La fiscalía implica a la presidenta surcoreana en un caso de corrupción
- Está implicada en un grave caso de corrupción y tráfico de influencias que salpica a una amiga y asesora suya
- Sin embargo, no puede presentar cargos contra Park porque la Constitución le otorga inmunidad
La Fiscalía de Corea del Sur ha dicho que la presidenta del país, Park Geun-hye, está implicada en un grave caso de corrupción y tráfico de influencias que salpica a una amiga y asesora suya.
El equipo de fiscales ha explicado sin embargo que no puede presentar cargos contra Park porque la Constitución surcoreana estipula que el presidente del país cuenta con inmunidad, excepto en casos de insurrección o traición, ha detallado la agencia Yonhap.
Tras una investigación preliminar, la Fiscalía acusó este domingo formalmente a Choi Soon-sil, la amiga de la presidenta que se encuentra en prisión desde finales de octubre, por abuso de autoridad, coerción e intento de fraude, entre otros delitos.
Además, también serán juzgados por este caso dos excolaboradores de la presidenta, An Chong-bum y Jeong Ho-seong, acusados de entregar documentos gubernamentales y presidenciales a Choi.
La presidenta es sospechosa de conspirar con los tres acusados en muchas de los cargos planteados, según ha afirmado fiscalía.
Los abogados de Park rechazaron la semana pasada que los fiscales tomara declaración a la presidenta hasta que no se presentaran cargos formalmente contra Choi, por lo que se espera que el interrogatorio se celebre en los próximos días.
Protestas masivas para pedir su dimisión
Choi Soon-sil, a pesar de no ostentar ningún cargo público, presuntamente modificó los discursos de Park, intervino de forma oculta en asuntos de Estado y captó fondos de forma ilícita utilizando su influencia para después quedarse con parte de ellos.
El caso conocido como "Choi Soon-sil Gate" ha desatado una enorme indignación entre los surcoreanos que semanalmente se han manifestado de manera masiva para pedir la dimisión de la presidenta.
Park, que ha perdido perdón en varias ocasiones, ha intentado además rebajar la indignación popular renunciando a sus poderes en el gabinete y ofreciendo a la oposición que elija a un nuevo primer ministro.
El caso ha desencadenado la mayor crisis política a la que se enfrenta la presidenta conservadora desde que asumió el poder en 2013 y cuya popularidad ha caído en picado.