'La distancia que nos separa' o descubrir que tu padre es un perfecto desconocido
- Publican en España la novela del escritor peruano Renato Cisneros
- Descubre los secretos de su padre, el exministro del Perú El Gaucho Cisneros
- "Lo peor que le puede pasar a una familia es tener un hijo escritor", dice el autor
La distancia que nos separa (Planeta, 384 páginas, 19,50€) es el debut en España de una de las mayores promesas literarias de Perú, Renato Cisneros (1976), periodista, escritor y poeta limeño de 41 años, hijo del exministro peruano Luis Federico Cisneros (1926-1995), protagonista de esta suerte de biografía novelada. De esta novela, el mayor literato peruano, el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa ha dicho que es un libro "impresionante" y que, haberlo escrito, demuestra "además de talento, un gran coraje".
Y es que en esta biografía novelada sobre su padre, Cisneros indaga en una figura paterna que, 20 años después de su muerte, descubrió que era un perfecto desconocido: "Si consigo entender quién fue él antes que yo naciera, quizá podré entender quién soy ahora que está muerto. Es en esas dos titánicas preguntas que se sostiene el enigma que me obsesiona: Quién era él antes de mí. Quién soy yo después de él. Ese es mi objetivo sumario: reunir a esos hombres intermedios", es el reto que se planteó a la hora de abordar la obra Cisneros, que subraya que se trata de la historia de su padre, pero también "la del hijo que intenta encontrar su lugar en el mundo".
Así lo ha explicado el autor en la presentación en España, donde ahora reside, de La distancia que nos separa dos años después de que la Editorial Planeta la publicase en Perú, en un acto celebrado en la Casa América de Madrid, en el que ha estado arropado por el escritor chileno Jorge Edwards, Premio Cervantes de Literatura 1999.
El padre desconocido
El general de División del Ejército peruano Luis Federico Cisneros Vizquerra, El Gaucho Cisneros, fue polémico ministro del Interior (1976-1978) y luego de Guerra (1981-1983) del Perú bajo los Gobiernos de Morales Bermúdez y Belaúnde Terry. Nacido en Buenos Aires en el seno de una familia peruana, se formó como militar en el seno del Colegio Militar de la Nación, donde fue compañero de quienes luego se convertirían en "los monstruos" de la dictadura militar argentina, incluido Videla.
Para entonces, El Gaucho Cisneros ya había regresado a Lima, donde estaba instalado desde 1947 y donde formaría una familia años después, de la que Renato Cisneros es el segundo hijo, nacido cuando su padre estaba a punto de cumplir los 50 años. El general Cisneros murió de un cáncer de próstata cuando su hijo tenía 18 años. Este descubriría 20 años después, casi por azar, que su padre tenía otra familia en Argentina. Y sintió la irrefrenable necesidad de indagar sobre ello.
"En esta novela hay una apasionada y veces dolorosa indagación de la figura del padre", ha dicho sobre la novela Jorge Edwards, quien ha recordado que el padre es "el gran personaje" de grandes historias de la literatura universal" y las "historias de la familia" la base de la mayoría de las novelas.
Tras ocho años de trabajo de documentación y de recoger testimonios familiares, Renato Cisneros admite que ha descubierto que tiene "muchas cosas" de El Gaucho que no pensaba que tenía y que, a medida que los hijos crecen, se van pareciendo cada vez más a sus padres: "Uno de mis descubrimientos fue saber que mi padre era tan parecido a mí durante su infancia y adolescencia, lo que descubrí a través de unas cartas de mi abuelo refiriéndose a mi padre a los 14 años como un chico absolutamente inseguro, timorato... todas las características que yo relacionaba conmigo y jamás habría asociado a mi padre, que para mí era un tipo resoluto, confiado y tan seguro de sus decisiones".
"El mejor legado que puedo darle a mi padre es el haber confeccionado un personaje en sí mismo, un personaje que exigía ser narrado", explica el escritor de 41 años, que empezó a escribir de él en sus primeros poemas -en Perú Renato Cisneros ha publicado antes varios poemarios y otras dos novelas-, pero se dio cuenta de que el personaje "no se agotaba y exigía otro tipo de narración" porque estaba "lleno de matices y contradicciones".
La lucha entre el hijo y el escritor
No obstante, el proceso no ha sido fácil: "Para mí este libro fue una lucha entre el hijo y el escritor porque había cosas que el hijo encontraba que le parecían abominables, abyectas, censurables, pero para el escritor eran combustible, eran petróleo y fascinantes, precisamente porque eran dramáticas", revela Renato Cisneros.
Y es que el autor cree que si su padre no hubiese regresado a Perú, habría tenido algún cargo en la Junta Militar argentina "y seguramente cargaría con muchas muertes en su conciencia". De hecho, se ha mostrado convencido de que su padre "pudo haber tenido" algún tipo de implicación desde su cargo en el Ejército peruano con la Operación Cóndor. En este sentido, ha señalado que esta semana la Justicia italiana ha condenado a cadena perpetua por la muerte de 20 argentinos descendientes de italianos en la Operación Cóndor al expresidente Francisco Morales Bermúdez y el exministro Pedro Ritcher, "a los que yo crecí viendo en mi casa y que para mí eran mi tío Pancho y mi tío Pedro".
También descubrió hablando con su madre que en la casa en la que él creció y cuando él tenía 10 años, su padre mantuvo escondido a uno de los militares huidos de la Justicia argentina, quien resultó ser Guillermo Suárez Mason, apodado el carnicero del Olimpo y encargado de uno de los centros clandestinos de detención.
"Este es uno de esos libros que uno acaba para que el libro no acabe con uno", resume el autor de La distancia que nos separa, que ha confesado haber buscado el tono adecuado para su obra -evitando caer en lo melodramático y lo excesivamente sentimental- leyendo obras de otros autores sobre sus padres, como El olvido que seremos (Héctor Abad), La isla del padre (Javier Marías), Patrimonio (Philip Roth) y, sobre todo, La invención de la soledad, de Paul Auster.
Sospechas familiares
Cisneros admite que algunos familiares le han "retirado el habla" tras la publicación de su novela -los que no, ha bromeado, lo harán con su próxima novela, acerca de su tatarabuelo Gregorio Cartagena, un obispo que tuvo siete hijos en la clandestinidad-, pero asegura que la única "línea roja" que hubo fue cuando su madre le pidió que retirase un capítulo entero en particular cuando el libro estaba ya en la imprenta en Perú.
"Habíamos conversado mucho y ella había parecido entender la necesidad de escribir el libro tal cual está. Y ahí se me presentó una línea roja, porque sentía que la literatura no servía de nada si dañaba a la gente que más quería. Pero cuando hablé con el editor me dijo que podía sacar el capítulo, pero que me iba a arrepentir. Y estaba en sintonía con lo que yo pensaba y volví a hablar con mi madre y lo entendió", ha explicado.
Ahora, con el manuscrito íntegro ya en España y tras el éxito alcanzado en Perú, Renato Cisneros desea que "cualquier lector de cualquier parte del mundo" tras leerse el libro "sospechen un poco de sus familiares".
Y es que, según el autor, "lo peor que puede pasarle a una familia es tener un hijo escritor que empiece a dudar de todo lo que le están diciendo". Lo peor para una familia, no para el lector.