El presunto atacante del aeropuerto de Florida podría ser condenado a muerte
- Se enfrenta a tres cargos federales, cuya condena máxima es esta pena
- Eligió premeditadamente este estado para perpetrar el ataque
- Comparecerá ante un tribunal en Fort Lauderdale este lunes
Esteban Santiago, el exmilitar que abrió fuego en el aeropuerto de Florida y mató a cinco personas, se enfrenta a tres cargos federales por los que podría ser condenado a la pena de muerte, según ha anunciado este domingo la Fiscalía del Distrito Sur.
Mientras, el FBI continúa desentrañando las motivaciones que llevaron a este antiguo miembro de la Guardia Nacional de EEUU, que sufría transtornos psicológicos tras servir en Irak, a elegir el aeropuerto de Fort Lauderdale para cometer el ataque el pasado viernes.
El atacante hará este lunes su primera comparecencia en un juzgado de Fort Lauderdale para la lectura de cargos.
Tres delitos federales
La Fiscalía del Distrito Sur acusa a Santiago de realizar un acto de violencia contra personas en un aeropuerto internacional, emplear un arma de fuego durante y en relación a un crimen violento, y causar la muerte de una persona con un arma de fuego.
De ser hallado culpable, el atacante de 26 años, nacido en Nueva Jersey y criado en Puerto Rico, podría ser sentenciado a la pena de muerte, según el comunicado de la Fiscalía.
El fiscal de ese distrito, Wilfredo Ferrer, afirmó que los cargos presentados "reflejan la gravedad de la situación" tras el tiroteo que desató Santiago en la zona de recogida de equipajes de la terminal 2 del aeródromo y que causó cinco muertos y seis heridos.
Tal como han informado la autoridades, Santiago adquirió un billete de ida en Anchorage (Alaska), donde residía, y voló a Minneapolis, donde subió a otro avión hasta Fort Lauderdale, con una pistola semiautomática de 9 milímetros y dos cargadores en el interior de la única maleta que facturó.
Un ataque planificado
Documentos judiciales describen que el exmilitar recogió su maleta, fue al baño para cargar su arma, salió y disparó a la primera persona que vio, para luego continuar el ataque, durante el que mayormente disparó a la cabeza de las víctimas, hasta vaciar toda la munición que contenía, tras lo cual se entregó a las autoridades.
Los investigadores creen que Santiago habría planificado el ataque, dado que recientemente empezó a vender algunas pertenencias personales y desarrolló una conducta más errática, tal como han señalado a las autoridades familiares y allegados del atacante.
Su tía, María Ruiz Rivera, que reside en Nueva Jersey, declaró a la cadena CNN que el exmilitar "tenía visiones todo el tiempo" y que "su cabeza no estaba bien".
Problemas tras ser destinado a Irak
Santiago se unió a fines de 2007 a la Guardia Nacional de Puerto Rico y en abril de 2010 fue destacado a Irak, donde permaneció diez meses.
Su hermano, Bryan Santiago, declaró en Puerto Rico a la cadena Telemundo que tras servir en Irak el militar empezó a sufrir transtornos psicológicos.
El FBI ha confirmado que en noviembre pasado Santiago entró en una oficina de esta agencia federal en Anchorage y manifestó que el Gobierno de EEUU controlaba su mente y lo obligaba a ver vídeos del grupo yihadista Estado Islámico (EI), y que además oía voces.
Los agentes federales descubrieron que en ese momento Santiago había dejado en su coche a su hijo de pocos meses de edad y una pistola, que le fue confiscada. El joven fue sometido a un chequeo psicológico durante cuatro días, al cabo del cual fue dado de alta, sin ningún tratamiento a seguir.
"Cuatro días para un tipo que habló con el FBI sobre esas cosas. (...) Va al FBI diciendo que (estaba) escuchando voces, que la CIA está diciendo que necesita unirse al EI", dijo el hermano a Telemundo, tras criticar la actitud del Gobierno federal por dejarlo en libertad.
Bryan Santiago agregó que durante una reciente visita que hizo a su hermano en Alaska, éste le relató que escuchaba voces y que creía que lo seguían, por lo que le recomendó que pidiera ayuda profesional.
"Quiero decirle al pueblo norteamericano e internacional que él, antes de eso (el ataque), fue a la oficina del FBI en Anchorage, Alaska, pidiendo ayuda", resaltó Bryan Santiago.
El arma confiscada al exmilitar, que trabajaba como agente de seguridad en Alaska, le fue devuelta un mes después y, según el FBI, Santiago habría utilizado esa misma pistola en el ataque de Fort Lauderdale.