Enlaces accesibilidad

Los macacos tienen mejor salud si ascienden en la escala social

  • Un estudio confirma que el estatus influye en cómo los genes se activan
  • El estrés de permanecer en una categoría baja conlleva varias enfermedades
  • Sin embargo, la situación se puede revertir si el estatus social mejora

Por
Dos ejemplares de macacos Rhesus
Dos ejemplares de macacos Rhesus.

En los seres humanos, las diferentes posiciones sociales terminan reflejándose en parte en la esperanza de vida. Las diferencias entre pobres y ricos se manifestan en variaciones de hasta diez años en sus expectativas de longevidad. De ello se ha deducido fácilmente que las desigualdades socioeconómicas repercuten en la salud sencillamente porque las personas con menos recursos tienen menor atención sanitaria y hábitos menos saludables.

Las sociedades humanas, las diferencias entre pobres y ricos se reflejan en parte en la esperanza de vida, que puede variar en 10 años entre unos y otros. Hasta ahora, se pensaba que las desigualdades socioeconómicas generadas repercuten en la salud porque las personas con menos recursos tienen menor atención sanitaria y hábitos menos saludables (más tabaquismo, menos ejercicio físico y una dieta poco saludable).

Sin embargo, un estudio realizado por 12 investigadores de Estados Unidos y Canadá, publicado en la revista Science, demuestra en macacos Rhesus (Macaca mulatta), que forman grupos jerárquicos similares a los humanos, que incluso ante la ausencia de factores de riesgo, el sistema inmune se altera cuando los individuos están en las categorías más bajas del grupo. El responsable es el estrés crónico, si bien los efectos pueden ser reversibles.

Observando a 45 hembras de macaco

Los investigadores basaron su análisis en 45 hembras de macacos Rhesus que se encontraban en cautividad en el Centro Nacional de Investigación de Primates de Yerkes, de la Universidad Emory (Estados Unidos), a las que modificaron sus rangos sociales.

Primero, introdujeron a estas individuas que no se conocían en nuevos grupos sociales y luego observaron cómo trataban a las otras, cómo interactuaban, cuáles hacían bullying o acoso y cuáles se encogían de miedo.

Las macacas formaron una jerarquía en orden de antigüedad, ya que las que entraron más temprano en los grupos tendieron a escalar en el estatus social respecto de las que llegaron después.

El ascenso social mejoraba el bienestar

Para descubrir cómo el estatus social afectaba a su salud, los investigadores tomaron células inmunes de las macacas y midieron la actividad de unos 9.000 genes, de los que más de 1.600 eran diferentes en las hembras de rango más bajo que las de una escala superior, particularmente con un tipo de glóbulos blancos llamados 'células asesinas naturales', que responden rápidamente a las infecciones víricas.

Después, los científicos reorganizaron a las hembras en nueve nuevos grupos sociales. Entonces, las macacas también se posicionaron por orden de llegada, con lo que las primeras tenían una escala social más alta que las recién llegadas.

Pero los investigadores reubicaron esas posiciones e hicieron que las hembras que estaban previamente altas en la escala social bajaran uno o más peldaños, y las que se encontraban en rangos más bajos ascendieron.

Las hembras cuyo estatus mejoró se convirtieron en compañeras más deseadas para ser acicaladas, con lo que tenían más oportunidades para tener menos estrés a través del vínculo social, y sus células inmunitarias también mejoraron.

"Esto sugiere que los efectos sobre la salud del estado no son permanentes, al menos en la edad adulta", apunta Jenny Tung, profesora asistente de antropología evolutiva y biología de la Universidad Duke (Estados Unidos) y coautora del estudio.

Respuestas similares podrían ayudar a explicar por qué las personas pobres y de la clase trabajadora tienen tasas más altas de trastornos inflamatorios como las cardiopatías y la diabetes, según añade Luis Barreiro, coautor del estudio y profesor asistente de imunogenética en la Universidad de Montreal (Canadá).