El mundo animado de Anne-Marie Schneider, por primera vez en España
- El Reina Sofía dedica la primera exposición en España a la artista francesa
- El dibujo es la referencia esencial y eje vertebrador de su obra
- Hasta el 20 de marzo, 250 obras servirán para analizar su evolución creadora
El mundo animado de Anne-Marie Schneider (Chauny, Francia, 1962) llega a España en la primera exposición que dedica un museo a la obra la artista francesa, que que ha convertido el dibujo en la referencia esencial y en el eje vertebrador de su producción. Será en el Museo Reina Sofía desde este martes 15 de noviembre hasta el 20 de marzo en una exposición que reúne una extensa selección de su trabajo -un total de 250 obras- y explora su evolución creadora de 1988 a 2016.
Schneider, que también ha cultivado la pintura y el cine, se caracteriza por unos dibujos minimalistas, a veces inquietantes pero también evocadores, que "parecen dotados de la inmediatez del cómic y plantean infinidad de variaciones ante los ojos del espectador", señalan desde el Reina Sofía.
Sus dibujos, pinturas y películas permiten apreciar la evolución de la artista desde sus primeros dibujos, marcados por la sobriedad lineal anti-pictórica, hasta la introducción de la mancha de color a finales de los años 90 y la posterior alternancia del blanco y negro con el color y el uso de otras técnicas. Todo ello se puede observar en un recorrido que invita al espectador a "entrar en un universo complejo donde están presentes la visión personal e íntima, cercana a la emoción y la capacidad de inspirar lecturas que combinan la fantasía y las situaciones más
cotidianas de la vida". También son una constante en el trabajo de Schneider las referencias a acontecimientos políticos y sociales de nuestro tiempo, tratadas con sátira y de manera crítica.
Para expresar ese mundo de contrastes, Schneider "se sirve de las situaciones comunes, los objetos banales y las imágenes sin filtros, por las que siente fascinación". Una atracción que se observa en sus composiciones más líricas y delicadas, pero también en los esbozos y en los dibujos que nacen del gesto automático de la artista al observar su entorno y revertirlo con su mirada. Recurre para ello al humor negro, al
absurdo y al impacto turbador como constantes vitales de su trabajo.
Relato autobiográfico
En el imaginario de la artista la línea es el enunciado elemental con el que construye un relato autobiográfico que está siempre presente en su obra. Su trazo sencillo remite a una "escritural gestual", similar a las anotaciones espontáneas e íntimas de un diario. Consigue de ese modo estructurar un enigmático repertorio de personajes, figuras, animales y objetos que se desarman y rearman en fragmentos, para acabar
proyectándose en situaciones cotidianas y cobrando vida propia en el paisaje de sus dibujos y pinturas.
Con las series, articuladas como pequeños conjuntos de referencias complementarias, Schneider se apoya en las técnicas tradicionales del dibujo (carboncillo, tinta sobre papel, acuarela, pinturas y gouaches) para desplegar progresivamente una iconografía habitada por los sueños, las angustias y sus propias obsesiones. Como ella misma afirma: "Trabajo con la conciencia y la inconsciencia al mismo tiempo mientras creo”.
Anne Marie-Schneider, violinista de formación, conjuga la libertad y el método, el vuelo de las imágenes y la disciplina propia del rigor artístico. Y ese mestizaje lo traslada al trazo aparentemente frágil pero estudiado, tomando como referencia la imagen de su memoria visual y dejándola expresarse sin cortapisas. Jean-François Chevrier, uno de los más destacados conocedores de su obra, añade: “Responde asimismo, a una actualidad política (geopolítica) que resuena directamente con su propia experiencia”.
Fábulas y cine
En el trabajo de Schneider se aprecia también una presencia recurrente del cuento y la fabulación. La artista se apropia de cuentos, fábulas, imágenes y símbolos para convertirlos en herramientas de trabajo.
Sin perder esas señas de identidad, en la década de los años 90 y en los primeros años del siglo XXI, la artista extendió su obra a la realización cinematográfica, de la que se podrán ver cuatro películas en la exposición: Sans titre (NON, 1999-2001), Code Barre (Código de barras, 2000-2001), Boda (Matrimonio, 2003) y Comme un chien (Como un perro, 2007). La artista francesa, desde su cámara Súper 8, muestra cómo las animaciones dibujadas son capaces de entretejerse con imágenes reales, conservando lo mejor de cada una de esas dimensiones y creando a la vez un espacio multidimensional.
En la actualidad continúa experimentando con grandes manchas de color que ocupan por completo el lienzo (como en sus óleos de 2012 y 2016), sin renunciar al dibujo: el medio predilecto para sintetizar su inquietud narrativa.