Fidel Castro, el último revolucionario
- Dictador o héroe del pueblo, fue una de las grandes figuras políticas del siglo XX
- Hijo de un empresario gallego, Fidel se convirtió en paladín antiimperialista
- Construyó su leyenda política entre la revolución y la supervivencia
- Fidel Castro ha muerto este viernes a los 90 años en La Habana
- Así hemos contado en vivo la muerte de Fidel Castro
La historia de la revolución cubana, sus hitos y sus fechas claves, y también una parte no menor de la crónica de la segunda mitad del siglo XX están estrechamente ligadas a la figura de Fidel Castro, fallecido esta madrugada a los 90 años. Quizá la misma palabra "revolución", con todas sus connotaciones, está ligada a la efigie del comandante cubano, con permiso de su correligionario Ernesto 'Ché' Guevara, aunque no haya servido para conducir a su país a la democracia.
Pocos podían imaginar que el hijo de un emigrante gallego, Ángel Castro, que hizo fortuna a la sombra de las multinacionales estadounidenses, pasara de Birán, una de las zonas más empobrecidas del oriente cubano, a acaudillar una revolución comunista vigente en el poder durante décadas, primero en su persona y después en su apellido, con su hermano menor Raúl, que en los grandes hitos de su mandato no olvida invocarle.
A grueso trazo, su vida transcurrió entre la revolución y la resistencia. La primera, frente al régimen de Batista, inspirado por la rebelión y la transformación de su país ante el dictador. La segunda, más larga, ante el asedio de los Estados Unidos, su principal obsesión, con la invasión de Bahía de Cochinos y la crisis de los misiles como episodios principales, y ante el imperialismo, pese a la caída del bloque soviético y la consiguiente crisis de su modelo económico, político y social.
Dictador o leyenda
El mundo occidental -si es que caben aún las viejas dicotomías de la guerra fría- le señalará como caudillo o tirano, un dictador que persiguió y encarceló a sus enemigos, que forzó al exilio a buena parte de sus compatriotas (incluida su hermana Juanita) y a la disidencia a otros muchos. Otros le defienden como la última leyenda del socialismo revolucionario, el promotor de la justicia en las orillas y frente a la marea del puro y duro capitalismo. Y será imposible que ninguno convenza al contrario.
Los hechos más ciertos (pasados algunos por el tamiz hagiográfico) dicen que Fidel Alejandro Castro Ruz (Birán, Holguín, 13 de agosto de 1926) fue el quinto de los nueve hijos que su padre tuvo con dos cubanas -los dos primeros de su esposa, María Luisa Argota, y los restantes de la campesina Lina Ruz-. Su padre lo reconoció legalmente como hijo suyo cuando Fidel ya era adolescente y empezó a costearle entonces su educación en los mejores colegios.
Una educación burguesa y religiosa en varias escuelas católicas de Santiago de Cuba y La Habana no parecen episodios biográficos paradigmáticos de un revolucionario comunista. Pero Fidel Castro acuñó una ideología a la medida de su entorno, en el que llegaron a encajar incluso las visitas a su isla de tres papas católicos, Juan Pablo II (1998), Benedicto XVI (2012, ya con Raúl Castro en el gobierno) y Francisco (2015).
Artífice y líder del "comunismo caribeño"
Fue en la universidad, en la que estudió Derecho, donde se forjó como líder estudiantil y comenzó sus andanzas políticas. El joven abogado que quiso derrocar a Trujillo, se enfrentó a Batista en una guerra desigual (1956-1959) supo aprovechar el profundo descontento social generado por aquel régimen corrupto y ganarse el apoyo popular. Después vinieron Sierra Maestra, la Revolución, la guerra fría, el postcomunismo...
En los 49 años y 55 días en los que Castro gobernó Cuba desde que derrocó a Fulgencio Batista el día de Año Nuevo de 1959 y hasta que cedió la presidencia a su hermano el 24 de febrero de 2008, decir Cuba es decir Castro, y decir Castro es decir comunismo, un comunismo de cosecha propia con aromas de José Martí, pero tan fiel al ideario marxista-leninista que no quiso saber nada de la "Perestroika" que le ofrecía Gorbachov.
Castro creó en la isla un modelo único, el "comunismo caribeño", en el que era presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y Primer Secretario del Partido Comunista Cubano.
Político carismático y habilidoso
De carácter fuerte y decidido, defensores y dectractores coinciden en que su voluntad férrea, su carisma y su habilidad política para transformar los fracasos en victorias fueron decisivos para la longevidad del sistema, de su sistema.
De su carácter locuaz dan buena cuenta sus extensísimos discursos y en cierta medida su producción bibliográfica. Tiene publicadas las obras Pensamiento político, económico y social, La Historia me absolverá, Fidel y la religión, La crisis económica y social del mundo, la autobiografía Por todos los caminos de la Sierra: la victoria estratégica, publicada en 2010 ["La historia me absolverá" y otras frases de Fidel Castro para la historia].
