Danis Tanovic: "En 'Hotel Europa', como en la vida, la gente discute de sinsentidos, no de cosas importantes"
- El director bosnio, ganador de un Oscar en 2001, estrena su séptima película
- Una metáfora de las discusiones sin fin de una Europa anclada en el pasado
- RTVE.es entrevista al director de 'Hotel Europa', que se estrena el 3 de febrero
Apenas hora y media de narración en tiempo real y un hotel de Sarajevo como única localización. Esas son las premisas sobre las que el director Danis Tanovic (Oscar a la mejor película de habla no inglesa por En tierra de nadie) construye un microcosmos en el que personajes de la Bosnia actual ponen cara y voz a problemáticas trasladables a cualquier sociedad occidental.
Porque Hotel Europa (Muerte en Sarajevo, en su título original) es eso: un ejemplo local de un problema global. Una amalgama de situaciones y realidades sociales que coexisten paralelamente, sin llegar a tocarse, pero con cierto grado de conexión entre ellas.
“Me parece muy interesante que todos los países mediterráneos compartan las mismas pasiones, las mismas disputas y los mismos problemas”, explica su director, Danis Tanovic, en una entrevista para RTVE.es días antes del estreno (3 de febrero) de una cinta basada en el monólogo teatral Hotel Europa, del escritor, periodista y filósofo francés Bernard-Henri Lévy.
En la película, la Unión Europea organiza un acto en conmemoración del centenario del asesinato del Archiduque Francisco Fernando de Austria a manos de Gavrilo Princip, que desencadenó la I Guerra Mundial. En el mismo hotel confluyen las historias de un ponente francés, el conflicto laboral de los trabajadores del hotel y la disputa entre una periodista y un descendiente directo de Princip por sus ideologías enfrentadas.
Diferentes subtramas de un thriller dramático y político que recorren el edificio desde las oscuridades del sótano y las cocinas, hasta la luminosidad de la azotea, pasando por el lujo de las suites y los pasillos.
Un microcosmos en Sarajevo
El monólogo del VIP francés que prepara el discurso en su habitación fue el texto original de Lévy a partir del cual construyó Tanovic el resto de tramas y personajes. Algunos de ellos se entrelazan, otros acaso coinciden en algún plano, y otros no tienen siquiera momentos de cercanía.
Lamija (Snežana Vidovic) es la joven recepcionista jefe de un hotel en el que la mala gestión de su director, Omer (Izudin Bajrovic), ha llevado a la entidad al borde de la quiebra. El banco, por un lado, y los trabajadores, liderados por Hatidza (Faketa Salihbegovic-Avdagic), la madre de Lamija, por otro, tensan la cuerda generando una escalada de tensión que desencadenará conflictos internos en los propios personajes.
Dicotomías en las que se enfrentan intereses personales y laborales, ideológicos y amorosos. “Es la historia de nuestro pueblo. Nos amamos porque nos parecemos, nos odiamos porque nos parecemos. Es como vernos en el espejo y odiar al reflejo, no a nosotros”, explica Tanovic.
Y eso es, quizá, lo más interesante de la película: el preciso análisis y comprensión de los universos internos que arrastran los personajes y que les impiden mirar hacia adelante. Además, sin duda, de una factura impecable desde el punto de vista técnico, con multitud de planos secuencia que transportan al espectador por las diversas capas y atmósferas de ese microcosmos que dibuja el hotel.
A menos que el espectador tenga especial interés por el episodio histórico de Princip y el Archiduque, y el posterior conflicto de identidades de los países de la antigua Yugoslavia, quizá haya tramos que resulten algo densos. Pero no perderá fuerza si se observan desde una óptica más global, trasladando mentalmente los diálogos a debates que nos resulten más familiares.
Metáfora de una Europa lastrada
“En la película, como en la vida, nadie habla de cosas importantes. Discutimos de sinsentidos: Europa sí o no, derecha o izquierda, nacionalismos… y lo que hace falta son intelectuales, filósofos, pensadores que lean el mundo y nos digan cómo hacer que funcione”, explica el director. "No tenemos respuestas para los enormes cambios que vivimos, seguimos teniendo un pensamiento antiguo", añade.
Sin duda, la carga política e ideológica tiene una gran presencia en la cinta, pero no de manera explícita, sino como telón de fondo. "Quizá haya llegado el momento de renovar los mitos nacionales, pasar por un terremoto sociopolítico para establecer un nuevo orden", opina Tanovic.
"Básicamente, estamos librando una batalla para no acabar como en 1984, de George Orwell". La novela, que habla de un futuro imaginario dominado por el Gobierno autoritario del "Gran Hermano", ha vuelto a colocarse en la lista de libros más vendidos desde la llegada de Donald Trump. "No me extraña. Pero si la gente lo hubiera leído antes, no habrían ocurrido ciertas cosas", puntualiza el realizador bosnio.
En Hotel Europa, como en la vida, es recurrente la discusión a gritos. "Gritarse siempre es muestra de miedo, de falta de entendimiento, de pérdida de control. Todo el mundo grita porque todos tenemos miedo. Los poderosos nos dicen que las cosas van bien, pero solo para algunos, y eso no va a cambiar".
Una conclusión pesimista de la que se justifica el director. "Si tuviera soluciones, las daría. Pero no". Y matiza, con ironía: "de todas formas, el mundo seguirá adelante. Con o sin humanos, pero seguirá".