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'Ricardo III', el poder a cualquier precio

  • Eduardo Vasco presenta una nueva versión del clásico de William Shakespeare
  • Plantea una reflexión sobre la ambición sin límites, la hipocresía y la maldad
  • Interpretado por Arturo Querejeta, Ricardo III es un personaje cruel y sin ética
  • La obra estará en cartel hasta el 15 de enero en el Teatro Español de Madrid

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Arturo Querejeta en una escena de 'Ricardo III' en el Teatro Español de Madrid.
Arturo Querejeta en una escena de 'Ricardo III' en el Teatro Español de Madrid.

Un hombre totalmente amoral, un servidor del mal. Así se define y así es el protagonista de Ricardo III, la nueva versión del clásico de William Shakespeare que dirige Eduardo Vasco en el Teatro Español de Madrid. La representación, que nos traslada a las peleas cortesanas por la corona de Inglaterra, servirá para reflexionar sobre las estructuras de poder, la deslealtad y la ambición sin límites.

Interpretado por Arturo Querejeta, Ricardo de Inglaterra, el pequeño hermano del rey, se nos presenta como una persona cruel, sin ética y dispuesta a conseguir el trono a cualquier precio. La obra, que estará en cartel hasta el 15 de enero y después comenzará una gira por diversos puntos del país, muestra el lado más oscuro de los gobernantes. La magia y la atemporalidad de los clásicos vuelve con esta versión de Yolanda Pallín y nos muestra cómo, más de cuatro siglos después, la dinámicas de poder no son tan distintas a las actuales como podría pensarse.

El montaje, al igual que el texto original, gira en torno a las artimañas del protagonista para hacerse con la corona. Ricardo es un ser despreciable y lo sabe, lo acepta y se pavonea de sus malas artes. Como explica en una de sus muchas confesiones al público, desde bien pequeño, ya consciente de sus 'circunstacias físicas' -es jorobado y deforme-, escogió "ser malo" y encontrar otras vías 'alternativas' para conseguir sus fines. Entre ellas, el engaño, la mentira y el asesinato.

Hipocresía y sangre

La representación, producida por la compañía Noviembre, nos traslada a la corte de Inglaterra. El país vive un período de paz tras la sangrienta guerra civil en la que la Casa de York venció a la Casa Lancaster y se hizo con el trono. Eduardo IV reina. Pero Ricardo, hermano del monarca, no se conforma con su posición y no parará hasta alcanzar la corona. Caiga quien caiga, sean sus hermanos o sus pequeños sobrinos.

La falta de escrúpulos y la ambición desmedida del protagonista son evidentes. Pero la cuestión es que las personas que le rodean no son mucho mejores. La familia del rey y de la reina, los consejeros reales y demás personajes de la corte utilizan también todas las herramientas a su alcance para intentar incrementar su influencia y su autoridad. La hipocresía -sonrisa primero, puñal después- es el pan de cada día... Algo que, salvando distancias, evoca las actuales luchas e intrigas políticas.

Arturo Querejeta e Isabel Rodes durante una escena de Ricardo III en el Teatro Español.

Arturo Querejeta e Isabel Rodes durante una escena de Ricardo III en el Teatro Español. Teatro Español

Aunque la crueldad y el atrevimiento de Ricardo III no son superables por nadie. Querejeta se mete en la piel de este gran tirano y regala a la audiencia grandes monólogos. Su personaje, a pesar de sus múltiples defectos, es un gran orador. Y muchas de sus argucias están basadas en su buen manejo de la palabra y la retórica. Manipulador y vengativo pero astuto y sagaz. El público se indignará y deleitará al mismo tiempo.

Vestimenta actual y música en directo

El reto de representar a Shakespeare y a sus inmortales personajes es siempre osado y complejo. En esta ocasión Vasco -que en los últimos años ha trabajado a fondo la obra del dramaturgo inglés con Hamlet, Noche de reyes, Otelo y El mercader de Venecia-, apuesta por modernizar las vestimentas -que caricaturizan al tiempo que hacen más cercanos y reconocibles a los protagonistas-, música en directo y un austero escenario dominado por maletas y baúles.

Ricardo Ortiz durante una escena de 'Ricardo III' en el Teatro Español

Ricardo Ortiz durante una escena de 'Ricardo III' en el Teatro Español Teatro Español

Todo ayuda, lo imperecedero del texto original y la cuidada adaptación, a que el espectador invoque constantemente las estructuras de poder que conoce. Y, tal como sucede en la actualidad, la audiencia observa el ascenso sabiendo que después, tarde o temprano, llegará la caída. Así, abandonado por todos y derrotado, sobre el escenario cae el telón y resuena el último lamento de Ricardo: "¡Mi reino por un caballo!"