Cultivó relación y en algunos casos amistad con escritores como Gabriel García Márquez y Ernest Hemingway, con el multimillonario Ted Turner, los actores Robert Redford, Jack Nicholson o Leonardo DiCaprio; los cineastas Steven Spielberg y Oliver Stone -que rodó una película biográfica sobre él en 2003, Comandante- y futbolistas como Diego Armando Maradona, que lleva tatuado el rostro de Castro.
Culto a la personalidad
Aunque él siempre negó que en Cuba existiera el culto a la personalidad, dicen lo contrario el rosario de títulos que acumula y la constante adulación de los medios oficiales y los altos funcionarios hacia su persona. En un perfil desempolvado recientemente, los psiquiatras de la CIA definían estos mismos rasgos como síntomas de una personalidad "neurótica" y "narcisista".
En la isla no hay estatuas de Castro, ni de ninguno de los héroes de la revolución vivos, pero sus frases aparecen pintadas en muros y carteles por todo el país y son continuas las alusiones a sus discursos en los medios de comunicación cubanos, todos estatales.
"Fifo", "Caballo", "Jefe", "Comandante", "Líder Máximo", son sólo algunos de los nombres con los que se le conoce en Cuba. En la mente de muchos cubanos se mantiene la imagen de un joven Fidel Castro dirigiéndose a las masas con dos palomas posadas sobre su hombro tras su entrada triunfal en La Habana, el 8 de enero de 1959.
Castro también supo atraer la atención pública y gestionar el interés de los medios de comunicación extranjeros (teniendo asegurado el control de los propios), siempre atentos a sus declaraciones, y que parte de la izquierda internacional justificara un régimen carente de las libertades de expresión, política y económica.
Objetivo recurrente de atentados
En un país con una importante influencia de la religión afrocubana, en torno a Fidel creció pronto una leyenda sobre su "aché" (suerte). Eso, y la constante protección de los equipos de inteligencia y seguridad que le acompañan, necesitó para salir ileso de los más de 600 atentados que, según la versión oficial, sufrió en medio siglo en el poder -solo a la administración Clinton se le atribuyen dos decenas-, algunos tan estrafalarios como un puro explosivo y un traje de buzo envenenado con bacterias.
Por eso, Castro mantuvo toda su vida algunas de sus viejas costumbres guerrilleras. Sus desplazamientos, se dice, se mantenían en secreto, al igual que sus viajes oficiales al extranjero. No es un lugar común dónde vivía y circula la leyenda de que no perdió la costumbre clandestina de dormir en distintos lugares.
Él mismo declaró en alguna ocasión que iba armado, para evitar sorpresas, y que a pesar de su edad, seguía disparando y que no había perdido puntería. Por si acaso, dormía con un fusil kalashnikov al alcance de la mano.
Una vida personal discreta
Su vida familiar es otro de los asuntos que se manejaron con la mayor discreción en Cuba, aunque con el tiempo se han ido conociendo incluso sus encuentros extraconyugales.
"No es el típico mujeriego cubano, que cambia constantemente de amante, pero podía tener dos o tres a la vez que le duraban años", relataba el teniente coronel Juan Reinaldo Sánchez, uno de sus guardaespaldas, que también afirmaba en un libro que la fortuna de Fidel Castro ronda los 2.300 millones de euros y describe una vida con yates lujosos, una veintena de residencias repartidas por la isla o partidas de caza "a lo Luis XV".
Antes de ser solo 'Fidel', Castro estuvo casado con Mirtha Díaz-Balart, con quien tuvo un hijo al que puso su nombre. De su relación con Nati Revuelta nació una niña, Alina Fernández Revuelta, su única hija, que vive en EE.UU. y que opuesta políticamente a su padre. Desde comienzos de los 60, Fidel Castro estuvo unido a Dalia Soto del Valle, maestra de profesión, con la que tuvo cinco hijos varones cuyos nombres comienzan con A: Alexis, Álex, Alejandro, Antonio y Ángel; y se le atribuyen más descendientes.
La enfermedad le apartó de los focos
El hermetismo que rodeó a su vida privada contribuyó a alimentar continuos rumores sobre su estado de salud. Desde que en el verano de 2006 se sometió a una operación quirúrgica causada por una crisis intestinal, Fidel Castro vio llegada la hora de ir cediendo el testigo en un proceso no obstante paulatino, y, salvo excepciones, alejado de los focos.
Tras cambiar el uniforme verde oliva por el chándal hizo contadas sus entrevistas con mandatarios y sus apariciones públicas apenas transmitidas mediante testimonios indirectos: fotos, vídeos, cartas y artículos, publicados en el Granma y otros más breves, apenas cien palabras -al estilo Twitter- para el portal Cubadebate, en los que ejercía su influencia en artículos de opinión y que fueron los hilos que le conectaron con el mundo. Su última aparición pública fue el pasado 15 de noviembre, cuando recibió en su casa al presidente de Vietnam.