Un cuento compara la historia de las familias con la de sus vajillas
- La familia de la vajilla impar ha ganado el Premio Internacional Álbum Ilustrado Edelvives
- Sus autoras son la española Catalina González Vilar y la chilena Isabel Hojas
A veces las cosas a las que prestamos menos atención son las que mejor resumen nuestra historia, como nuestras vajillas, que sufren tantos cambios como los miembros que componemos cada familia. Ese es el argumento de La familila de la vajilla impar (Edelvives), un precioso libro ganador del V Premio Internacional Álbum Ilustrado Edelvives. Hemos hablado con sus autoras, la escritora Española Catalina González Vilar y la ilustradora chilena Isabel Hojas.
“El álbum –asegura Catalina- cuenta la historia de una familia a lo largo de una serie de años. Sin embargo, mientras las ilustraciones nos muestran una sucesión de escenas domésticas: meriendas en el campo, tardes en casa, peleas, acampadas, primeros besos... el texto se centra en el recuento de las piezas de la vajilla de la familia, que página tras página sufren toda clase de pequeños accidentes y extravíos”.
“Me gusta mucho lo que escribe Catalina –asegura Isabel Hojas- y desde que la conocí y conocí su trabajo, quise ilustrar alguno de sus textos. La historia de la vajilla me tocó personalmente porque me crié en una familia grande, que no es muy hábil demostrándose los cariños, pero la mesa y la comida rica nos reúne, así sea con mantel descolorido, cubiertos desparejados y platos saltados”.
Reunidos alrededor de la mesa
La historia de las familias podría resumirse alrededor de una mesa, con la vajilla como testigo: “En realidad es algo que nos sucede a todos –asegura Catalina-. ¿No tienes a veces la sensación de que muchas de las piezas de la vajilla que te acompañaron en la infancia tienen una historia, y que uniendo esas pequeñas historias podrías contar quiénes sois tú y tu familia, qué habéis vivido y qué cosas son importantes para vosotros?”.
“A la vez –continúa la escritora-, son cosas frágiles, que se rompen, se pierden, que no podemos retener, especialmente si les damos uso. Hay un ideal de números pares para las vajillas, seis, doce, veinticuatro. Así son cuando las compras. Y luego llega la vida y todo se trastoca, cambia, es de otro modo. Afortunadamente, la perfección no lo es todo, ni mucho menos, y de eso va también el cuento”.
Un cuento que también tiene mucho de autobiográfico (de ambas autoras), como confiesa Isabel Hojas: “La inspiración viene de todos lados, viene de la vida propia y ajena, pero puede ser que este libro en particular, tenga mucho de la vida familiar de Catalina y mía”.
Además, el libro también tiene una parte de juego para los más pequeños: “Sí, es algo que tanto Isabel como yo teníamos muchas ganas de incluir en el libro. Queríamos un álbum en el que el lector pudiese sumergirse, que continuase sorprendiéndolo después de varias lecturas. Por eso no solo se trata de encontrar en la ilustración todas las piezas de la vajilla que se nombran, y averiguar cómo se perdieron o extraviaron las que faltan, sino de estar atentos a los detalles que cuentan la historia de la familia a lo largo de esos años, pequeñas tramas divertidas de descubrir”.
La familia de la vajilla impar
Está claro que La familia de la vajilla impar está basada en una familia de otra generación, porque ya casi no quedan familias tan numerosas: “La familia del libro –asegura Catalina-está compuesta por un padre, sus tres hijos, dos chicos y una chica, y la abuela. Es una familia impar en más de un sentido, como su vajilla”.
“Estos son los personajes principales –continúa la escritora-, pero el círculo familiar es más amplio y abarca a sus vecinos, ¡tan pelirrojos!, y a otro matrimonio, ¿quizá son sus tíos? Además, no nos podemos olvidar del canario, el perro, la gata y sus cachorros. ¡Es un álbum con muchos personajes!”.
Isabel nos comenta cómo ha dibujado a estos personajes: “Los miembros de la familia son gente grandota, hecha de tinta y témpera, rellena con recuerdos revueltos de gente querida”.
“Creo que el gran mérito de Isabel en este álbum –afirma Catalina-, más allá de todos los juegos y las pequeñas claves que encierran las ilustraciones, es que ha conseguido crear en él una atmósfera acogedora, convertirlo en un lugar donde quedarse. A lo largo de la vida de una familia hay de todo, también momentos tristes y momentos de enfado, y eso hemos querido reflejarlo, pero la delicadeza de Isabel al tratar todos los temas permite que el álbum nunca deje de ser una historia sobre el hogar y las personas que se quieren”.
Un cuento para compartir y para aceptar los cambios
Catalina resume así al moraleja de este cuento: “Disfrutar de lo que se nos ofrece, sí, pero también aceptar que la vida está llena de cambios, de pérdidas y hallazgos, que no hay un único modelo de familia, que lo importante, en definitiva, son las relaciones personales, la red de afectos y momentos compartidos”.
