El juez Pedraz deja en libertad a los dos detenidos por yihadismo en Navidad en Madrid
- El juez dice que no hay nada que avale que eran yihadistas
- Les impone la obligación de comunicar cualquier cambio de domicilio
El juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz ha dejado en libertad a los dos hombres detenidos el pasado 28 de diciembre en Madrid por su presunta relación con el terrorismo yihadista al considerar que los indicios se han "desvanecido" y que "no hay dato alguno" que avale que profesen esa ideología.
Pedraz envió a prisión el 30 de diciembre a Edrissa Ceesay Sanuwo y Samir Sennouni Mouh, de 18 y 25 años, de nacionalidad española pero de origen marroquí y gambiano, respectivamente, por delitos de enaltecimiento del terrorismo y depósito de armas de guerra y munición.
En el auto dictado, el juez expone que la investigación ha demostrado que no existen suficientes motivos para creer a los investigados responsables de los delitos que se les imputaban, de modo que cambia su situación procesal y les pone en libertad.Tan solo les impone la obligación de comunicar cualquier cambio de domicilio y facilitar un teléfono móvil para estar localizados.
El juez zanja así una investigación en la que ha jugado un papel fundamental un hombre, identificado como José o Lolo, que se puso en contacto primero con la Policía y, una vez practicadas las detenciones, acudió a la Guardia Civil, que lo desacreditó y lo considera colaborador policial.
Se creía que el grupo investigado se había radicalizado en una mezquita del barrio de Valdebernardo (y tras su cierre en una cabaña de la misma zona) bajo la supervisión de un hombre llamado Abdul, dueño de una carnicería y que habría sido el comprador de una serie de armas.
El supuesto confidente habría inventado el papel del adoctrinador
El supuesto confidente contactó con un agente policial encubierto en octubre de 2016 y le compró un cargador de AK-47 por 65 euros. José (o Lolo) envió fotos de supuestos miembros del grupo portando un AK-47 y un machete con idea de demostrar que eran "serios" y no "maderos". A un contacto posterior asistió acompañado por otro joven y pidieron más armas, una pistola Glock 18 y veinte cajas de munición, prosigue el auto del juez.
Además, enviaron tres vídeos en los que aparecía Samir con un machete y Edrissa con un kalashnikov AK-47, diciendo "vais a morir todos" y "por la gloria de Allah". En un tercero hay un individuo desconocido con la cara tapada y sudadera negra con un arma tipo AK-47 leyendo en voz alta, sin que se entienda lo que dice y con fondo musical de cánticos al parecer en árabe, para luego aparecer la Puerta del Sol y el escudo del Dáesh.
De la investigación, el juez concluye que todo apunta a que el supuesto confidente inventó el papel del adoctrinador, pues no se encontró ninguna relación de esa persona con el grupo. "En las investigaciones no se observa momento alguno en el que los investigados profesen aquella ideología. No hay dato alguno que lo avale", zanja Pedraz, quien sostiene que tampoco los vídeos responden a la tipología yihadista.
Ni siquiera fueron publicados salvo un corto espacio de tiempo en Instagram y, pese a buscarlos, no han sido encontrados en redes sociales. Y en cuanto a las armas, el juez no tiene constancia de que el AK-47 sea real ni se sabe quién colocó o compró los cargadores encontrados.