François Fillon, un liberal que busca restaurar la autoridad del Estado y los valores tradicionales
- Licenciado en Derecho, fue primer ministro entre 2007 y 2012
- También ha sido ministro de múltiples carteras
- De ideología extremadamente liberal, defiende el poder del Estado y los valores clásicos
François Fillon, ex primer ministro que se ve como el único capaz de reformar Francia y dirigirla "con dignidad", es la gran esperanza de la derecha francesa para recuperar la Presidencia del país tras su victoria en la segunda vuelta de la primarias, en las que ha vencido a Alain Juppé.
Padre de cinco hijos y defensor de un proyecto que califica de "radical", su buena actuación en los tres debates efectuados antes de las primarias entre los siete aspirantes le colocó en una posición privilegiada para superar el frente dominado por los otros dos, que ha sabido mantener en la recta final.
Ese inesperado triunfo dejó fuera de la carrera al Elíseo a Sarkozy, de quien Fillon se ha distanciado visiblemente, para pasar de ser su fiel colaborador a convertirse en uno de sus más fervientes rivales, aunque finalmente el expresidente ha pedido el voto para él al considerarlo más próximo ideológicamente.
Licenciado en Derecho, admite que llegó a la política por casualidad, como ayudante parlamentario del diputado Joël Le Theule en 1976, y defiende como una baza que esa falta de ambición inicial le ha permitido disfrutar sin frustraciones de cada etapa.
Antes, pasó un par de veranos como becario de la agencia de prensa francesa AFP, uno de los cuales le llevó a Madrid para cubrir, entre otras, corridas de toros.
Ministro con Juppé y con Sarkozy
Ministro de Educación Superior (1993-1995) en el Ejecutivo de Édouard Balladur, titular de Tecnologías de la Información (mayo-noviembre 1995) y ministro delegado de Telecomunicaciones (1995-1997) en el de Alain Juppé, sus carteras incluyen también la de Asuntos Sociales (2002-2004) con Jean-Pierre Raffarin.
De nuevo al frente de Educación en 2004, para cuando llegó a la jefatura de Gobierno de la mano de Sarkozy atesoraba una amplia experiencia, en la que se sumó durante unos meses el liderazgo del Ministerio de Ecología tras la dimisión de su después contrincante en las primarias Nathalie Kosciusko-Morizet.
Fillon ha sido el único primer ministro que no cedió su puesto a lo largo de un mandato presidencial, de mayo de 2007 a mayo de 2012, y su etapa posgubernamental quedó marcada por la polémica elección interna del partido Unión por un Movimiento Popular (UMP), actual Los Republicanos, en la que él y el otro candidato, Jean-François Copé, se acusaron de fraude.
Sombras durante su mandato
El político llegó a decir en 2007 que estaba "a la cabeza de un Estado en situación de quiebra", y de su trabajo en Matignon, sede del Gobierno, queda su apuesta por el rigor presupuestario o la reforma de las pensiones, en la que retrasó la edad mínima de jubilación de los 60 años a los 62.
Favorable a la reducción del número de funcionarios, ha hecho de esa idea una de las más comentadas de su programa, con la intención de suprimir 500.000 puestos compensados con un aumento del tiempo de trabajo en los empleos públicos.
Además, se ha propuesto eliminar una de las grandes medidas de la izquierda gala en las últimas décadas: la jornada laboral de 35 horas.
Ideología muy liberal
Hijo de un notario y de una historiadora, y originario de Le Mans, en el oeste del país, está casado con una galesa y tiene en la liberalización de la economía, la restauración de la autoridad del Estado y la afirmación de los valores sus ejes prioritarios.
Su campo de batalla incluye reservar la adopción plena y la procreación asistida a las parejas heterosexuales y prohibir la gestación subrogada (vientres de alquiler), así como una bajada de las cotizaciones sobre todos los salarios.
Prevé alcanzar un ahorro en el gasto público de 100.000 millones de euros en cinco años e incrementar en 12.000 millones el presupuesto de Defensa y Seguridad, en un proyecto que dice estar cerrado a cesiones y que aboga también por el porte del uniforme en la escuela o la reducción de la inmigración al mínimo estricto.
De actitud fría y una vida personal hermética que ha entreabierto por sus obligaciones públicas, prefiere no cantar victoria antes de mañana pero se muestra tan seguro de su visión y posibilidades al frente de los conservadores que no descarta dejar la política de no conseguirlo.
"Soy candidato a la Presidencia, no a ningún otro puesto", sostiene Fillon, el primero en lanzarse a las primarias y que recibió el apoyo del ex jefe de Estado conservador Valéry Giscard d'Estaing, un peso pesado que ve en él a un hombre "serio y honesto, que cree en lo que dice y hará lo que dice".