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Raúl Arévalo, todos sus caminos conducen al Goya

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Imagen del rodaje de 'Tarde para la ira'
Imagen del rodaje de 'Tarde para la ira'

Siete de la tarde y Raúl Arévalo tiene todo listo para rodar. Los personajes interpretados por Antonio de la Torre y Luis Callejo llegan a un barrio. En el guion, preguntan a dos niños. Surge un problema: no ha llegado un permiso para rodar con niños. No hay secuencia. “Llamé a mi primo, que es policía en Móstoles y a un taxista de Vallecas del que me había hecho amigo”, recuerda Arévalo. “E hice una cosa baratuna que aprendí de un director de teatro: me metí en el baño a pensar”. Al salir, preguntó al taxista: “¿Qué dirías tú en tu época de quinqui a dos tíos que llegan al barrio?”.

Es el inicio de la ya mítica secuencia del gimnasio de Tarde para la ira. Y un ejemplo de que Raúl Arévalo (Móstoles, 1979) llegaba al viaje de la dirección con las maletas muy cargadas. Ovación en Venecia, premios en los Forqué, Feroz, Días de cine, Círculo de escritores. Todos los caminos conducen al Goya para Tarde para la ira. ¿Un novato imponiéndose ante Almodóvar, Bayona, o Alberto Rodríguez?

Raúl Arévalo dirigiendo 'Tarde para la ira'. noticias

Cuidado. Raúl Arévalo puede ser el principiante más preparado de la historia del cine español. El cineasta lleva una década viviendo en los platós. Y casi el mismo tiempo rumiando su sueño sobre rodar una historia de venganza. Resultado: Arévalo se ha formado con los mejores profesionales del país.

“Iba como un friki, hablando con cada miembro de cada departamento que me interesaba. Haciendo mil preguntas, iba ganando vocabulario”, explica a RTVE.es. Preguntas de fotografía, de arte, buscando una textura de vestuario concreta, o un sonido aparentemente casero pero limpio. El cuidado realismo de barrio y de pueblo de la película fue mascado durante años.

Curiosamente, Arévalo ha trabajado para tres de los directores con los que compite a mejor película: Almodóvar, Alberto Rodríguez y Rodrigo Sorogoyen.

“Los tres son grandes directores de actores. Con Sorogoyen (8 citas, 2008) fue su primera película y todavía era inexperto con los actores; Almodóvar (Los amantes pasajeros, 2013) es tan auténtico y único que su forma de hacer es irrepetible, tiene una forma de expresarse, con tanto sentido del humor, que es incluso difícil de imitar; y Alberto (La Isla Mínima, 2014) es un cómplice absoluto para mí, del que he aprendido mucho del thriller y del cine negro”.

Rodaje de 'Una tarde para la ira' noticias

Cita a su amigo Daniel Sánchez-Arévalo como uno de los grandes directores de actores con los que ha trabajado. Pero también su experiencia teatral, desde sus inicios amateur pasando con sus trabajos con Andrés Lima (Urtain, Fastaff). “Desde que hacía teatro con Cristina Rota y hacíamos La katarsis del tomatazo, tenías que resolver cosas en el último momento y eso te da callo”.

También tiene buenas palabras para Antonio Banderas (que le dirigió en El camino de los ingleses, la segunda película de Arévalo) y su forma de crear una comunidad. “Banderas hablaba 24 horas al día sobre cine y referentes. Nos llevó un mes a Málaga antes de rodar y se preocupó mucho de conocernos a todos para saber nuestra formación y de qué pie cojeábamos. Nos trataba con mucha mano izquierda sin imponer su criterio”.

Aprender sin descanso para lograr algo de las películas que admira, como Los santos inocentes o El crimen de Cuenca, y de los cineastas de los que bebe: Carlos Saura, los 'violentos' Sam Peckinpah y Jacques Audiard, y los 'realistas' Cassavetes o los hermanos Dardenne.

Arévalo ya tiene un Goya (Gordos, 2009) y tres nominaciones más (Siete mesas de billar francés, La noche de los girasoles y La Isla Mínima).“Quiero seguir dirigiendo, pero soy principalmente actor”, puntualiza. Y, en las tres películas que ha rodado tras dirigir Tarde para la ira, reconoce que ha aprendido “a respetar todavía más si cabe el trabajo del director”.