Capitán Cobarde, el folk de sur a sur por una 'Carretera vieja'
- El cantante y compositor sevillano presenta su segundo disco de música folk
- En 2015 cambió de proyecto y estilo tras cinco discos como Albertucho
- En Carretera vieja bucas dar forma a un concepto nuevo, el nuevo folk andaluz
“Somos lo que comemos”. Así explica Capitán Cobarde, anteriormente conocido como Albertucho y de nombre real Alberto Romero, su evolución hacia lo que él ha dado en llamar nuevo folk andaluz.
Después de diez años y cinco discos de rock bajo el brazo con su anterior nombre artístico, el sevillano se encontró a sí mismo transitando los senderos rurales del folk estadounidense.
“Fue una evolución muy natural, por inquietud. De repente te ves un día en casa tocando folk, es la música que consumo a todas horas, me apasiona”, comenta Capitán Cobarde en una entrevista con RTVE.es.
Un género al que llegó a través de Kiko Veneno, que le introdujo a la música de Bob Dylan, y Albert Pla, que le dio a conocer a Lou Reed. “A partir de ahí, todo son conexiones”. Y de ahí pasó a publicar, en 2015, el primer trabajo de este nuevo proyecto. Homónimo, en directo y recorriendo los caminos del folk y bluegrass “más puro, más Kentucky, puro Bill Monroe”, asegura.
Y el 10 de febrero presenta su nuevo álbum, Carretera vieja, con un sonido más moderado y moderno, con influencias que van desde Triana a The Beatles, pasando por Edward Shape & the Magnetic Zeros y Calexico, aunando las palmas, cajones y guitarras españolas con los banjos, mandolinas y contrabajos.
El nuevo folk andaluz
No se puede decir que haya en España una escena potente de música folk. Más bien al contrario. Las referencias conocidas son escasas, pero, eso sí, de una gran calidad, con los burgaleses La M.O.D.A. (La Maravillosa Orquesta Del Alcohol), como gran referencia. “En el País Vasco están Moonshine Wagon, que hacen bluegrass, y en Extremadura Pepe Peña and the Garden Band”, suma Alberto, que asegura querer ir un paso más allá.
“No quiero perder la identidad sevillana. Aunque el sonido sea americano, quiero homenajear mis raíces en un concepto nuevo, el nuevo folk andaluz”, explica Capitán Cobarde sobre el sonido de este nuevo trabajo, producido por Dani Alcover.
Una esencia andaluza que han ayudado a conservar algunos de los colaboradores que le han acompañado recorriendo esta Carretera Vieja. Juanito Makandé, El Canijo de Jerez (ex Delinqüentes) o el también sevillano Astola, además del madrileño Depedro, amigos y compañeros de Alberto, participan en el disco de manera diferente y subyacente, con guitarras, coros, palmas y cajones. “No es la colaboración típica, se han implicado para darle su personalidad y sus colores”, apunta.
Eso hace que este trabajo sea “menos purista que el anterior, este tiene más fantasía, tiene más Beatles, más Sargeant Pepper, he metido melotrones, pizzicatos espaciales, ese rollo del Magical Mistery Tour. Pero en el bluegrass”, explica el artista sevillano.
Y lo ejemplifica con una de las canciones del disco, "Enano de ojos tristes", que “es un tema folk, con estribillo bluegrass, pero con mucho Beatles. Ese punto que quiero lograr con ese nuevo folk andaluz. Que tiene un algo de tanguillos, pero con esa producción americana que tanto me gusta”. Lo mismo ocurre con Aire, donde las palmas flamencas y guitarras españolas se funden a la perfección con el delicioso pedal steel de Depedro.
De disfrutar del camino y la carretera
No hay más que escuchar "Hay un sitio", el primer sencillo de este Carretera Vieja para empaparse del mensaje esencial que destila este sevillano. Sus canciones dejan, por lo general, un poso de optimismo, pero también hay rincones oscuros "En el ángulo muerto", una canción de José Ignacio Lapido elegida para este disco, porque “tiene una letra, una melodía y una fuerza… Es un monumento, necesitaba versionarla”, comenta Alberto.
“En general te quedas con el aspecto positivo, pero hay muchos mensajes detrás”, explica el sevillano, hablando de canciones como “El buen villano”, “cuando te sientes el malo de la historia y no lo entiendes y te defiendes”. Y también hay lugar para la reivindicación de la memoria histórica en la dolorosa y emotiva “Una flor”, canción para “los que murieron en la guerra, o los que perdieron la vida”.
Pero la mirada de Alberto es siempre luminosa y hacia adelante, y en A volar reivindica “los nuevos despertares, el saber dejar las cosas atrás. En la vida tropezamos diez mil veces y en ocasiones no sabemos levantarnos. Los lastres y las neuras que tenemos no nos dejan disfrutar del camino, pero hay que alzar el vuelo, porque estamos aquí solo unos pocos años”.