La rana de la Universidad de Salamanca se pone guapa
- La Fachada Rica se restaura para el 800 aniversario de la Universidad
- Arquitectos, historiadores y restauradores participan en los trabajos
- La joya plateresca esconde misterios como quién la encargó o cuándo se hizo
Lo primero que sorprende al llegar al Patio de las Escuelas -la plazoleta que se abre delante de las Escuelas Mayores de la Universidad de Salamanca- es no encontrar a un grupo de turistas buscando en la fachada la famosa rana. Y es que desde el pasado mes de agosto cubren la fachada una enorme lona y un andamio tras la que un equipo interdisciplinar de 50 personas trabaja en la restauración de esta obra maestra del plateresco.
En el proyecto colaboran la Universidad de Salamanca -que celebrará su 800 aniversario en 2018- y la Junta de Castilla y León. Cada una ha aportado 220.000 euros, mientras que la empresa Enusa ha puesto 125.000. La gestión de la intervención la lleva a cabo la Fundación Santa María la Real de Patrimonio Histórico.
Con su arquitecto, Jesús Castillo Oli, subimos al andamio a 20 metros del suelo para ver de cerca una conjunto escultórico lleno de detalles imposibles de apreciar si no es en la distancia corta. "Lo que estamos haciendo en la fachada es un proyecto de conservación preventiva, corregimos algunos defectos y nos anticipamos a algunos problemas que podrían aparecer en el futuro", explica a RTVE.
"Los problemas -continúa Castillo- son básicamente los de cualquier elemento expuesto a las condiciones climatológicas -viento, agua, heladas- pero en este edificio se agrava porque el propio exceso de ornamentación, que además es de filigrana, hace que la piedra en algunos elementos sea muy débil".
Esos detalles, rizos del pelo, dientes perfectamente alineados, sorprenden aún más porque el edificio, como explica Castillo Oli, está pensado para verlo desde abajo a distancia y las esculturas normalmente se deforman para conseguir una buena perspectiva desde el punto de observación, desde la calle.
"En este caso no es así. Ahora que las estamos viendo a cinco centímetros de la piedra vemos el trabajo tan fino que desde la calle sólo parece un juego de sombras y luces", explica.
Eliminación de polvo y excrementos de ave
Los trabajos de restauración, que empezaron en agosto y terminarán a finales de noviembre, incluyen limpieza del polvo, de excrementos de aves, muy agresivos con la piedra, y retirada de algunas pátinas antiguas que hacían mal a la fachada. Para consolidar y entonar la piedra se está utilizando agua de cal.
Se han instalado además equipos para medir las condiciones ambientales y estructurales de la fachada para que, una vez que terminen los trabajos, se pueda ver si los tratamientos aplicados son los correctos. Esos sensores no sólo están en el exterior de la universidad, sino también en la sala de manuscritos de la biblioteca situada justo detrás de la fachada.
Eduardo Hernández, el bibliotecario, cuenta que la universidad tiene 3.000 manuscritos y cerca de 500 incunables. Entre sus joyas está por ejemplo el manuscrito más completo de El libro del Buen Amor. Pero, lo que falta en la impresionante biblioteca son los libros de claustro de la época en la que se piensa que construyó la fachada. Esta data de entre 1512 y 1529. No se sabe quién la encargó aunque algunas teorías apuntan a que pudo ser la reina Juana de Castilla.
Teorías sobre la iconografía de la fachada
El profesor de la Universidad de Salamanca Eduardo Azofra indica que hay distintas teorías sobre la iconografía de la fachada, plagada de bustos y personajes.
La teoría clásica de los años 70 hablaba de la fachada como símbolo de un palacio del vicio y la virtud. Así, en la parte que queda a la derecha del espectador, los motivos iconográficos aluden a la virtud que puede alcanzar el estudiante que se dedique al estudio en la universidad mientras que a la izquierda estarían los vicios.
"La rana quedaría fuera de lugar en esa teoría -explica Azofra- porque está ligada al vicio, concretamente a la lujuria contra la que advertiría a los estudiantes posada sobre una calavera, pero los historiadores que elaboraron la teoría aseguran que pudo deberse a un error del cantero que la puso al lado contrario de donde debería estar".
"La tradición de buscarla en la fachada -continúa el experto- pudo surgir cuando a algún profesor se le ocurrió plantear a los alumnos esa idea de que si ves la rana apruebas la asignatura. Es un motivo complicadísimo de ver en la fachada, pero yo estoy con Unamuno, que decía que el problema no era la rana sino que la gente que venía a ver la fachada sólo veía la rana y se quedaba sin ver y disfrutar del resto de figuras".
A esas figuras han dedicado horas de estudio investigadores como Paulette Gabaudan, para la que la fachada consolida el mito imperial. Ella cree que el busto masculino del segundo cuerpo es Carlos V, y el femenino Isabel de Portugal, por lo que teniendo en cuenta la fecha de su boda, 1526, la fachada sería posterior.
Hay también lecturas políticas de las figuras, como la de Felipe Pereda. "Para él -explica Azofra- los Reyes Católicos serían símbolo de la unión de la universidad con la corona y, como las constituciones de la universidad las daba el papa, este también está representado. Las figuras del tercer cuerpo serían emperadores que han pasado a la historia por sus virtudes y que el emperador Carlos debería imitar".
Qué arquitecto la diseñó
Otro misterio aún por resolver es qué arquitecto diseñó la fachada. Hay una historiadora que cree ver en una epigrafía el nombre de Juan de Talavera, que trabajó para los Reyes Católicos y para la reina Juana.
Ahora, gracias a los trabajos de restauración, se están viendo, según Azofra, cosas muy interesantes: "Al ver de cerca las tallas ningún historiador puede defender que está hecho por un único taller. Habría que ver si hay tres o cuatro talleres. Hay además replanteamientos de obra que explican la posibilidad de que el programa iconográfico pudo variar a medida que se iba construyendo. Algunos historiadores dicen que Alonso Berruguete, que estaba trabajando en Salamanca en 1529, pudo participar en el último cuerpo de la fachada".
Otra curiosidad que se ha descubierto con las obras de restauración es que el de ahora no es el primer andamio que se coloca en la fachada. Y que lo de escribir "yo estuve aquí" viene de lejos porque se han encontrado inscripciones dejadas por un grupo de arquitectos de Madrid que estuvieron de visita en Salamanca en 1853. Uno de los "grafiteros" es, según parece, Nicomedes de Mendivil, un estudiante que después sería un reputado arquitecto de la segunda mitad del siglo XIX.
Eso, sí, no intenten ver la inscripción desde la plaza porque es aún más difícil de encontrar que la célebre rana.