Un discurso, dos juramentos y tres bailes: así será la ceremonia de investidura de Donald Trump
- El vicepresidente jura su cargo antes de que lo haga, a mediodía, el presidente
- Luego, Trump pronunciará su discurso y habrá un desfile hasta la Casa Blanca
- La jornada termina con varios bailes, aunque limitará su asistencia a tres
Donald Trump toma posesión este viernes del cargo de presidente de Estados Unidos en una ceremonia en la que, a falta de grandes estrellas como las que arroparon la llegada de Barack Obama, el magnate buscará reforzar su perfil institucional con las arraigadas tradiciones que se repiten en cada investidura y apelar, igual que en su campaña, a lo que los organizadores han llamado "los americanos normales que se ven reflejados en él".
La ceremonia será menos rimbombante de lo que al propio Trump le habría gustado: en diciembre, el presidente electo se jactaba en las redes sociales de que ofrecería un gran espectáculo y exhortaba a sus seguidores a superar los 1,8 millones de asistentes que Obama congregó ante el pórtico oeste del Capitolio en 2009, el año del Yes we can.
“Tenemos a la mayor celebridad del mundo, que es el presidente electo“
Sin embargo, las previsiones de asistencia que se manejan están lejos de esa cifra y ningún artista de verdadero renombre actuará en la ceremonia, así que los organizadores harán de la necesidad, virtud: "Tenemos a la mayor celebridad del mundo, que es el presidente electo", recalcaba recientemente el empresario Tom Barrack, amigo de Trump y presidente del comité que organiza los actos.
"Le vamos a rodear de la suave sensualidad del lugar. Va a ser muy bonito", aseguraba Barrack, que apuntaba que se pretende "una cadencia más bien poética en lugar de una ceremonia de coronación circense". Y si Obama tuvo como temas de investidura Un nuevo nacimiento de la libertad, en 2009, y Fe en el futuro de Estados Unidos, en 2013, Trump insiste en su lema de campaña como hilo conductor: Hacer Estados Unidos grande de nuevo.
Café con Obama en la Casa Blanca
La Constitución estadounidense apenas indica la fórmula del juramento presidencial y la fecha de la investidura, que desde 1937, cuando se aprobó la Vigésima Enmienda, es el 20 de enero posterior a la celebración de las elecciones. Todo lo demás queda a criterio del presidente electo, si bien hay una serie de tradiciones que han arraigado a lo largo de los años.
En este caso, los actos comienzan el jueves, con una ofrenda floral en el Cementerio Nacional de Arlington a cargo de Trump y del vicepresidente electo, Mike Pence, seguida de un concierto en el Lincoln Memorial, con artistas como Toby Keith y 3 Doors Down.
Ya el viernes, el centro de atención se traslada al Capitolio, el edificio que alberga las dos cámaras del Congreso de Estados Unidos y donde suele jurar el cargo el nuevo presidente; desde primera hora de la mañana (15:30 hora peninsular española) habrá actuaciones musicales e intervenciones de varios líderes religiosos.
Trump, mientras tanto, asistirá al tradicional servicio religioso de los presidentes electos y luego acudirá a la Casa Blanca, donde los Obama le han invitado a él y a su esposa Melania: "Estarán ahí media hora aproximadamente, y luego irán juntos [a la ceremonia de investidura]", ha confirmado Barrack.
Los juramentos
El acto central de la investidura se desarrolla, desde la toma de posesión de Ronald Reagan en 1981, en el pórtico oeste del Capitolio, frente al National Mall, la amplia explanada en la que se alinean los principales museos y monumentos de Washington. Allí jurará el cargo, pasadas las once de la mañana (17:00 hora penínsular española), el nuevo vicepresidente, Mike Pence, recitando la misma fórmula que usan los congresistas.
El juramento del presidente, en cambio, está explicitado en el artículo II de la Constitución: "Juro solemnemente que ejerceré fielmente el cargo de Presidente de Estados Unidos, y hasta el límite de mi capacidad, preservar, proteger y defender la Constitución de los Estados Unidos".
Trump lo pronunciará justo al mediodía (18:00 horas en España), cuando concluye el mandato de Obama y comienza el suyo, ante el presidente del Tribunal Supremo, el juez John Roberts, y utilizando una Biblia que le regaló su madre en 1955, cuando acabó la escuela primaria, y otra que utilizó Abraham Lincoln en su primera investidura, en 1861, sobre la que también juró Obama en 2009 y 2013.
