Melania Trump, de la pasarela a la Casa Blanca
- La exmodelo no habitúa a buscar el protagonismo y se muestra discreta
- Con su carácter prudente, evita verse involucrada en polémicas
- Sin embargo, fue criticada por copiar un discurso de su antecesora durante un mitin
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Melania Trump es, desde este viernes, la primera dama de Estados Unidos. Una mujer discreta y distante con la esfera pública que, al igual que su marido respecto a Barack Obama, contrasta mucho con Michelle, pero también del que a partir de hoy es el nuevo presidente.
Nacida en Eslovenia en 1970 es, a sus 46 años, una mujer extraordinariamente discreta, siempre mantiene un tono sosegado y evita a toda costa verse involucrada en polémicas. Midiendo al máximo sus palabras, todo lo contrario a lo que acostumbra a hacer su marido, se ha presentado en las escasas entrevistas que ha concedido como una mujer devota de su familia y ha asegurado que mantendría un papel muy clásico.
A pesar de haber ejercido durante años como modelo, durante toda la campaña electoral en EE.UU. y hasta ahora ha huido de los focos y ha preferido cederle el protagonismo a Ivanka, la hija del primer matrimonio del multimillonario y una de sus principales asesoras. Solo ha dado un mitin y en la última semana de campaña, para pedir el voto de las mujeres en el estado decisivo de Pensilvania.
Pero no ha pasado desapercibida ni ha salido del todo airosa de las críticas, especialmente duras cuando salió a la luz que su asesora de comunicación había plagiado frases enteras de un discurso de Michelle que Melania repitió durante un mitin.
El ejemplo de la mujer conservadora
Sin embargo, su mensaje a las mujeres es muy distinto del que promulga Michelle Obama. Mientras que la hasta hoy primera dama de EE.UU. se ha mostrado abiertamente feminista y ha instado a las mujeres a luchar por todo aquello que deseen conseguir, Melania se ha limitado a ejemplificar el perdón hacia su marido por sus múltiples salidas de tono machistas y se muestra como una mujer conservadora, discreta en un segundo plano y madre de sus hijos.
Nada que ver con Michelle, quien estaba muy activa en la vida política junto con su marido y que en estos ocho años ha finalizado su posición como una de las personas más carismáticas del país, tanto que ya hay quien quiere que compita en un futuro por la presidencia del país.
Ahora su "causa" -todas las primeras damas han tenido una-, serán "los más necesitados, sobre todo las mujeres y los niños", pero reservará tiempo para dedicarse al único hijo del matrimonio, Barron, de diez años, y a apoyar a su esposo.
La segunda primera dama nacida fuera de EE.UU.
Para muchos es una paradoja que Trump, un candidato que ha escandalizado fuera y dentro del país con su retórica xenófoba y ultranacionalista, pueda llevar a la Casa Blanca a la única primera dama nacida fuera de EE.UU., con quien se casó hace 11 años, desde la esposa del expresidente John Quincy Adams (1825-1829), que era británica.
Melania Knauss creció en un modesto apartamento de un pueblo cercano a Sevnica (Eslovenia), que entonces formaba parte de la República Federativa Socialista de Yugoslavia (RFSY), disuelta en 1992 con la Guerra de los Balcanes.
Tras comenzar su carrera de modelo en Milán y París, se mudó a Nueva York en 1996. Cinco años más tarde obtuvo la residencia permanente y en 2006 se naturalizó estadounidense. Ese es un momento de su vida que recordó, entre una gran ovación, en su discurso de la Convención Republicana de Cleveland. No se extendió sobre sus orígenes como inmigrante, pero sí recalcó los valores de esfuerzo y honestidad que le inculcaron sus padres.
En otras ocasiones, cuando se le ha preguntado qué opina de los comentarios de su marido sobre los inmigrantes, ha subrayado siempre la diferencia con quienes llegan a Estados Unidos de manera irregular: ella siguió "las reglas", respetó "la ley".
"Una madre impresionante, una mujer increíble"
Melania es extremadamente cuidadosa a la hora de hablar sobre su vida matrimonial con Trump, a quien conoció en una fiesta de la Semana de la Moda de Nueva York en 1998. "Los dos somos muy independientes. Yo le dejo ser quién es y él me deja ser quien soy. No intento cambiarlo, es un adulto. Él conoce las consecuencias. Yo le doy mi opinión muchas, muchas veces", explicó en febrero en una entrevista con CNN, en la que confesó que no le gusta el tono duro que usa Trump.
El magnate se deshace en halagos hacia su esposa, a la que describe como una "madre impresionante, una mujer increíble".
Cuando un grupo afín al senador Ted Cruz usó en un anuncio de campaña una foto de un posado desnudo de Melania en el año 2000 para la revista GQ, Trump salió en tromba contra su entonces rival de primarias y retuiteó un mensaje de un seguidor que comparaba una fotografía poco favorecedora de Heidi Cruz, con otra más agradecida de su esposa.
Melania no sería la primera exmodelo en la Casa Blanca, porque Pat Nixon y Betty Ford también lo fueron, pero sí la primera en haber posado desnuda y la única tercera esposa de un presidente. Como a ella le gusta decir, nada es convencional cuando se trata de Donald Trump.