'Escuadra hacia la muerte': seis hombres frente al miedo
- La versión de Paco Azorín presenta un grupo de soldados en una situación límite
- Condenados a una misión suicida y aislados, deberán enfrentarse a sí mismos
- Unax Ugalde y Julián Villagrán son dos de los seis protagonistas de la obra
- Estará en cártel en el Teatro María Guerrero de Madrid hasta el 27 de noviembre
La Tercera Guerra Mundial, un búnker y seis hombres. Estos son los ingredientes que presenta Escuadra hacia la muerte (Alfonso Sastre, 1953), una obra existencialista adaptada y dirigida por Paco Azorín que, a través de un grupo soldados en una situación límite, aislados y en espera constante, nos enfrenta a lo desconocido, a la muerte y al futuro incierto.
A pesar de lo oscuro de la propuesta, la versión que Azorín presenta en el Teatro María Guerrero de Madrid, del Centro Dramático Nacional, es esperanzadora. El entorno en el que nuestros personajes intentan sobrevivir es muy hostil, es un mundo en conflicto, al borde de la destrucción, pero que sirve para construir una reflexión sobre el destino de una comunidad. Tal y como explica el director en RNE, es una manera radical de hacernos pensar quiénes somos, qué hacemos aquí y qué queremos hacer.
Jan Cornet, Iván Hermes, Carlos Martos, Agus Ruiz, Unax Ugalde y Julián Villagrán son los seis soldados que integran este 'escruadrón' de la muerte. Los personajes son condenados, todos han cometido algún tipo de comportamiento delictivo o inapropiado y por ello han sido castigados con una misión suicida. De este modo, son enviados a una caseta en medio de la nada, cerca de las posiciones del enemigo, para llevar a cabo una ofensiva.
Pero el ataque nunca llega y los seis militares, a la espera de entrar en acción, poco a poco se van desesperando. La amenaza exterior -incierta pero no por ello menos aterradora- está siempre presente pero descubrimos que los soldados a quién realmente se van a tener que enfrentar es a sí mismos.
Lo más innoble del ser humano
El aislamiento y el paso del tiempo harán brotar los sentimientos más oscuros de los protagonistas, aunque también los más humanos. Habrá violencia, crueldad y tensión pero también compañerismo, compasión y afecto. Precisamente por esta cruda representación de la realidad militar Escuadra hacia la muerte fue prohibida poco después de estrenarse en 1953. Según el expediente de la censura franquista, "la obra retrata todo lo innoble que puede ser el sujeto humano".
Y es que la representación es también una crítica a lo bélico y al ejército -personificado en el Cabo Goban, el déspota que dirige la misión-. Todos los demás, sin embargo, no muestran ningún tipo de entusiasmo por la batalla. Antes de la guerra, tenían una vida, una profesión, una mujer. Han sido arrastrados por el conflicto. Es curioso, además, que en ningún momento conocemos ni las causas ni la pretensiones de la contienda: es ajena a todos nuestros protagonistas.
Un espacio metálico y claustrofóbico
La puesta en escena de la versión, que estará en cartel hasta el próximo 27 de noviembre, es uno de los elementos que más ayuda a la hora de construir esta atmósfera opresiva y asfixiante. El escenario está ocupado por dos cubos metálicos fríos, que parecen de cemento. Es un espacio claustrofóbico e interior. La composición y la luz trabajan también para evidenciar la reclusión de los personajes.
El espacio superior es una sala de desinfección, en la que hay máscaras y trajes que los soldados deben ponerse antes de abandonar el búnker. Todo contribuye a trasladar al espectador a un ambiente envenenado. El mundo exterior que conocíamos ya casi no existe.
La obra, enmarcada dentro del "Teatro de Agitación Social", concepto creado por Sastre en 1950, tiene también cierto aire futurista e intenta que el espectador imagine qué será de la humanidad en, por ejemplo, 50 años.
Un mundo distinto y mejor
Sin embargo, la versión de Azorín, lejos de ser una obra apocalíptica, pretende ser esperanzadora. El director explica -y así construye el final- que para que el nuevo universo nazca, un mundo distinto y mejor, es necesario que el viejo se extinga. El más joven y el más noble de los soldados, Luis (Jan Cornet) será el símbolo de ese futuro ilusionante.
Escuadra hacia la muerte es, en opinión de Azorín, una de las diez obras maestras de la literatura española del siglo XX, un texto además que cree que ha sido "injustamente" tratado. Para él, la obra tiene que mucho que ver con el momento actual, que interpreta como una etapa de convulsión: "Creo que estamos ahora en un punto parecido; nuestra manera de entender el mundo se está acabando y se tiene que acabar para que empiece otra, que va a ser infinitamente más interesante".