Arresto domiciliario para el ya exministro de Economía ruso, detenido por recibir supuestamente un soborno
- Alexéi Ulikáyev habría recibido un soborno de 2 millones de dólares
- Supuestamente habría extorsionado a la petrolera estatal Rosneft
- Tras la decisión del juez, Putin destituyó a Uliukáyev de su cargo
Un juzgado de Moscú ha decretado este martes arresto domiciliario para el ya exministro de Economía de Rusia, Alexéi Uliukáyev, acusado de recibir un soborno de 2 millones de dólares que, al parecer, exigió a la petrolera pública Rosneft a cambio de permitirle privatizar otra empresa del sector. Uliukáyev había sido detenido en la madrugada de este martes por el Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB, antiguo KGB) en el momento en que recibía el soborno, según las autoridades del país.
El tribunal ha considerado que las pruebas preliminares reunidas por la acusación son suficientes para incriminar a Uliukáyev y ha declinado dejarle en libertad al entender que podría "fugarse, presionar a los testigos o influir de otra manera" en la investigación. Poco después de que el juez decretara el arresto domiciliario, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, destituyó a Uliukáyev de su cargo "por pérdida de confianza", según anunció el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
El Comité de Instrucción (CI) ruso, la autoridad judicial que ha abierto un procedimiento penal contra el exministro, asegura tener todas las pruebas para demostrar la culpabilidad de Uliukáyev, que podría ser condenado a una pena de hasta 15 años de prisión. "La investigación dispone de una serie de pruebas de peso -incluidas grabaciones de audio y vídeo, declaraciones de testigos-, que por ahora no se han hecho públicos" para preservar el secreto de sumario, ha explicado a los periodistas la portavoz del CI, Svetlana Petrenko.
Uliukáyev no admite su culpabilidad
La culpabilidad de Uliukáyev -que él ha negado tanto durante las cinco horas que duró su interrogatorio como en el juicio celebrado para decidir las medidas preventivas en su contra- será probada, según Petrenko, por una sustancia específica que quedó en sus dedos cuando tomó en sus manos el dinero.
El acusado ha manifestado en la sala del tribunal su "máxima disposición a cooperar con la investigación", pese a que durante el interrogatorio, según ha declarado el fiscal, se ha negado a ofrecer su versión de los hechos. "No admite su culpabilidad y sostiene que ha sido víctima de una cruel provocación, que no tomó el dinero en sus manos", ha asegurado a los periodistas el abogado de Uliukáyev, Timoféi Gridnev.
La noticia, que se dio a conocer esta madrugada, cayó como un jarro de agua fría entre la clase política rusa, aunque al menos el presidente, Vladímir Putin, estuvo al tanto de la investigación desde el primer momento, según ha informado el Kremlin. "Es un acontecimiento duro para el Gobierno. No alcanzo a entender lo sucedido. Ayer hablé con el presidente del país y él es de la misma opinión", ha señalado el jefe del Ejecutivo ruso, Dmitri Medvédev.
El veterano líder de la oposición liberal rusa, Grigori Yavlinski, salió en defensa de Uliukáyev y calificó la detención de una "potente exhibición para atemorizar al funcionariado" al servicio del Kremlin. "Todos deben saber que a cualquiera le puede suceder cualquier cosa en cualquier momento. Este es el mensaje", ha escrito Yavlinski en la red social Facebook.
También ha descartado que lo sucedido sea una forma de limpiar el Gobierno de Medvédev de sus miembros más liberales, al menos en la vertiente de política económica, entre los que algunos analistas incluían al ministro detenido. "Uliukáyev es un funcionario absolutamente leal al presidente. Al frente del Ministerio de Economía apoyó la guerra híbrida contra Ucrania, la anexión de Crimea, la guerra en Siria y todas las leyes represivas", ha recordado Yavlinski.
La habrían detenido durante la entrega del soborno
Según las primeras informaciones filtradas a los medios, los servicios de inteligencia llevaban varios meses investigando a Uliukáyev, después de que éste supuestamente amenazara a Rosneft con frustrar la absorción de Bashneft, otra petrolera estatal, si no recibía una compensación a cambio.
Cuando el Gobierno ruso planteó la privatización del 50% de las acciones de la petrolera Bashneft, Uliukáyev señaló en un principio que la compra de la compañía por otra petrolera estatal rusa le parecía incoherente por la titularidad pública de ambas.
Pero ya el pasado septiembre, el titular de Economía precisó que la operación en la que estaba interesada el gigante Rosneft era jurídicamente posible pues la ley sobre la privatización no lo prohibía expresamente.
Finalmente, en octubre pasado la compañía presidida por Ígor Séchin, al que se sitúa entre los amigos personales de Putin, adquirió por 329.700 millones de rublos (unos 4.759 millones de euros al cambio actual) el 50% de las acciones de Bashneft.