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Radicalización y violencia, cuando el odio se convierte en el hogar soñado

  • Expertos internacionales explican en Madrid estrategias contra la radicalización
  • Analizan el éxito y la prevención del yihadismo, y otros grupos, entre los jóvenes

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Radicalización y violencia, cuando el odio se convierte en el hogar soñado

La ciudad belga de Malinas tiene 85.000 habitantes. Uno de cada cinco es musulmán, pero ninguno de ellos ha ido a combatir a Siria. Un logro teniendo en cuenta que Bélgica es el país europeo que más yihadistas exporta. Situada a 15 minutos del aeropuerto de Zaventem, escenario de la masacre del 22 de marzo, la localidad se ha convertido en un modelo de antirradicalización.

"Cuando un joven quiere usar la violencia y se radicaliza, ya es muy difícil pararle", asegura a TVE, Bart Somers, alcalde de una localidad que "tenía la tasa de criminalidad más alta de Bélgica", apunta. Pero su fórmula ha funcionado, y este martes la ha explicado junto a otros ponentes en el IV Foro Elcano sobre Terrorismo Global, organizado por el Real Instituto Elcano en Madrid. El acto se celebra cuando se ha cumplido un año de los atentados yihadistas de París, que dejaron 130 fallecidos y centenares de heridos.

"La narrativa del Estado Islámico (EI), del Daesh, cala mucho, sobre todo entre los jóvenes. Muchos de ellos, marroquíes, nos enseñan vídeos y nos lo dicen: 'Mira, nosotros también queremos'. Se sienten fracasados, tienen 18 años y no se sienten parte de ningún lado. Eso es un problema", explica a RTVE.es otra participante, Ruth Sarabia, directora general de Derechos Sociales y Participación Ciudadana del ayuntamiento de Málaga.

Desarticulada en Ceuta una célula de Daesh para captar jóvenes y niños

Reclutadores del extremismo, cazadores de frustración

"Léa es una adolescente parisina de clase media, estudiante de 4º de la ESO e hija de padres divorciados. La niña fue testigo de una violencia conyugal muy activa", explica una psicóloga francesa, ponente en el foro. La experta no da su nombre, ni permite que la fotografíen. Trabaja en la UCLAT, Unidad de Coordinación Antiterrorista del Ministerio del Interior francés. En su sección, un equipo de policías recoge llamadas de ciudadanos que creen poder aportar pistas.

"Una mañana, la madre de la niña encuentra una carta confesando que se había convertido". La mujer se puso en contacto con la UCLAT y el caso pasó a la psicóloga. "Pude ver a la madre y a la hija (...) un test reveló que la joven había sido violada por su abuelo cuando tenía cinco años", detalla. A Léa se le había hundido el mundo y nadie lo sabía.

"Unas reclutadoras en el instituto le facilitaron el contacto de unas personas que dieron curso a su necesidad de reconciliación personal", relata la psicóloga. Finalmente consiguieron recuperarla, pero solo tras cambiar de colegio y de apartamento. "En Francia, el papel de la familia en el desadoctrinamiento es fundamental", insiste.

Marginalidad, desarraigo y fascinación

"Cada año salen 200 niños de nuestro centros tutelados en Málaga", señala Sarabia. "No se les han dado las habilidades para que cuando cumplen 18 años tengan una vida normalizada (...) y son más fácilmente captables por mafias y grupos radicales. "La radicalización ofrece un mundo muy positivo", explica el alcalde belga Somers. "En nuestra sociedad, son un cero a la izquierda y en ese mundo son héroes", subraya.

Sommers ha apostado por hacer que sus comunidades sean deseables por sus miembros. Pero la propaganda y el discurso fascinante del EI también puede ser usado en su contra, describe Sarabia: "Hacemos cursos entre los jóvenes en los que se van desmontando todos estos mitos uno a uno. Esta quimera que te prometen y esta utopía se desmontan utilizando el mismo lenguaje con ellos".

En Málaga, la estrategia de fascinación narrativa ha pasado de ser tóxica a curativa: "También utilizamos vídeos con ellos y hacemos talleres sobre temas de redes sociales e internet, para que se den cuenta de cómo se construye la propaganda, como la que pueden tener grupos políticos, que no siempre tienen que creerse a pies juntillas", explica.

"La fragilidad crea lagunas y espacios de oportunidad al terrorismo", explica a RTVE.es Mohammed Benhammou, presidente del Centro Marroquí de Estudios Estratégicos y también ponente del Foro. De Marruecos, Argelia y Túnez han salido casi 8.000 yihadistas, detalla el experto; estos países musulmanes son los más afectados por esta lacra junto con regiones de la extinta URSS con amplia población musulmana, como Chechenia.

Volver a la realidad, un camino complicado

"La rehabilitación es posible, pero solo si tenemos de nuestro lado a los musulmanes", asegura Rohan Gunaratna, director asistente del Programa sobre Extremismo de la Universidad George Washington. "La estrategia debe buscarse en la comunidad", añade. Gunaratna hace un repaso de éxitos como el de Arabia Saudí, apoyado por una gran inversión financiera pero "con poco seguimiento posterior", o Sri Lanka, "que ha reintegrado a 12.000 terroristas y es uno de los que más éxito ha tenido".

Como anécdota, comenta Gunaratna, "en Sri Lanka les llaman 'Victoria's Secret', porque han cambiado el vestuario por la rehabilitación".

En Marruecos, explica Benhammou, se ha apostado por una "reestructuración del ámbito religioso. Es una guerra de ideas en la que esos grupos explotan la religión. Y la religión, tomada como rehén, también necesita ser alejada de esos grupos". Ellos cuentan con un argumento a su favor: "En Marruecos, el rey es el jefe de todos los creyentes, no solo de los musulmanes", señala y hace hincapié en que esto incluye tambiñén "a los judíos", y reivindica "una historia arabo-judía" del país.

"Si no hay una solución al problema de vivienda, al problema de trabajo y al problema de comida, la persona es mucho más fácil que caiga presa en este tipo de redes, y no solo de fanatismo religioso, sino también mafias y grupos criminales. Es mucho más fácil ser captados", explica.

Radicalización, una enfermedad de difícil cura

La lista de víctimas del yihadismo es extensa: Nueva York en 2001, España en 2004, Reino Unido en 2005 , París en 2015, Bruselas en 2016. Más de 3.500 muertos solo en Occidente, los más visibilizados por los medios. Luego el drama de cientos de miles de asesinados en Asia, Oriente Medio y África.

La gran mayoría de los atacantes eran extremistas radicalizados, captados y convertidos por reclutadores del terror. Muchos de ellos ciudadanos de democracias occidentales, musulmanes supuestamente integrados, lobos solitarios o combatientes conversos a las órdenes de Al Qaeda o el EI.

Entre ellos, 25.000 extranjeros de más de 100 países que han marchado a Siria a luchar. Su desradicalización y la prevención de este fenómeno se ha convertido en un foco de interés prioritario para gobiernos y cuerpos de seguridad.

La fórmula para recomponer el tejido social es difícil. El deterioro pasa de padres a hijos como una herencia dramática y fatal. Todos los ponentes del foro coinciden en esto y así lo señala Sarabia: "Cuando las segundas generaciones dejan de sentirse parte de la comunidad donde se han establecido, se convierten en un caldo de cultivo para el radicalismo. Si sumas a esa falta de sentimiento de identidad el desempleo y la imposibilidad de conseguir una vida normalizada como cualquier persona desearía, todo se vuelve muy complejo".