Los republicanos cambian las normas para esquivar el bloqueo demócrata a dos miembros del gabinete de Trump
- El Comité de Finanzas vota la confirmación de los candidatos a Sanidad y Tesoro
- Los senadores demócratas llevaban dos días ausentándose para impedirlo
- En una maniobra inusual, los republicanos han optado por modificar las reglas
- El pleno del Senado ha confirmado a Rex Tillerson como secretario de Estado
Los republicanos del Comité de Finanzas del Senado de Estados Unidos han modificado las normas para esquivar el bloqueo de los demócratas y hacer avanzar la confirmación de los candidatos del presidente Donald Trump, respectivamente, en una maniobra inusual que revela la división partidista del país y del Congreso.
Ante la ausencia, por segundo día consecutivo, de los senadores demócratas y pese a que el reglamento requiere que al menos un miembro de cada partido asista para que continúe el trabajo de la comisión, los republicanos reunidos en la sala de audiencias han aprobado por unanimidad cambiar las reglas y, de este modo, han dado el visto bueno a ambos, sin que ningún demócrata estuviera presente.
"Es solo otra forma de avanzar con los nominados del presidente", ha justificado el presidente del comité, el senador republicano por Utah Orrin Hatch. Los republicanos han recurrido a esta opción después de que los demócratas se negaran a asistir a una votación sobre los nominados durante dos días consecutivos, argumentando que ambos aspirantes habían hecho declaraciones dudosas ante los legisladores sobre situaciones comprometidas de su pasado.
A la espera de la confirmación en el pleno
En el caso de Price, los demócratas reclamaban que Hatch diera más explicaciones por la supuesta compra de acciones de unas farmacéuticas que realizó días antes de apoyar una legislación en el Congreso que las beneficiaría, por lo que creen que pudo hacer un mal uso de información privilegiada.
Sobre Mnuchin, requerían más datos sobre su trabajo al frente del banco OneWest, que dirigió después de la crisis financiera y en el que ejecutó numerosos desahucios con dudas prácticas financieras.
Ambos nominados deberán ahora ser confirmados por el pleno del Senado, mientras las tensiones partidistas sobre el gabinete de Trump son cada vez mayores a la luz de sus últimas decisiones ejecutivas, como la orden migratoria para vetar la entrada al país de los ciudadanos de siete países musulmanes.
Rex Tillerson, nuevo secretario de Estado
Quien ya ha superado todos los filtros es el empresario petrolero Rex Tillerson, al que el pleno del Senado ha confirmado, en una votación muy ajustada, como secretario de Estado, el puesto más relevante del Gobierno estadounidense tras el presidente y el vicepresidente.
Con 56 votos a favor y 43 en contra, Tillerson ha logrado el consentimiento de la Cámara Alta después de salir airoso en el voto previo del Comité de Relaciones Exteriores, donde sus vínculos con Rusia le pusieron en aprietos: los senadores republicanos John McCain, Lindsay Graham y Marco Rubio expresaron sus preocupaciones sobre las posturas de Trump hacia Moscú y las comprobadas relaciones de Tillerson, exconsejero delegado de Exxon Mobile, con el Kremlin, pese a que finalmente apoyaron su candidatura.
Tillerson, de 64 años, tomará las riendas de la diplomacia estadounidense en unos momentos delicados para el país, después de la brecha abierta con México tras la confirmación de la construcción del muro en la frontera, las suspicacias que ha levantado Trump en la Unión Europea y la difícil situación en Oriente Medio, agudizada por el veto migratorio.
Resistencia en el seno del cuerpo diplomático
Las protestas por el veto migratorio en el seno de las propias instituciones estadounidenses sigue creciendo y ya son alrededor de un millar, un número inusualmente alto, los diplomáticos estadounidenses, que han firmado un documento presentado en el Departamento de Estado para protestar contra la medida.
"El Departamento de Estado puede confirmar que hemos recibido este 31 de enero el cable que expresa la disconformidad" de los diplomáticos, ha indicado una fuente de esa agencia estadounidense, que no ha querido especificar el número de firmantes "para poder respetar el proceso que permite" a los funcionarios de la agencia "expresar sus preocupaciones" en el llamado "canal de discrepancias" del Departamento de Estado, establecido para registrar las opiniones disconformes sobre ciertas políticas.
Sin embargo, según varios medios estadounidenses, entre ellos el diario The New York Times, el documento ha reunido alrededor de mil firmas de los casi 19.000 empleados del Departamento de Estado en todo el mundo, una cifra muy superior a la del resto de cables publicados en el "canal de discrepancias" en los últimos años.
Dicho canal se mantiene desde la guerra de Vietnam (1955-1975) para que los empleados puedan expresar su disconformidad a las altas esferas de la diplomacia estadounidense sin temor a represalias, y los documentos allí archivados deben recibir una respuesta oficial en un plazo de entre 30 y 60 días.
Pese a esa larga tradición, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, criticó duramente este lunes a los firmantes del documento, al asegurar que "deberían o bien ajustarse al programa o irse" de sus puestos en el Gobierno. Un problema que tendrá que gestionar Rex Tillerson una vez sea confirmado como nuevo jefe de la diplomacia estadounidense.