El Gobierno de unidad libio declara oficialmente la liberación de Sirte
- Ha estado casi dos años bajo el control de grupos afines al Estado Islámico
- La victoria, tras ocho meses de combates, "no significa el fin de la lucha"
El gobierno de unidad sostenido por la ONU en Libia ha declarado oficialmente el fin de las operaciones militares y la liberación de la ciudad mediterránea de Sirte, bajo control de grupos afines al Estado Islámico desde hacía casi dos años.
En un comunicado oficial, el Ejecutivo que dirige Mohamad Fayez al Serraj precisa, no obstante, que esta victoria "no significa el final de la lucha contra el terrorismo en Libia".
"Oficialmente declaro el fin de las operaciones militares y la liberación de Sirte tras ocho meses de combates. La guerra contra el terrorismo no ha terminado en Libia aún", subraya el texto.
Casi dos años de ocupación
Unidades de la llamada Rama libia del Estado Islámico ocuparon Sirte, ciudad natal y lugar de la muerte del dictador Muamar el Gadafi, en febrero de 2015 y la convirtieron en su bastión más occidental dentro de la cuenca del Mediterráneo.
En mayo de este año, y tras amenazar los yihadistas con avanzar aún más hacia occidente, una Alianza de milicias del oeste de Libia, lideradas por la ciudad de Misrata -la más próxima a Sirte- y afín al gobierno de unidad emprendieron una ofensiva militar para liberarla.
El frente de batalla y la resistencia yihadista se mantuvo firme hasta que en agosto pasado se sumó a la ofensiva militar la aviación de combate de Estados Unidos.
A finales de noviembre, un portavoz de esta Alianza ya declaró el fin extra oficial de las operaciones y la liberación de Sirte, solo a falta de limpiar de trampas y explosivos dejados por los yihadistas, muchos de los cuales han logrado huir a zonas desérticas del sur.
Estado fallido de Libia
Libia es un Estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera a la victoria del alzamiento rebelde contra la larga dictadura de Gadafi.
Cinco años después, dos gobiernos, uno en el oeste designado por la ONU y otro en el este dirigido por el influyente mariscal Jalifa Hafter -al que apoya Rusia- se disputan el poder y el control de los recursos petroleros apoyados por numerosas y poderosas milicias que a menudo cambian de bando.
De la situación se han aprovechado grupos radicales vinculados con el EI y con la Organización de Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI) que han extendido su presencia y su influencia en todo el país.