Científicos españoles avanzan hacia la vacuna universal de la gripe con la ayuda de la bioinformática
- Han desarrollado dos nuevos prototipos para que no haya que actualizarla cada año
- Ambas vacunas se desarrollarían a partir de epítopos T
- Los científicos están contactando con varias farmacéuticas para su desarrollo
Científicos españoles han logrado avanzar en dos prototipos de vacuna universal contra la gripe con el objetivo de que sean efectivas frente a todas las cepas de la enfermedad. Para ello, han empleado en las vacunas epítopos T y han utilizado la bioinformática para predecir cómo actuarían los seres humanos ante ellos.
Los resultados de la investigación de estps científicos se han publicado recientemente en la revista Bioinformatics y sus responsables son de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), de la Universidad de Lancaster y la Universidad de Aston, estas dos últimas en Reino Unido.
La gripe es una infección vírica aguda que se transmite fácilmente de una persona a otra; hay tres tipos de gripe estacional (A, B y C) y la vacunación es la forma más eficaz de prevenirla, recuerda la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su web. Sin embargo, debido a la alta capacidad de los virus de variar ya que sus cepas cambian cada año, la vacuna debe actualizarse y administrarse cada año.
Vacunas que cambian cada año
Es la OMS la que anualmente publica las recomendaciones sobre el contenido de la vacuna, que mayormente se fabrica a partir de virus cultivados en huevos embrionados de gallina.
Las vacunas de la gripe, como otras, actúan "enseñando" al sistema inmune a combatir más tarde el virus: cuando a una persona le ponen una vacuna, su sistema inmunitario reconoce como "extraños" los componentes de la misma, los combate y desarrolla un tipo nuevo de inmunidad que le protege luego frente a futuras infecciones. Durante este proceso, el sistema inmunitario reconoce y memoriza ciertas partes del virus.
Sin embargo, esta elección no tiene por qué ser la más apropiada. De hecho, el virus de la gripe cambia/muta precisamente las partes que son reconocidas preferentemente por el sistema inmunitario.
"Por ello, no tenemos una vacuna universal frente a la gripe, sino que cada año hay que preparar una específica para el subtipo del virus que se prevé que va a ser prevalente", subraya a Efe Pedro Reche, uno de los responsables del trabajo.
Instruir al sistema inmunitario a partir de los epítopos T
¿Y cómo crear entonces una vacuna universal? Este investigador de la UCM señala que instruyendo al sistema inmunitario para que centre su atención en pequeños fragmentos del virus que sean susceptibles de ser reconocidos -los llamamos epítopos- y que sean invariantes.
En concreto, los investigadores proponen una formulación de una vacuna universal usando epítopos T.
Estos son pequeños fragmentos del virus capaces de ser reconocidos por los linfocitos T, leucocitos esenciales en la contención y eliminación de las infecciones virales.
Los epítopos T empleados en la formulación de estas vacunas han sido validados experimentalmente por grupos de investigación independientes.
"Curiosamente, aunque estos epítopos son reconocidos por el sistema inmunitario humano, no todo el mundo reconoce los mismos epítopos T", recalca Reche, quien agrega: una parte clave de nuestro trabajo ha sido el empleo de modelos computacionales que permiten predecir qué individuos podrían reconocer a un determinado epítopo.
Así, han conseguido diseñar dos formulaciones distintas para sendas vacunas universales que de momento no han sido probadas en ensayos clínicos; los científicos están contactando con diferentes compañías farmacéuticas para que desarrollen las inoculaciones.
Según Reche, la constatación de su eficacia en modelos animales sería complicada pero quizás no sea necesaria: los epítopos T empleados en este estudio son capaces de inducir la respuesta inmunitaria en humanos y se podrían probar directamente en un ensayo clínico.
Los epítopos T representarían el componente activo pero habría que completarlas con otros componentes, entre otros.
Una eficacia de entre el 88% y el 97%
La cobertura de protección de las vacunas sería del 95% en la población estadounidense y de entre el 88% y el 97% en el resto del mundo.
La variación en estos porcentajes se debe a las distinciones genéticas entre humanos; en concreto, la variabilidad se encuentra en unas moléculas relacionadas con la respuesta inmunitaria.
Para Reche, este trabajo supone un gran avance en la consecución de una vacuna universal -hay varios grupos de investigación trabajando en este sentido-, pero aún "faltan varios años".