Entre los testigos de ese juramento estarán el presidente saliente y todos los expresidentes vivos, salvo George Bush padre, por motivos de salud; también ha confirmado su presencia Hillary Clinton, exsecretaria de Estado, ex primera dama y aspirante demócrata derrotada por Trump en las elecciones. Se ausentarán, en cambio, medio centenar de congresistas demócratas, en protesta por las políticas excluyentes que propone el nuevo presidente y, en concreto, por sus críticas a John Lewis, miembro de la Cámara de Representantes e icono de la lucha los derechos civiles.
El discurso y el himno
Inmediatamente después del juramento, el nuevo presidente pronunciará su discurso de investidura, uno de los más relevantes de su mandato, puesto que recoge sus líneas políticas esenciales y marca el tono de su presidencia. Trump ha dejado caer que el suyo será "corto" y que lo escribirá él mismo, tal como ha confirmado el asesor que escribió su discurso en la convención republicana y futuro portavoz de la Casa Blanca, Stephen Miller: "Es un borrador Trump, escrito por él, editado por él", señalaba este miércoles, avanzando que será "inspirador y con visión de futuro".
El acto se cierra con la interpretación del himno nacional, a cargo de la soprano de 16 años Jackie Evancho, que se hizo popular en el concurso televisivo America's Got Talent. Es la artista de mayor relieve a la que el equipo de Trump ha podido convencer, si bien antes del juramento actuarán el Tabernacle, un prestigioso coro mormón que ya ha actuado en otras investiduras, y las Rockettes, las célebres bailarinas del neoyorquino Radio City Music Hall.
Sin embargo, la ausencia de figuras de primer nivel es evidente, no solo por la comparación con sus antecesores (Obama contó con Beyoncé, Aretha Franklin y Yo-Yo Ma; George W. Bush con Ricky Martin; y Bill Clinton consiguió que Fleetwood Mac se reuniera), sino también por la lista de negativas que acumulan los organizadores, que incluye a Elton John, Garth Brooks, Andrea Bocelli o Moby.
Con estrellas o sin ellas, Trump celebrará el tradicional almuerzo en el Capitolio ya como presidente, mientras Obama utilizará por última vez el avión presidencial (que ya no será el Air Force One, puesto que no llevará al presidente en ejercicio) para marcharse de vacaciones, según la CNN, a Palm Springs, en California. El relevo presidencial estará completado.
El desfile y los bailes
Las celebraciones, sin embargo, no acaban ahí: el nuevo presidente y la primera dama participarán después en el desfile que recorre la Avenida Pensilvania, desde el Capitolio a la Casa Blanca.
La jornada termina con una larga lista de bailes que se celebran por toda la ciudad en honor del nuevo inquilino de la Casa Blanca, aunque Trump limitará su presencia a tres de ellos, que adquieren el carácter de oficiales: dos de ellos en el centro de convenciones Walter E. Washington y un tercero en el National Building Museum, organizado por las Fuerzas Armadas.
Su presencia en apenas tres galas contrasta con otras investiduras recientes (George W. Bush asistió a ocho bailes en 2001 y Barack Obama pasó por diez en 2009), lo que refuerza el sentido austero que Trump parece querer darle a su llegada a la presidencia.
De hecho, el último acto oficial de su investidura será ya el sábado por la mañana, cuando asistirá, acompañado de Mike Pence, a un servicio religioso en la Catedral Nacional de Washington. A partir de entonces, empezará el trabajo: dirigir la primera potencia mundial.
Las protestas
No parece probable que, tal como deseaba, Trump bata el récord de asistentes a una ceremonia de investidura, pero sí es posible que su toma de posesión se alce con otro récord: el del mayor número de protestas, congregando incluso más manifestaciones que las que en 2001 suscitó la controvertida elección de George W. Bush.
De hecho, algunas estrellas de la música o el cine, como Kate Perry, Cher y Scarlett Johansson, piensan acudir a Washington para participar en alguna de esas protestas, como la Marcha de Mujeres prevista para el sábado.
Esa contestación es el reflejo más tangible de la baja popularidad con la que, según las encuestas, Trump llega a la Casa Blanca: un sondeo de la cadena ABC y The Washington Post afirma que el 40% de los estadounidenses tienen una opinión favorable sobre el presidente electo, frente a un 54% que dice tener una impresión "desfavorable", según recoge EFE.
Esa misma encuesta repasa los índices de popularidad de sus predecesores justo antes de asumir la presidencia: Barack Obama, el 79 %; George W. Bush, el 62 %; Bill Clinton, el 68 %; George H.W. Bush, un 65 %; Ronald Reagan, el 58 %; y Jimmy Carter, el 78 %, lo que significa que Trump es el peor valorado al empezar su mandato en al menos cuatro décadas.