Hamon, una victoria con muchos interrogantes
- La victoria del ala izquierda del PS rompe el partido por la mitad
- Hamon no tiene peso ni carisma político
- Enmanuel Macron podría obtener votos de socialistas desencantados
Que Benoît Hamon haya ganado las primarias no significa que el Partido Socialista francés tenga más posibilidades ahora de llegar al Elíseo de nuevo. Antes al contrario, esa victoria del ala izquierda del PS rompe esta formación política por la mitad, hace muy difícil la reconciliación interna y se ve humillada por adelantado ante la posibilidad cierta de que muchos seguidores de Manuel Valls den su voto al liberal Enmanuel Macron en las próximas presidenciales.
Benoît Hamon no tiene peso ni carisma político. Le queda muy grande la chaqueta de otros líderes del Partido, como Michel Rocard o François Mitterrand. Su protagonismo fundamental ha sido ser uno de los frondeurs, de esos diputados socialistas que se han colocado enfrente de las reformas impulsadas por Manuel Valls y el presidente, François Hollande, para denunciar especialmente la traición de Hollande a sus promesas electorales de hacer frente a Merkel y a la política de austeridad y de recortes en temas sociales.
Hamon sería, en cierta medida, un Pedro Sánchez francés (aunque mucho más bajo y menos atractivo) que ha intentado renovar el partido con un programa que no ha querido o podido explicar y que al final ha provocado un cisma. Valls ha muerto políticamente en el intento, a pesar de que tenía mucha más experiencia y estatura política.
Convencer a los izquierda y a los Verdes
De Hamon está todo por descubrir. Pero tiene difícil convencer a otro personaje político de calado, el izquierdista Melenchon, y quizá algo menos al líder de los ecologistas, Janick Jadot. Sin embargo, los Verdes en Francia están también muy divididos internamente y carecen de presencia real en un país donde los coches diesel y la escasa conciencia climática son una realidad indiscutible.
EL 23 de abril es la fecha de la primera vuelta de las presidenciales. Entretanto pueden pasar muchas cosas. Aún no está claro si el conservador François Fillon va a salir indemne del "Penelopegate". De momento, sigue sin dar explicaciones convincentes. Macron continúa en la sombra, apoyado por el capital y los bancos , sin desvelar su programa y con la amenaza de revelaciones sobre su homo- o bisexualidad. Marine Le Pen tampoco se está mojando mucho, sabedora de que, incluso sin abrir la boca, gana seguidores día a día.
Los franceses están hartos, sobre todo de los políticos tradicionales, desanimados y deseosos de que el sol salga por Antequera. No temen en estos momentos la ruptura y cada vez más personas confiesan que si en la segunda vuelta el duelo es entre Fillon y Le Pen se abstendrán. El Frente Nacional ganaría gracias al desánimo general.