'Figuras Ocultas', una llamada a la unión para superar barreras y prejuicios
- Narra hechos reales sobre tres matemáticas afroamericanas de la NASA
- Su trabajo fue clave para EE.UU. en la carrera espacial contra la URSS
- Pese a ello, su historia había sido prácticamente desconocida e ignorada
- RTVE.es ofrece en exclusiva un vídeo de cómo se hizo Figuras Ocultas
TRES NOMINACIONES A LOS OSCAR
Mejor película
Mejor actriz de reparto: Octavia Spencer
Mejor guion adaptado
FICHA TÉCNICA
Título originalTítulo original: Hidden Figures
AñoAño: 2016
DuraciónDuración: 127 min.
PaísPaís: Estados Unidos
DirectorDirector: Theodore Melfi
GuionGuion: Allison Schroeder (Novela: Margot Lee Shetterly)
MúsicaMúsica: Benjamin Wallfisch, Pharrell Williams, Hans Zimmer
FotografíaFotografía: Mandy Walker
RepartoReparto: Octavia Spencer, Taraji P. Henson, Janelle Monáe, Kirsten Dunst, Kevin Costner,Jim Parsons, Mahershala Ali, Glen Powell, Rhoda Griffis, Ariana Neal, Maria Howell, Alkoya Brunson, Jaiden Kaine, Wilbur Fitzgerald, Saniyya Sidney, Bob Jennings, Lidya Jewett, Ron Clinton Smith.
A principios de los años 60, tres matemáticas afroamericanas contribuyeron a cambiar el rumbo de los acontecimientos... y lo hicieron en la sombra. Katherine G. Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson fueron clave para que la NASA pudiera competir con la Unión Soviética en su particular carrera espacial, pero su historia se había mantenido prácticamente oculta... hasta ahora.
Hechos reales narrados en el libro de Margot Lee Shetterly y trasladados a la pantalla por Theodore Melfi (director y guionista) y Allison Schroeder (guionista). Figuras Ocultas, que se estrena en España el 20 de enero, lleva por primera vez al cine la desconocida historia de estas mujeres que, a base de talento y trabajo, lucharon por derribar los muros de la segregación racial y de género en Estados Unidos.
Taraji P. Hinson, Octavia Spencer y la cantante Janelle Monáe, que debuta en la gran pantalla, protagonizan una película amable con una doble intención de informar y entretener, y con las pinceladas de humor, dramatismo y emotividad características de una producción norteamericana de este tipo.
Una forma diferente de luchar
La disputa espacial y la Guerra Fría con la URSS no eran las únicas vicisitudes sociopolíticas a las que se enfrentaba EE.UU. en la década de los 60. La lucha por los derechos civiles de la raza negra alcanzaba su máximo auge en la figura del Doctor Martin Luther King, a la vez que las mujeres seguían luchando por la igualdad, entre otros, en el ámbito laboral.
Figuras ocultas aúna esos dos focos de revindicación en los personajes interpretados por Hinson (Katherine G. Johnson), Spencer (Dorothy Vaughan) y Monáe (Mary Jackson), que representan, a su vez, tres maneras diferentes, aunque parejas, de encarar y combatir la disgregación de las leyes Jim Crow (en aquel momento en proceso de desmantelamiento) y la inserción laboral de las mujeres afroamericanas.
Tres personajes, además, con diferentes grados y procesos de evolución en la película, en lo que respecta a su manera de luchar por sus derechos. Enfrente tendrán, entre otros, a Vivian Mitchell (interpretada por Kirnsten Dunst) y Paul Stafford (interpretado por Jim Parsons), que personifican la injusticia y discriminación predominante en aquella sociedad.
Además, el juego de palabras del título original, Hidden Figures, hace referencia, por un lado, a las "cifras ocultas" del proceso matemático que sirve como hilo conductor, y por otro al ostracismo al que se han visto relegadas, hasta ahora, estas tres (y otras muchas) talentosas mujeres a lo largo de la historia.
La apelación al bien común por encima de todo
Sin embargo, estos diferentes enfoques tienen algo en común. Por un lado, la idea de que el talento y la inteligencia no tienen género ni color. Por otro, el ya consabido lema de "la unión hace la fuerza", reflejado a la perfección, por ejemplo, en una de las frases de Vaughan, cuando dice que "cualquier avance de una de nosotras es un avance para todas", o en planos que presentan a las mujeres afroamericanas de la película como una suerte de "ejército intelectual".
En esa línea, destaca la manera que tiene su director, Theodore Melfi (autor de St. Vincent), de colocar al espectador ante una realidad injusta, desagradable e indignante. Sin necesidad de recurrir a un discurso violento, en el sentido más amplio de la palabra, Melfi presenta las situaciones de disgregación y discriminación de una manera casi natural, como, de hecho, se veían en la época.
Baños, bibliotecas, salas de trabajo e incluso cafeteras separadas según el color de sus usuarios parecen, por momentos, prácticamente aceptadas por unos y otros. Y, lejos de tratar con crudeza el rechazo y racismo que sufren las protagonistas, los guionistas optan por otorgarle a éstas notables dosis de sarcasmo e ironía.
En este aspecto juegan un papel clave dos personajes: Al Harrison (Kevin Costner), el jefe de los matemáticos, y John Glenn, el recientemente fallecido aviador y astronauta, primer americano en orbitar alrededor de la tierra e interpretado por Glen Powell. Ambos de raza blanca, son fundamentales en la superación del prejuicio racial y de género, aunque no en una batalla por los derechos civiles per se, sino como apelando a la unión para alcanzar un objetivo superior y común a todos, como es el progreso de EE.UU. y la NASA sobre el frente soviético.
Contenido nuevo, formato habitual
Si bien la película no tiene nada impredecible en lo formal, lo compensa con las actuaciones y una factura impecable. Una historia bien contada, sin sorpresas ni alardes técnicos o narrativos, pero que sabe cumplir a la perfección con lo que se le pide a una cinta de este perfil.
Como en todo drama/comedia que se precie, no falta esa dosis de emotividad, centrada principalmente en el personaje interpretado por Taraji P. Hinson, que protagoniza también la subtrama sentimental de la película. Como suele ser habitual, la música ayuda a reforzar estas sensaciones, en este caso con composiciones del omnipresente Hans Zimmer y uno de los hombres de moda en el panorama musical internacional, Pharrell Williams. Pero no es menos cierto que la cinta no peca de lacrimógena.
Así como tampoco resulta un manifiesto explícitamente ideológico, sino que pretende ser, más bien, una inspiración más cercana al sueño americano y al "tú puedes". Y eso que, pese a los avances logrados (no pocos) en las últimas décadas, los dos temas de fondo, el racismo y la falta de igualdad que sufren las mujeres, siguen vigentes aún en 2017.