“Estas son las ideas que están en el corazón del álbum, pero no de un modo evidente –continúa-. En realidad hay muchas capas de lectura, un niño pequeño se fijará en las mascotas de la familia, otro buscará similitudes con sus propias actividades o se preguntará sobre las peculiaridades de su propio núcleo familiar”.
“A muchos niños les encantará el juego de buscar las cucharas, platos y vasos, otros querrán hablar sobre el personaje de la abuela o mirarán en sus armarios y preguntarán por la historia de esas copas que sus padres solo utilizan en Navidad... Es un libro para detenerse y mirar, para descubrir pero, sobre todo, para hablar.
Una fantástica ilustradora
Aunque sus obras no hayan llegado a España con regularidad, Isabel Hojas es una de las ilustradoras chilenas más interesantes de la actualidad, con obras como Gabriela, la poeta viajera (Premio Marta Brunet 2008 y seleccionado en la Lista de Honor IBBY 2010), Sabores de América, o Palabras, regalo palabras.
Destaca la calidez, el humor, la cotidianidad y el colorido de estas ilustraciones que podríamos enmarcar. “El estilo de las ilustraciones –nos comenta- no lo elijo muy conscientemente…se va dando de a poco, cuando ya he definido los personajes y empiezo a armar el escenario en que se mueven. Y eso –que no sé si llamarlo estilo- siempre guarda una distancia con lo que proyecté al comienzo. Creo que los colores en este libro fueron determinantes, porque me importaba mucho la atmósfera de los distintos momentos que representaba el libro, y el papel sobre el que están hechas las ilustraciones me ayudó en eso”.
Y es que el cariño que pone en sus ilustraciones queda claro desde el momento en que elige hasta un papel especial para realizarlas: “Es un papel de ferretería que se usa para emparejar las paredes antes de empapelar –afirma Isabel-. Me gusta la manera en que absorbe las tintas, lo hace muy diferente a los papeles de acuarela tradicionales porque no tiene ningún tipo de apresto, ni sabe de algodón”.
“Al ser un papel de uso ferretero –continúa-, es ácido y se amarilla con el tiempo. Las ilustraciones se van amarillando y oscureciendo, como pasa con el papel de diario viejo. Las imágenes se van a perder en algún momento, parecido a lo que pasa con las fotos polaroid”.
En cuanto a sus proyectos, Isabel nos comenta que: “Estoy trabajando con la Cata en un nuevo libro para Amanuta, una editorial chilena. Espero que llegue allá cuando esté terminado”.
Una autora imprescindible en la literatura infantil y juvenil
En cuanto a Catalina González Vilar, es uno de los nombres imprescindibles de la literatura infantil y juvenil actual, habiendo ganado casi todos los premios del sector, desde el Barco de Vapor (El secreto del huevo azul, 2012), hasta el III Concurso Internacional de narrativa juvenil de la Editorial Nostra (México), por Miss Taqui; o el V Premio Villa de Pozuelo de Alarcón de novela juvenil por Los coleccionistas.
Además de La familia de la vajilla impar, la escritora acaba de publicar el segundo libro de la saga protagonizada por Lila Sacher, una niña exploradora. Su título es Lila Sacher y los muelles del horizonte.
“Es una novela de aventuras –asegura Catalina-, la segunda protagonizada por Lila tras Lila Sacher y la expedición al norte. Esta vez ella y su tío deciden tomarse unas Verdaderas Vacaciones, así, con mayúsculas, y viajan hasta Opalina, una ciudad de ensueño famosa por sus atardeceres. Sin embargo, cuando llegan allí descubren que no es tan fácil como pensaban convertirse en unos simples turistas y dejar atrás las aventuras”.
“En esta novela hay faros, posadas, barcos, ciencia, arte, romances, inventos, niebla, ¡mucha niebla! y nuevos amigos para Lila y tío Argus” -comenta la autora-.
“Mi idea –añade Catalina- es que la serie de Lila Sacher continúe. Son unos personajes con los que me siento como en casa, hacen que mi imaginación se dispare y también me hacen reír. La sensación es de que me gusta estar con ellos, y muchos lectores parecen sentir lo mismo. Después de todo, ¿quién no quiere tomarse una verdaderas vacaciones con alguien como tío Argus y Lila Sacher?”
En cuanto a nuevos proyectos… “¡2017 promete ser un año interesante! –afirma Catalina- Me hace mucha ilusión un álbum que está ilustrando Violeta Lópiz y que publicará A Buen Paso, una novela juvenil ambientada en el Amazonas con SM, y un nuevo proyecto con Isabel Hojas, esta vez con la editorial chilena Amanuta. ¡Estoy feliz de volver a trabajar con ella!”.