menos en el trabajo del artista. El artista con estrategias es ridículo. Y, en este caso, no ha habido estrategias. Yo me sorprendo y jamás imaginé hace un año que iba a estar aquí en el Thyssen, que normalmente son pintores póstumos los que exponen. Agradezco mucho la hospitalidad del museo, de amparar esta exposición donde la pintura está. Porque hablamos de teatro pero ocurre algo que yo creo que es una singularidad de esta exposición, de ahí su título de 'La escena pintada' porque surge de una experiencia pictórica que dialoga con la experiencia escénica", explica Amat.
"Testimonio de una trayectoria"
Además de El público e Iphigenia en Tracia, la exposición también permite descubrir la escenografía de obras como Belmonte (1988), Roberto Zucco (1993), Esperando a Godot (1999), Oedipus Rex (2001), Ki (2010) y El testamento de María (2014), entre otras, en las que Amat se encarga no solo de la escenografía, sino del vestuario, el diseño de objetos, los carteles, las imágenes proyectadas... el artista completo.
"Una de las peculiaridades del artista contemporáneo y el gran legado del siglo XX es la disolución de los límites entre las diferentes manifestaciones artísticas. Esto hay gente que no lo entiende… Para los museógrafos, curadores o incluso pintores, soy una persona de teatro; para los de teatro soy pintor, para el fotógrafo hago cine, y a la inversa… y esta diversidad, este coral que se ramifica en muchas direcciones, que yo creo que finalmente es el mismo ojo que está detrás, muchas veces no se entiende. Lo ven como si fuese un saltamontes que voy de una rama a otra, pero no ven que el tronco principal es el mismo y que esta ramificación, esta transversalidad en distintos medios de expresión en una de las características del artista contemporáneo", reflexiona Frederic Amat.
Al hilo de esta transversalidad, y preocupado por la importancia del público para el teatro -"sin espectadores no hay teatro"-, Amat confía en que el visitante-espectador de la muestra del Teatro Thyssen salga de ella "iluminado", porque "al final la voluntad de un artista visual es dar luz, y que haya memoria de la luz".
El artista barcelonés advierte, no obstante, que esta exposición pretende, y solo puede ser, el "testimonio de una trayectoria" de más de 30 años de trabajo en el espacio escénico. "Esta exposición es el testimonio de la trayectoria, pero nunca puede ser el viaje en sí mismo; es el álbum de lo que fue", concluye.