Fillon y Juppé se disputarán en segunda vuelta el liderazgo conservador y Sarkozy se queda fuera
- Fillon logra el 44% de los votos, 16 puntos más que Juppé y 23 más que Sarkozy
- Sarkozy da su apoyo a Fillon y deja entrever que pone fin a su carrera política
- El ex primer ministro Juppé no se retira y asegura que seguirá en el combate
- La segunda vuelta de las primarias de Los Republicanos será el domingo 27
El ex primer ministro François Fillon se ha impuesto este domingo por un gran margen en la primera vuelta de las primarias del centroderecha francés. Con esta inesperada victoria, se postula como favorito para ser el candidato conservador a las presidenciales de 2017, a pesar de que todavía debe enfrentarse a Alain Juppé en la segunda ronda. El expresidente Nicolás Sarkozy, que ha quedado tercero, ha sufrido una dura derrota que le deja fuera de la carrera al Elíseo y que probablemente ponga fin a su larga carrera política.
El triunfo de Fillon, de 62 años, ha sido una sorpresa. Ninguna encuesta auguraba que el ex primer ministro obtendría un respaldo tan importante: el 44% de los votos, 16 puntos más que Juppé y 23 más que Sarkozy. Durante buena parte de la campaña fue considerado como el tercer hombre, pero finalmente ha remontado en las últimas semanas para lograr una victoria de enormes dimensiones.
La participación en estas primeras primarias de Los Republicanos ha sido muy alta, con cuatro millones de votos. Estos resultados sitúan a Fillon, liberal en el terreno económico y conservador en el moral, como el mejor posicionado para ganar las presidenciales, que tendrán lugar en abril y mayo.
Sarkozy ha sido el gran perdedor, que ha fracasado en su apuesta de reconquistar el Elíseo cinco años después de haberlo dejado escapar frente al socialista François Hollande. El expresidente ha reconocido la derrota y ha anunciado que en la segunda vuelta votará por Fillon.
Fillon: "Mi proyecto trae una nueva esperanza"
El gran vencedor de esta primera vuelta ha valorado los resultados. "La esperanza está aquí, se ha manifestado en toda Francia, desmontando toda previsión", ha dicho el que fue jefe de Gobierno entre 2007 y 2012. Fillon, que se lanzó a las primarias hace más de tres años hasta hace pocos días no estaba entre los favoritos, se ha presentado como el representante de "un pueblo libre, que pide que se le escuche".
"En todos los sitios los franceses me han mostrado que quieren autoridad. Mi proyecto trae una nueva esperanza. Mi convicción es que nadie puede parar a una nación que se levanta por su orgullo", ha asegurado.
Casado con una ciudadana británica, padre de cinco hijos, partidario del uniforme en la escuela y de entonar La Marsellesa en la misma, de retirar el derecho a la adopción a las parejas homosexuales y de endurecer las fronteras, Fillon ha seducido como buen contrapunto a la extrema derecha ascendente en Francia.
Sus propuestas liberalizadoras, como acabar con la semana laboral de 35 horas, reducir en medio millón el número de funcionarios, suprimir los contratos subvencionados y bajar los subsidios de desempleo, han encontrado un público afín en las huestes conservadoras del país, que han preferido al hombre que dirigió el Gobierno de Sarkozy durante 5 años antes que al propio expresidente, pese a que sus programas tenían multitud de puntos en común.
Fillon durante su discurso ha agradecido el apoyo de Bruno Le Maire, otro de los siete candidatos ya fuera de la carrera presidencial, y que ha pedido el voto por él en la segunda vuelta. Asimismo, se ha dirigido a Nicolas Sarkozy, el gran perdedor de las primarias que también ha mostrado su apoyo al ex primer ministro. "La derrota no humilla a nadie, necesitamos a todos. Agradezco a todos los que me han apoyado, en especial a Sarkozy", ha apuntado Fillon que en los últimos años ha mantenido un duro duelo con el expresidente.
Sarkozy reconoce la derrota y apoya a Fillon
El expresidente ha comparecido para admitir su derrota, especialmente dolorosa por haber sido rechazado por sus propios seguidores. "Mi deber me obliga a decir con lealtad que, pese a mis desacuerdos pasados con él, Fillon ha comprendido mejor los desafíos que afronta Francia. Por eso votaré por él en la segunda vuelta", ha explicado Sarkozy.
Sin decirlo de forma clara, Sarkozy ha dejado entrever que estos resultados ponen fin a su larga carrera política, de más de cuatro decenios. "Quiero dar las gracias a mi mujer y a mis hijos. Siento haberles impuesto muchas penalidades. No es fácil vivir junto a un hombre que despierta tantas pasiones como yo. Ha llegado el momento de aportarles más pasión privada y menos pública. Buena suerte a Francia", ha señalado.
La estrategia de "todos contra 'Sarko" que sus seis rivales en las primarias adoptaron en los debates ha acabado por pasarle factura, así como los numerosos escándalos judiciales en los que sigue inmerso.
En los últimos años, Sarkozy ha acercado su discurso a las cuestiones que dominan la agenda de la ultraderecha, sobre todo las referidas a la identidad nacional y a la mano dura en la seguridad. Con esas ideas -que reforzó tras ser elegido hace dos años al frente de Los Republicanos-, pretendió convertirse en el garante de que el Frente Nacional no alcanzará el Palacio del Elíseo, pero sus votantes no le han seguido.
Sarkozy ha recordado que ha trabajado con los dos supervivientes de las primarias y que "ambos honran a la derecha francesa", y se ha comprometido a apoyar al que venza en la segunda vuelta, sea quien sea. Asimismo, ha pedido a sus electores que no voten por los partidos extremos, en una clara referencia a la ultraderecha de Marine Le Pen.
Juppé asegura que seguirá en el combate
El también ex primer ministro Alain Juppé, segundo en las primarias y rival de Fillon para la segunda vuelta del próximo domingo, ha anunciado que seguirá peleando por conseguir la candidatura del centroderecha para las presidenciales. "He decidido continuar el combate por todos aquellos que creen en mí, por mis convicciones y por la idea que tengo de Francia", ha señalado el actual alcalde de Burdeos ante sus fieles en su cuartel general.
Juppé, de 71 años, juega las bazas de su perfil institucional y de la moderación como avales para la carrera presidencial. Si durante la campaña fue el perfecto "anti-Sarkozy", ahora deberá encarnar el mismo papel para oponerse a Fillon. Además, hasta ahora, se ha colocado en la estela del más popular de los expresidentes franceses, Jacques Chirac -de quien fue primer ministro-, para tratar de llegar al único puesto institucional que le falta en su currículum.
Tras admitir que "esta primera vuelta ha sido una sorpresa", en la que ha obtenido el 28% de los votos, se ha mostrado convencido de que "el próximo domingo también lo será".